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CÁMARA DE DIPUTADOS

remite con su aprobacion a la de Diputados, i atendida la urjente necesidad que reclama la pronta adopcion de un establecimiento donde se provea la poblacion del primer artículo de consumo, sin oponerse a los graves inconvenientes con que se hace en el dia su distribucion en los mercados, opina que debe la Cámara igualmente su aprobacion a aquel proyecto en los mismos términos que lo ha aprobado la de Senadores.

Sala de la Comision, Santiago, Julio 5 de 1845. — Santiago Gandarillas. - P. Palazuelos. — José N. Sánchez. — P. García de la Huerta.


Núm. 51

La Comision de Hacienda, teniendo a la vista la necesidad que hai de reformar el peaje existente en el camino de Valparaiso i de establecer otro nuevo en los caminos cuya construccion i conservacion no pueda costearse sin el ausilio de la espresada contribucion, no ha vacilado en proponer a la Cámara la aprobacion del proyecto de lei que somete a su deliberacion el Presidente de la República.

Sala de la Comision, Santiago, 5 de Julio de 1845. — V. García de la Huerta. - José N. Sánchez. — Pedro Palazuelos. — Santiago Gandarillas.


Núm. 52

Soberano Señor:

Juan Francisco Zegers, con el mas alto respeto ante Vuestra Soberanía me presento, por tercera vez, para implorar de su justicia i magnanimidad el despacho de la solicitud que presenté en el año de 1843 i que aun se halla sin resolver.

Como nada tengo que agregar a lo espuesto en ella, i juntamente con la segunda que dirijí a Vuestra Soberanía el año próximo pasado, me limitaré a reclamar la atencion de Vuestra Soberanía acerca de mi triste situacion despues de catorce años largos de verme privado de mi destino de oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores sin motivo alguno i sin que se me haya dado otro destino, a pesar de repetidas slicitudes i promesas formales de hacerlo.

Por lo tanto, a Vuestra Soberanía humildemente suplico se digne hacerse cargo de mis circunstancias i la justicia que me asiste para en su consecuencia resolver acerca de mi precitada solicitud lo que en su rectitud i conciencia estime por mas conveniente.

Es gracia que imploro. — Juan Francisco de Zegers.


Núm. 53

Soberano Congreso:

Doña María García, viuda del teniente de ejército don Manuel Henríquez, ante Vuestra Soberanía, con la mayor sumision i respeto digo: que, colocada en el dia en la mayor miseria, i lo que es mas, rodeada de familia sin tener con qué sostener ésta del alimento diario i preciso para subsistir. En situacion tan lamentable no me queda mas amparo que ocurrir a Vuestra Soberanía a fin de que, tomando en consideracion los motivos que llevo espuestos, se digne concederme alguna pequeña pension para remedio de mis desdichas.

Mi esposo, Soberano Corgreso, sirvió a la patria con la honradez propia de un buen soldado, como lo acreditan los documentos que reverentemente acompaño, por los cuales se manifiesta que aquel hijo de la nacion, sirvió en la campaña restauradora del Perú, i por la cual Chile goza en el día un lugar distinguido entre las naciones civilizadas; i no es justo que la viuda e hijos del teniente Henríquez pertzca en la miseria i tenga por precision que mendigar el pan de que necesita para vivir.

En esta virtud, a Vuestra Soberanía suplico se digne declararme acreedora a la pension que sea del grado i como gracia que espero alcanzar de Vuestra Soberanía. A ruego de doña María García, José P. Muñoz.


Núm. 54[1]

Las sesiones parlamentarias que publicamos en nuestras columnas toman cada dia un interes mayor, i dan a la administracion presente un brillo i solidez de que carecieron las pasadas, ya porque faltase publicidad a los trabajos de nuestros cuerpos lejislativos, ya porque rara vez se han hallado tantos i tan buenos oradores reunidos en la lejislatura.


El discurso del señor Irarrázaval que inserta mos en nuestro número de anteayer, es una produccion digna de aquel noble ex Ministro, i las razones aducidas por tantos otros oradores para rechazar la mocion del señor Lazcano sobre quiebras, muestran el espíritu de que está animada nuestra sociedad.

Debemos hacer notar como un carácter distintivo de la época que alcanzamos, el espíritu organizador i reglamentario de que se hallan poseidos nuestros primeros hombres, ya formen o no parte de la Administracion. Muchas veces nos hemos quejado de la poca actividad de los trabajos lejislativos, pero sin de

  1. Este artículo ha sido tomado de El Progreso del 17 de Julio de 1845, núm. 836. — (Nota del Recopilador)