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SESION EN 1.° DE OCTUBRE DE 1845

ANEXOS

Núm. 169

Estando pendiente en el Senado la discusion del presupuesto de los departamentos que están a mi cargo, i siendo indispensable por este motivo mi concurrencia a aquella Cámara, no podré tener el honor de presentar personalmente a la de Diputados la Memoria relativa a los ramos de Guerra i Marina de que debo dar cuenta al Congreso, con arreglo a lo prevenido en él artículo 88 de la Constitucion, i que tengo la honra de incluir a US. a fin de que se sirva presentarla a S. E. el Presidente de esa Cámara, para los fines consiguientes.

Dios guarde a US. — Santiago, Octubre 1.° de 1845. — Santiago Aldunate. Al señor Secretario de la Cámara de Diputados.


Cuando de cuenta en el año próximo anterior, del estado de la administracion pública en los ramos anexos al departamento de Guerra i Marina, que está a mi cargo, informé al Congreso de las mejoras que de algun tiempo a esta parte se han ido introduciendo en los cuerpos del ejército, así en su disciplina como en la administracion de sus fondos

Me es satisfactorio decir ahora al Congreso que el espíritu de perfectibilidad que inspiran estas mejoras, se arraiga cada vez mas, alejando el temor de que pudiese ser una de aquellas ráfagas transitorias de entusiasmo, que suelen aparecer a veces en instituciones de este jénero. Las mejoras llevan una marcha constante, firme i regular, que el Gobierno mira con singular complacencia, i que promete para un tiempo no mui lejano, una reforma completa en los defectos, que la prescindencia con que se ha mirado ántes la carrera de las armas, habia hecho radicar en nuestro ejército.

La oficialidad es en jeneral mas ilustrada que en otro tiempo, mas conocedora de sus deberes militares i políticos, i está mas en contacto con la ser e Ind a cuyo servicio se consagra. La tropa infinitamente mas arreglada en sus costumbres, i mas ceñida a los hábitos de subordinacion i disciplina que en anteriores épocas, es ahora aleccionada en los ramos de lectura i escritura, mediante las escuelas que se han establecido con este fin en la ma*or parte de los cuerpos. Este aprendizaje es tanto mas recomendable cuanto que la estremada reduccion que se ha hecho de las plazas del ejército en los últimos años, obliga a una fatiga incesante a los cuerpos de todas armas,cualquiera que sea el lugar en que residen, i deja apénas un breve tiempo al descanso que se roba en gran parte para dedicarlo a aquella ocupacion estraña.

Hablándose del recargo del servicio con que está abrumado el ejército, es justo que llame la atencion del Congreso hácia este punto de donde parten algunas de las dificultades que hoi se notan en la administracion. Dos mil doscientas plazas, es en efecto un número notoriamente reducido para cubrir nuestra estendida costa marítima i la frontera territorial de los indíjenas, i para hacer el servicio de guarnicion en las poblaciones interiores; mucho mas si se considera que aquel número está de ordinario reducido considerablemente por las deserciones inevitables miéntras dure la actual condicion miserable del soldado i las enfermedadades destructoras que se han apoderado de la masa de nuestro pueblo[1]. Resulta de aquí el alejamiento de los que pudieran sentar voluntariamente plaza en el ejército, único medio legal que existe para reemplazar las bajas; la imperfeccion con que se atiende a muchos de los objetos encomendados a la vijilancia de la clase militar; la precision de emplear con demasiada frecuencia la guardia cívica i, lo que no es ménos digno de sentirse, el abandono que hacen del servicio.

Cumplida su contrata, individuos que habian completado su instruccion militar i estaban ya habituados, a fuerza de padecimientos, a la vida laboriosa i estrecha del soldado, nuestro pequeño ejército necesita mas que otro alguno de ser, en toda su estension, veterano; sólo las prendas guerreras que posea pueden valerle en defecto de su número, así miéntras permanezca al frente de los indios bárbaros, sosteniendo la inmunidad de las fronteras, como cuando sea llamado a servir de base para un gran cuerpo de tropas que las circunstancias pudieran exijir. En vano se ha esforzado el Gobierno en satisfacer las reclamaciones que sobre este particular han hecho las autoridades que están tocando la gravedad del recargo, i los jefes tambien de los cuerpos que logran apénas algunos pocos dias francos para dedicarlos a ejercicios doctrinales.

  1. De las 2,256 plazas de que debe constar el ejército permanente, segun la lei de 30 de Octubre de 1844, sólo existen 2,044, habiendo producido las deserciones 1 muertes una baja de 212 hombres que no se ha podido reparar.
    El término medio de los desertores i enfermos en los últimos años ha sido:
    DESERTORES

    1843 1844

    En los cuerpos que están de guarnicion en Santiago ... 32 26 %

    En Valparaiso ... 35 33 "

    En Concepcion ... 5 13 "

    En Valdivia ... 1 ... "

    En Chiloé ... 1 ... "

    ENFERMOS

    1843 1844

    En Santiago ... 19 19

    En Valparaiso ... 7 7

    En la provincia de Concepcion ... 9 9 "