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CÁMARA DE SENADORES

i cinco pesos en Santiago, i sin considerar que los sueldos de los empleados deben variar en razon a los puntos donde están, se les da lo que se acordó para los puntos donde todo es mas caro.

De suerte que muchas plazas de dotacion están varantes i se llama a las personas a quienes se quiere favorecer, en calidad de ausiliares, dándoles los trescientos sesenta i cinco pesos.

De este abuso yo no culpo a las autoridades superiores de Santiago sino a las de las provincias, i es preciso remediarlo.

El señor Presidente. —Me es sobre manera sensible que en cada ítem del Presuputsto haya que discutirse esta partida de ausiliares i por eso habia indicado al tratar del primer Presupuesto, que se aprobaran estos ítem sin perjuicio del proyecto de lei que ha presentado la Comision sobre los ausiliaies; porque si discutimos este punto con los demas no acabaremos nunca. Yo creo pues que sin perjuicio de ese proyecto de lei, se pueden aprobar todas las partidas de ausiliares como la presente.

El señor Ortúzar. —Creo lo mas conveniente el reservar este ausiliar porque, como dice el señor Presidente, de lo contrario se demorará la discusion i despacho de los Presupuestos que es tan urjente.

Se aprobó la partida por unanimidad con esa condicion.

Aprobóse tambien la partida trece de gastos de la Aduana, Tesorería i Resguardo de la Serena; la catorce de la Aduana i Resguardo del Huasco; la quince de la Aduana i Resguardo de Copiapó; la dieciseis de la factoría jeneral i Resguardo del Estanco; la diecisiete de la factoría del Estanco de Valparaiso; i la dieciocho de la factoría provisoria de Talcahuano.

Puesta en discusion la partida diecinueve, que contiene los gastos del Resguardo de la Cordillera en la Serena dijo:

El señor Presidente. —En obsequio a la justicia i del mejor servicio debo hacer aquí una indicacion. En el Resguardo de la Cordillera del Norte para evitar el monopolio había allí un comandante cuyo empleo recayó en un sarjento mayor de Ejército. Salió éste i ha quedado el comandante con igual sueldo al de los demas guardas, que es de seiscientos pesos. El actual ha reclamado, i el Gobierno no ha despachado aun. Pero parece una inconsecuencia mui chocante que el comandante del Resguardo tenga el mismo sueldo que los demás empleados subalternos i yo creo que es preciso señalarle por lo ménos mil doscientos pesos.

El señor Egaña. —¿Pero no hai un espediente siguiéndose sobre esto?

El señor Presidente. —Hace mas de un año a que se ha reclamado i yo he informado sobre este asunto; pero despachados que sean los Presupuestos, ya no se podria nacer nada.

El señor Egaña. —Entónces podria acordarse que hasta que se presente por el Gobierno un proyecto de lei sobre el particular, se le señalan mil pesos anuales.

La Sala convino en esta indicacion por unanimidad.

Se aprobaron tambien por unanimidad la partida 20, que contiene los gastos del Resguardo del Estanco del Huasco Alto i la veintiuna sobre gastos en compra de especies estancadas.

Puesta en discusion la veintidos, que señala los gastos de gratificaciones por la venta de especies estancadas, papel sellado, patentes, impresiones i catastro, se leyó el dictámen de la Comision acerca de que no se abonen a los empleados de las factorías de Santiago i Valparaiso dichas Comisiones, que por ahora ascienden a la suma de setenta i un mil cuatrocientos dos pesos cinco reales.

El señor Presidente. —Yo haré presente a la Sala el motivo de estas comisiones. En la factoría de especies estancadas, fuera del Factor, conservan los demás empleados las mismas dotaciones que tuvieron cuando el Estanco fué de cuenta particular. El Gobierno creyó despues conveniente asignarles un premio que se reparta entre todos los que trabajan; i éste es el oríjen que tienen las tales Comisiones. Pero es preciso advertir que a estos empleados se les aumentó el trabajo i la responsabilidad de fianza, por cuyo motivo el Gobierno les señaló ese premio que es diferente en muchos casos.

El señor Egaña. —La Comision se ha fundado para esta observación, en primer lugar, en principios de justicia, i en segundo, en motivos de conveniencia pública. No se habla de aquel premio que reciben los que sólo tienen por recompensa de su trabajo este emolumento, como son los espendedores. Se habla solamente de aquellos empleados que tienen dotacion fija, i permanente, i que a mas de su dotacion tiran una comision por la venta o recoleccion de patentes, catastro etc. Se habla del mayor trabajo en la oficina, pero es preciso ver que el trabajo que tienen los empleados en la venta de patentes, etc., no es una cosa estraordinaria; es una ocupacion ordinaria, uno de los cargos con que entran a poseer el empleo. La conveniencia pública exije que estos empleados que tienen i deben tener sus rentas permanente, no tengan tales premios. Nuestras leyes patrias quitaron iguales emolumentos de la tesorería jeneral; esta jiraba un tanto por ciento sobre varios ramos i sin embargo se halló por conveniente quitarlos i dejar a los empleados sujetos a sueldo fijo i nada mas. Así es que no se puede concebir por que en esta oficina hai unos emolumentos particulares sobre las ventas de ciertas especies, los cuales ha creído justo la Comision que se estingan.

El señor Presidente. —Yo siempre aplaudiré el celo de la Comision, porque aun cuando me parezcan impertinentes sus observaciones, ellas