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CÁMARA DE DIPUTADOS

ve i tres cuartos de la noche, quedando en tabla para la inmediata, el proyecto de nueva planta i dotacion de los individuos del cuerpo de injenieros civiles, el de venta de piezas de artillería, el de fallidos, la conclusion del de Estadística i el de balcones. — IRARRÁZAVAL. — R. Renjifo.

SESION EN 7 DE JULIO DE 1845[1]

Aprobada el acta de la anterior, se leyó un oficio del Presidente del Senado comunicando que aquella Cámara, habiendo tomado nuevamente en consideracion el proyecto de autorizacion al Presidente de la República para que dicte una ordenanza que determine los deberes de amos i sirvientes, ha resuelto insistir en su anterior acuerdo por mayoría de diez votos contra uno; cuyo asunto quedó en tabla para ser considerado oportunamente.

En seguida se dió cuenta de dos solicitudes particulares: una de don Juan Francisco Zegers en que pide por tercera vez se despache por esta Cámara la solicitud que tiene pendiente ante ella del año 43, i la otra de doña María García, viuda del teniente de ejército don Manuel Henríquez, pidiendo una pension; a la primera se acordó poner el siguiente decreto:

"Téngase presente, agregandose a sus antecedentes; i la segunda se mandó pasar a la Comision de Peticiones. Despues de esto se leyeron tres informes de la Comision de Hacienda: el primero sobre el acuerdo del Senado para establecimientos de mataderos públicos en esta capital; el segundo a consecuencia del proyecto de lei presentado por el Ejecutivo para modificar i etablecer los derechos de peajes de los caminos públicos i el tercero, en la solicitud don Nicolas Jiménez en que pide se le aumente su sueldo como teniente primero del Resguardo de la Factoría Jeneral de Santiago; cuyos tres asuntos quedaron en tabla.

Se puso despues en discusion el proyecto sobre balcones, presentado por el señor Diputado Cifuentes, que se aprobó en jeneral por 24 votos contra 9. En seguida púsose en discusion particular el artículo 1.º del proyecto sobre enajenacion de algunas piezas de artillería.

El señor Arteaga. — La necesidad, señores, de poner nuestros puertos en estado de defensa no solamente para ataques consiguientes al estado de guerra sino tambien para impedir los desacatos no poco frecuentes de los buques estranjeros, es tan jeneralmente reconocida que parece incuestionable saber atenderse a esta exijencia sin pérdida de tiempo. Ella es tal, que a mi juicio no deberia esperarse la venta de cañones propuesta por el Gobierno, sino autorizarlo desde luego para que invirtiese la cantidad que hayan de producir en la compra de los que se necesitan de otros calibres, porque la realizacion de la venta propuesta está sujeta a retardos que podrian comprometer la seguridad del pais en caso de una guerra inesperada.

Contrayéndome al proyecto diré que lo hallo útil, económico: lo primero, porque los cañones que deben enajenarse no conviene conservarlos, porque la mayor parte son inútiles, unos i otros de calibres irregulares, cuyo servicio ofrece inconvenientes; económicos, porque se va a aprovechar un capital muerto, para llenar con él una necesidad indispensable i que la nacion no puede dispensarse del gasto que demandan. Ademas cada cañon de bronce de 24 que va a venderse debe producir aproximadamente 1,200 pesos, al paso que tres de fierro de sesenta i ocho sólo importan 1,033 pesos a razon de 345 cada uno.

Así habremos obtenido casi toda la artillería que necesitamos por ahora sin que el Erario desembolse cantidad alguna. Debe tenerse presente tambien en favor de la idea del Ejecutivo, la superioridad de los cañones a la pecsan, que son los que deben comprarse, pues los proyectiles que arrojan causan tal estrago, que puede decirse sin exajeracion, que uno solo producirá mayor efecto que el que puede esperarse de una batería de cañones comunes. Bajo cualquier aspecto que se considere el proyecto que se discute, se hallarán ventajas en su favor, siendo la principal para la nacion armarse de un modo igual a los enemigos que pueden combatirla; pues continuando con los actuales cañones de plaza que tenemos, cuando llegue el momento de servirnos de ellos, gastaremos mucho pólvora para hacer poco daño a los buques que ataquen. Soi, pues, de parecer que la Cámara debe aprobar el proyecto en atencion a las ventajas que de él resultan.

Quedó para segun la discusion.

Se puso en segunda discusion el artículo 1.º del proyecto del señor Lazcano.

El señor Palazuelos. — Yo, prescindiendo del mérito que tengan las razones alegadas en la sesion anterior en pro o en contra del proyecto que discutimos, me ha parecido que mui bien pudiera... o mas claro, que debemos dar otro jiro a nuestras ideas sobre la materia. No es lo que importa saber qué cosa han sido o cómo se han portado las personas que hasta ahora han hecho quiebras en Chile; digo que esto me es mui indiferente. Quiero suponer que hayan sido todos inocentes, porque para dictar una lei que ponga término a los males que proce len de la naturaleza peculiar del pais, sus costumbres; mas claro, atendido el destino particular a que ha consagrado su actividad; digo, pues, que para dictar una lei ceñida a todas estas consideraciones, que son las únicas que deben obrar a mi

  1. Esta sesion ha sido tomada de El Progreso del 15 de Julio de 1845, núm. 834. — (Nota del Recopilador.)