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SESION EN 2 DE ENERO DE 1845

Si la Gaceta tiene una manera de ver las cosas, ¿por qué niega al progreso la suya propia tan uniforme, tan constantemente la misma en todas las épocas de la actual redaccion?

¿Si hai un Ministerio, unas Cámara i una administracion entera que proceden i piensan de cierto modo, ¿por qué halla tan difícil que haya escritores que crean de buena fé que tal pensar i tal proceder es justificable, i mucho mas, cuando los antecedentes de esos escritores están ahí para probar que es un sistema de ideas fijas que preceden a la presente administracion, i le sirvieron de base i de programa? Si hoi la apoyan, si hoi la esplican i auxilian sus cortas luces, no hacen mas que obedecer a sus convicciones íntimas i sostener hoi lo que sostuvieron ayer, lo que han sostenido durante una larga serie de años, i bajo la capa de publicaciones distintas.


Núm. 400 [1]

Nos quejábamos ayer no mas de la confusion de ideas que reina entre nosotros sobre la manera de comprender el sistema representativo, i El Siglo en su número 242 viene desgraciadamente a aumentar el desordenado caos que reina sobre tan interesante materia.

El Telégrafo i La Gaceta tienen un sistema, El Siglo muestra otro, nosotros tenemos tambien uno distinto. ¿Qué prueba todo esto, sino que estamos en la infancia de la República, i que por la forma prestada de nuestro Gobierno, es un problema oscuro que cada uno comenta i esplica a su manera?

El Siglo encuentra "que si las Cámaras representasen esos intereses (los de la Nacion); si se compusieran de la parte mas intelijente, si fueran independientes, si ejercieran un poder verdadero, sin estar sometidos al Ejecutivo", estarían llenas de actividad, i los oradores notables i los caractéres pronunciados aparecían. No nos detendremos a considerar si caracteres pronunciados, como un Portales, un Dorrego u otro cualquier personaje notable, aparecieran, si las Cámaras cambiasen de carácter, lo mismo que aparecerían oradores insensiblemente.

Si en Chile hubiera hoi algun carácter pronunciado, o algun orador notable, ya lo conociéramos todos, pues que estos son la obra de la naturaleza, i no la del Gobierno; fruta es esta que trasciende a leguas. Pero démonos prisa a examinar las ideas de El Siglo sobre la oposicion, que segun él, no es tan necesaria en las Cámaras republicanas como en las monarquías. El Siglo habla ex-cátedra sobre un asunto práctico, i descendiendo de ciertas teorías acreditadas, a la aplicacion a nuestros hechos.

Parece que el camino contrario era el mejor: de los hechos conocidos a la teoría. Suplicamos a los redactores de El Siglo se tomen el trabajo de leer nuestros artículos Teoría del Senado, Cámaras Lejislativas i Oposicion, en que hemos desenvuelto suficientemente nuestras ideas sobre el sistema representativo; para que se sirvan impugnarlas en lo que estén en contradiccion con las suyas que es en todo, nada ménos.

Cuando nosotros hemos hablado del sistema parlamentario, no nos hemos abandonado a distinciones arbitrarias entre la monarquía i la república; porque eso conduce a errores gravísimos: hemos tomado nuestros ejemplos de la manera de proceder de las naciones que hacen autoridad en la materia; la Inglaterra para la monarquía; los Estados Unidos para la República. En Inglaterra, hemos dicho, la mayoría de las Cámaras impone al rei un Ministerio, que el rei acepta mal que le pese: el veto que opone a la sancion de las leyes es un trámite secundario. Creemos que El Siglo no pondrá un momento en duda la verdad de este hecho culminante. Hai en Inglaterra tres : torys, whigs i radicales: estos tienen en la Cámara sus jefes, grandes oradores, grandes hombres, Sir Russel, Palmerston, Sir Roberto Peel. No hace dos años estaba en el Ministerio, Palmerston, jefe de los whigs hasta que su partido se halló en minoría en las Cámaras; lo que se llama ser derrotado. Le sucedió ser rival, su adversario político, Peel jefe del partido tory.

El rei de Inglaterra es una pobre mujer que reina, pero no gobierna.

¿Cree El Siglo que un rei ingles es tory cuatro años, whigs seis, radical tres, i luego tory, cinco, segun que durante su reinado se cambian los Ministerios, i con ellos los sistemas adversos de política que siguen?

He aquí, pues, probado por los hechos mas concluyentes, que el oríjen del poder está en las monarquías constitucionales, i la mayoría de la Cámara, que manda sus jefes al Ministerio, para que dirijan los negocios públicos, sin que esto quite al rei su parte de influencia como hombre que piensa i que puede tener opinion. Pero si El Siglo se ha equivocado tanto en este punto, no es ménos su error en lo que respecta a la República; de manera que podemos decir sin vacilar, que no ha hecho mas que tomar los caracteres de la República por los de la monarquía i vice-versa. En la República, al contrario, no es de las Cámaras de donde parte la direccion, sino del Ejecutivo, que imprime el movimiento a las Cámaras, que son su hechura, sus satélites, porque son del mismo color político que el Presidente representa.

No se alarme El Siglo, que vamos a hacérselo comprender en dos palabras i con los hechos en la mano.

  1. Este artículo ha sido temado de El Progreso del 22 de Enero de 1845, núm. 683. —(Nota del Recopilador).