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SESION EN 27 DE SETIEMBRE DE 1844

lisonjero. Vacantes en gran parte las de Valdivia por falta de misioneros, decaen en vez adelantar. Los indíjenas desertan al interior i los pequeños templos i casas misionales abandonadas se arruinan.

Muchos de los que ya habian abrazado el cristianismo, renuncian a él; porque no hai quien les sostenga en su nueva creencia i les fortalezca para resistir a los hábitos de la vida salvaje de que no se han emancipado enteramente. Piérdese, pues, el trabajo de muchos años, por falta de operarios que continúen la obra empezada.

Las antiguas misiones de Ninihue, Costa de Niebla, Doglipulli i Cudicos no han podido establecerse por falta de misioneros; de donde ha resultado su decadencia hasta el grado de sufrir las dos primeras una disminucion de tres cuartas partes en el número de indíjenas que las habitaban.

Oportunidades de internar i estender las misiones sin oposicion de parte de los indíjenas, se presentan, principalmente en las reducciones de Cuneos, Paguipulli i Tolten, sin que nos sea dado aprovecharnos en ellas. Iguales miles se padecen en las fronteras de Concepcion i por desgracia se amonestarán en breve.

Muchos de los actuales misioneros se hallan próximo a cumplir su término i a cesar por consiguiente en sus funciones. El mismo motivo que ha impedido llenar las vacantes que ahora existen, impedirá llenar las que entónces queden; i las misiones reducidas a un pequeña número, no podrán siquiera conservar las conquistas que la civilizacion habia hecho sobre los indíjenas.

La obra eminentemente benéfica i patriótica de sacar de la barbarie a centenares de semejantes nuestros, de difundir entre ellos los sanos principios de la moral evanjélica i reunirlos a la familia chilena, quedará paralizida.

Un porvenir tan poco halagüeño sólo puede cambiarse haciendo venir al pais sacerdotes idóneos; i para conseguir este objeto, el Gobierno ha enviado a Europa al padre Cesáreo González, de la Compañía de Jesus, con encargo de traer algunos relijiosos de su instituto a quienes encomendar el servicio de las misiones, bien sea en las fronteras de Concepcion o en las de Valdivia. El acierto con que los individuos de la Compañía de Jesus han llenado las mismas funciones en otras partes i el celo con que jeneralmente promueven la difusion de las verdades de la relijion, han decidido al Gobierno a darles por ahora la preferencia sobre las otras órdenes relijiosas.

Como era natural, se les ha permitido que puedan vivir conforme a sus constituciones; pero no formar comunidades. Para el objeto a que son llamados, no era necesario lo último; ni tampoco podia concedérseles, aunque el Gobierno hubiese querido, porque está vijente la lei que escluyó su órden del número de las corporaciones permitidas.

Otro relijioso del mismo instituto ha partido de Santiago o recorrer las misiones de la provincia de Valdivia, i de él se esperan datos que faciliten los nuevos arreglos en que el Gobierno piensa.

La colonizacion del Estrecho de Magallanes, abriendo un nuevo campo a las misiones de infieles, va a hacer mas sensible la escasez de misioneros. Sólo una frontera podrá encargarse a los relijiosos de la Compañía de Jesus pedidos por medio del padre González; i quedarán por proveerse muchas de las misiones de la otra, i las que será indispensable fundar en las inmediaciones de la nueva cotonía. Se necesita, pues, mayor número de misioneros que podrian hacerse venir aprovechando la oportunidad de la Legacion a Roma. Parece conveniente elejirlos en la órden de propaganda que ya tiene sus colejios en el pais, i que por lo mismo podrán mas fácilmente unirse a los individuos que en la actalidad sirven en las misiones.

Despues de lo que precede, escusado es decir que los colejios de Chillan i de Castro no pueden suministrar misioneros. El de Chillan bien poco o nada promete al presente; i el Gobierno fija todas sus esperanzas en el de Jesus de Castro. El primero, alejándose del objeto de su institucion, ha suscitado últimamente graves dificultades sobre la obediencia al Vice-Prefecto que se halla a cargo de las misiones i cuya autoridad es reconocida por todos los misioneros i por el colejio de Castro. Embarazos de este jénero no desaparecerán enteramente hasta que se haya arreglado con Su Santidad el modo de nombrar al Prefecto de misiones; i miéntras tanto, el Gabierno, que considera lejítima la autoridad del Vice-Prefecto, se halla dispuesto a hacerla respetar.


Instalada la Universidad, ha principiado su Consejo a ejercer la superintendencia de la educacion pública que le atribuye la lei.

Sus primeros trabajos se han dirijido, por encargo del Gobierno, a formar los estatutos que debian organizarlo; i el reglamento relativo a esta materia ha sido dictado a fines de Abril del presente año.

Bajo tres capítulos principales se han comprendido las atribuciones que debe tener el Consejo: direccion, inspeccion, jurisdiccion.

La educacion pública no debe abandonarse al azar; es preciso que se dirija a un objeto, i que haya cierta uuidad en los medios que se adopten para llegar a él. De aquí la necesidad de un centro comun del cual parta la direccion i el impulso, i en el cual se preparen i elaboren las mejoras que han de acelerar los progresos de uno de los ramos mas importantes de la administracion. Hasta aquí el Gobierno ha sido ese centro; pero no conviene de ninguna manera so