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CÁMARA DE DIPUTADOS

Núm. 398[1]

Hace algun tiempo que los trabajos lejislativos están suspendidos a causa de la no asistencia de los Diputados en número suficiente para formar sala.

La multitud de asuntos que reclaman este año el exámen de los Diputados de la nacion, i los muchos proyectos de lei pendientes, habian hecho necesario la prorrogacion del período ordinario.

Obtúvose la prórroga: el mal empero, aun no ha desaparecido, puesto que la inasistencia de los Diputados deja domir los asuntos que reclaman una pronta decision.

¿Qué sucede miéntras tanto? Sucede que sistemas enteros de medidas administrativas quedan inutilizados por faltar una lei, las mas veces insignificante, pero que los completa: que la administracion se halla embarazada en su marcha, i que males sentidos de mucho tiempo atras continúan de año en año subsistiendo i haciendo pesar sus consecuencias; resulta, en fin, que las formas representativas se desacreditan, se constituyen en pura forma, i que al fin hacen nacer en el corazon de los hombres, la idea de que tanto valdria que hubiese Cámara como que nó, con tal que el Gobierno administrase con justicia i en el interes del pais.

De este convencimiento a establecerse insensiblemenle el despotismo sancionado por la mayoría i aun por el sentido comun, no hai sino un paso.

Causa en efecto, desaliento contemplar la multitud de dificultades que las costumbres oponen para el establecimiento definitivo de las fórmulas de Gobierno, a cuya sombra se mantiene hoi la libertad en los pueblos civilizados. Fácil cosa es darse una constitucion, definir los poderes, separarlos.

Hecha esta armazon i fraguada la máquina, es cosa de ver cómo se mueve en América.

La primera rueda que flaquea es la que habia de desempeñar el mas importante de los papeles; el muelle real de esta máquina es precisamente el que no juega, la representacion nacional.

Así, vemos en América, en unas partes suprimidas las Cámaras, en otra enteramente reducidas a poner visto bueno a las medidas del Ejecutivo, i en otras, en fin, flojas, gastadas i sin espíritu, las Cámaras vejetan mas bien que viven, i el Ejecutivo en vano se esfuerza en aguijonearlas, de donde resulta que todo el poder real se acumula por fin en el Ejecutivo, que nos hace mui grande merced en no alzarse con el santo i la limosna.

Pero lo que hoi dia no sucede, no hai nada que nos asegure que no sucederá mañana, en el momento en que aparezca un jenio ambicioso i con suficiente fuerza de voluntad para sacrificar unas mil cabezas, ni aun tantas, que es lo que cuesta siempre apagar las resistencias de unos cuantos, que son los que tienen valor para arrostrarlo todo, hasta la muerte i la miseria, para oponer con sus personas un obstáculo a las ambiciones que se levantan.

En Francia, la revolucion de brumario costó apénas unos culatazos; i aunque despues de Julio del año 30 no debiéramos citar a la Francia, es cierto tambien que poco ha hecho hasta hoi en comparacion de lo que debia, para acreditar que el sistema representativo no es una vana forma.

En España vive aun el sistema representativo, gracias a la fiebre de los partidos; pero en despecho de esta vida anormal ¿quién puede aventurar la mas leve conjetura sobre el porvenir gubernativo de la España?

En Buenos Aires se principió por una votacion unánime para entregar al Ejecutivo o a un hombre, de toda la suma del poder, segun la insolente espresion canonizada allí: debía esto durar cinco años, i vencidos estos, ya no se quiso repetir la farsa de una votacion popular; una Cámara lejislativa lo autorizó por un tiempo mas, i concluido este término el hombre investido de aquel poder creyó derogar a sus derechos haciendo depender de otros su permanencia en el mando.

Rosas gobierna hoi sin autorizacion de nadie, gobierna porque él es amo, i sin duda que no hai derecho mas indisputable.

Recuérdanos esto el oríjen del monstruoso poder de la inquisicion de estado de Venecia, formada por los mismos medios i prolongada durante cuatros siglos sin obstáculo alguno. Venecia era gobernada mas que por un Dux, por un gran Senado de nobles que se ocupaban de los intereses del Estado.

Estalla una vez una conjuracion, i despues de sofocada se nombra una comision de diez individuos, revestidos de poderes discrecionales para descubrir a los complicados, en la asonada. Su duracion fué limitada a diez dias tiempo que se creyó conveniente para el objeto indicado.

Pasados los diez dias, pidieron prórroga por otros diez; i de prórroga en prórroga alcanzaron a un año usando del poder de mandar asesinar secretamente a quien juzgaban oportuno i sin dar cuenta a nadie.

Al año pidieron una prórroga de cinco años mas, i tal era el terror que inspiraban los inquisidores que nadie se atrevió a oponerse.

Pasados los cinco años, no consultaron a sus comitentes, i continuó esta absurda majistratura durante siglos.

Todavía hubo mas: los diez nombraron tres de su seno, para ejercer el poder dictatorial sobre todos los ciudadanos, sobre todas las autoridades i sobre ellos mismos; en seguida, los tres

  1. Este articulo ha sido tomado de El Progreso del 6 de Enero de 1845, núm. 669. —(Nota del Recopilador).