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CÁMARA DE DIPUTADOS

los señores Diputados digan qué cosa de lo que se dice en el acta no ha sucedido; porque dice tratándose del artículo 1.°, llegó la discusion a un estado de irregularidad que pareció indecoroso al señor Presidente, etc.

El señor Irarrazaval. —El señor Presidente no se dirijió al señor Palazuelos ni a la barra; pido que se diga en el acta: "se suspendió la sesion porque el señor Presidente lo creyó conveniente". Tiene la facultad de suspenderla cuando lo crea conveniente; lo hizo esa noche, i con esto me parece que basta.

Fué admitida por la Cámara esta indicacion.

El Secretario. —Continúa la discusion suspensa en la sesion anterior sobre el artículo 1.° del proyecto de establecimiento de las Corte.

El señor Palazuelos. —Tengo la palabra. En el estado de ajitacion en que me encuentro mui poco puedo decir mas en la materia; quien sabe si despues de haber pronunciado algunas palabras, me logre poner en camino para entrar en la materia, que considero mui grave para que pueda resolverse como se ha pensado. Decía, señor, la noche pasada que seria bueno dejar pendiente alguna cosa que sirviese de estímulo a los jueces que hubiesen de nombrarse para desempeñar esas majistraturas, para que pudiéremos tener con el tiempo, mediante su comportacion, una prueba de la seguridad i conveniencia de mantenerlo. Yo no quisiera por una parte, señor, que se privase a las Cortes del derecho que realmente tienen, considerado el asunto en su primer punto de vista, de deshacer los agravios de los jueces de primera instancia. No he dejado de considerar tambien que muchos pleitos se suscitarán, i mui justos, i que los interesados no promueven por no tener los medios suficientes para sostener los gastos de su secuela, principalmente cuando han de venir a la capital; pero he creido que esto podria obviarse fácilmente estableciendo un buen sistema de comunicaciones, i libertando de los derechos de postergar las sentencias de primera instancia.

A mas de esto es preciso considerar que del beneficio que podrian reportar las provincias distantes no participarían las de Valdivia i Chiloé.

Se ha dicho que hai comunicaciones regularmente establecidas entre las dos provincias de Valdivia i Chiloé con la provincia de Concepcion; i aunque parezca vergonzoso será preciso confesar la ignorancia en que nos hallamos de la situaciones topográficas en que están esas provincias; pues no tenemos una carta completa que nos guie, ni noticia topográfica del terreno. Careciendo de estos datos i de aquellos que podrian comunicarnos los traficantes i los viajeros, que son tan raros, me es preciso confesar que por noticias que me han dado, los caminos son intraficables, así por los montes, como por los rios caudalosos que crecen de tal modo en el invierno que es del todo punto imposible pasar diputados por ellos. De todas maneras, no habiendo jénero alguno de proteccion, estando como deben estarlo, tan espuestas dichas comunicaciones viniendo por tierra, es claro que debían establecerse algunas por mar; pero no sé si estará en los intereses de estas provincias el costear estas comunicaciones, dígolo principalmente por Chiloé.

Ya es la tercera vez que he dicho que no tiene esta provincia otro medio circulante que su tabla de alerce. En un pais tan pobre ¿qué puede hacerse para poder entablar ese jénero de comunicaciones tan costoso para dirijirse al centro o al lugar donde se estableciese esta Corte? Sabemos tambien que sin necesidad de hacer estos gastos hai comunicaciones entre Chiloé i Valparaiso: sabemos que tienen ahí sus corresponsales, sus Diputados i otras muchas conecciones que el atractivo de los negocios de la capital les ha formado en ella; es pues evidente que tienen medios mas cómodos i seguros de traer aquí sus comunicaciones. Esto es por una parte.

Pero no es esto lo mas grave del asunto. Yo creo, señor, que no tenemos todos los elementos que se necesitan para conseguir el grande objeto, ese grande o pequeño objeto que nos proponemos con el establecimiento de las Cortes de Apelaciones.

Las Cortes, donde quiera que las haya, van desde luego a poner fin a los pleitos; no queda de sus providencias recurso alguno; van a ser aquellos tribunales los árbitros de los asuntos en aquellos lugares, i lo van a ser bajo el influjo de circunstancias talvez poco equitativas. Ya otra vez tuve el honor de decir a la Cámara que, a lo principal, por no decir a lo que únicamente hemos debido el estado presente de la administracion de justicia en la República, es a la publicidad que se da a todos los procedimientos de los jueces, i a mas de eso, a la actividad que ha desplegado la opinion pública en el exámen prolijo de los procedimientos judiciales. En este exámen el agraviado por un juez, el que ha sido víctima de una injusticia, tiene al ménos los recursos de dar publicidad a los agravios i a las injusticias que hubiese podido cometer un tribunal.

Se ha hecho tan activa i laboriosa la opinion i al mismo tiempo ha crecido de tal modo la majestad de estos mismos tribunales en vista de un pueblo culto i delicado que los observa; están tan inmediatos al jefe del Gobierno de la República, que cuenta con tantos medios de poder hacer efectiva la responsabilidad de éstos i poder influir en su conducta, que a esto hemos debido, podré decir, el estado presente de nuestra administracion de justicia.

Estoi persuadido de que una de las que mas ha escandalizado a la Cámara, ha sido el haber avanzado algunas proposiciones poco decorosas