Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXVII (1845).djvu/434

Esta página ha sido validada
434
CÁMARA DE SENADORES

remediar, porque está en la naturaleza íntima de las cosas.

Mas bien que ir a buscar la influencia del Ejecutivo en una renta dada a un empleado por el servicio que al Estado presta, oftndierdo así la dignidad humana, debiera ir a rastrearse con mas seguridad en las ideas políticas que animan a los representantes de la nacion i a los miembros del Ejecutivo i de seguro que allí se encontrarían verdaderas influencias, que nacen de la conformidad de miras, de intereses i opiniones. Hallaríase entónces que una Cámara, cuya mayoría sale del mismo color político que el Presidente, ha de dejar necesariamente traslucir las influencias que esperimenta.

Pero esta es la condicion normal de las repúblicas, que elevan cada cinco años en una Presidencia i en una Cámara el principio político sostenido por una mayoría triunfante en las elecciones; hasta que en un segundo quinquenio otra mayoría, si la hai, hace surjir el principio contrario: a diferencia de las monarquías, en que siendo inamovible el depositario del poder, la influencia política sube de la Cámara al Ministerio que ella ha elevado desde su seno.

Verdad es que todas estas filosofías son griego para ciertos escritores, que saben mui bien que hai tres poderes independientes; porque así lo enseñaron Montesquieu, Bentham i Constant; porque así está consignado en la redaccion de todos los códigos, i porque nadie se opone a que haya tres poderes, con tal que no se quiera hacer de ellos tres entidades, hostiles e irreconciliables, en lugar de simples manifestaciones de un poder, que es la sociedad.


Núm. 182 [1]

No es nuestra intencion ciertamente hablar de ellas i de sus funciones como cuerpo existente puesto que dias ha se hallan en receso; ni ménos queremos enumerar de nuevo sus trabajos de todo el año cuya utilidad i trascendencia nadie niega.

Lo único que nos proponemos ahora es decir nosotros también dos palabras sobre la cuestion que debatió con tanto brillo la Redaccion anterior i que medio han levantado nuevamente en dias pasados el Orden i la Gaceta; esto mismo no de ningún modo por espíritu literario, sino porque deseamos poner al frente nuestra fe política toda entera i sin rebozo para los dias en que nos sea preciso juzgar por ella no queriendo hacerlo jamas por otra los sucesos a que dé lugar la crisis electoral.

Respetuosos para todas las opiniones constitucionales no podemos ménos de confesar que este respeto no nos lleva nunca a sujetar las nuestras ni a las que revisten el prestijio de los nombres de sus partidarios ni tampoco a los que se atraen aplausos necios a fuerza sólo de exajerar las cosas.

El periodista para nosotros no es un escritor de teorías, mas o ménos lucidas, sino un aplicador escrupuloso de lo que es factible, un verdadero comentador de los hechos que no habla sino ron ellos a la vista.

¿Que son pues, para comenzar de lleno, las Cámaras en todo sistema representativo?

¿Son el poder soberano, único, dominador, o no son mas que un poder subalterno del Estado que como los otros está subordinado a esa ficcion que se designa con la palabra Estado cuando se quiere hablar del cuerpo, o Gobierno cuando se quiere aludir especialmente a su administración?

No se ocurra para respondernos, ni a epopeyas envejecidas ni a las lucubraciones fantásticas de los filósofos que han escrito para muchos siglos despues, si es que han escrito para la humanidad; porque en este caso, nosotros tambien declararíamos que tenemos ídolo, como ellos, que adoramos en secreto i que no les va en zaga probablemente. Una convencion única, suprema, numerosa i de la que los demás poderes sociales no sean sino brazos que se muevan a su voz hercúlea: he ahí nuestro sueño mas querido, i la única hipótesis gubernativa que tiene quizá la virtud de asaltarnos sin que plegue nuestros labios al momento una sonrisa de desconfianza o amargura. Pero ¿este sueño es posible, no decimos en América, en Europa mismo? No, absolutamente; i para convencerse de ello no hai mas que recordar un hecho elocuente que habla todavía. Nos referimos a la revolución francesa del año treinta que, aun despues de medio siglo, no se ha sentido capaz de reproducir la convención de feliz memoria, i despues de la cual todo ha ido a parar otra vez en el sistema representativo como lo esplicaba Benjamín Constant i ántes que él la escuela doctrinaria de Inglaterra.

Dejemos entónces a un lado todas esas teorías que no son hasta aquí mas que sueños deliciosos, nuestro objeto presente no debe ser preparar la humanidad a destinos mas altos (somos mui pigmeos para esta obra de jigantes); sino simplemente tratar de la rotacion administrativa que imprimen al cuerpo social los diferentes poderes constitucionales en que se divide la unidad del Estado bajo el sistema representativo i que a la par de las demas naciones civilizadas forma hoi igualmente nuestra manera de existir.

Ahora bien, ¿qué es lo que nos dice esta rotacion, no sólo en nuestro pais sino en todos los paises donde se vive bajo la éjida de instituciones parecidas? ¿Qué es, en otros términos, lo que

  1. Este artículo ha sido tomado de El Progreso de 20 22 de Noviembre de 1845, núms. 942 i 944. —(Nota del Recopilador).