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CÁMARA DE DIPUTADOS

i ventajoso, según el espíritu de nuestras instituciones; quiero libertarlo, quiero dejarlo en estado de hacer todo el bien de que es susceptible i a este respecto, lo digo con orgullo, no le dará nadie la idea de importancia en que lo tengo. Creo, señor, haber dicho lo bastante para sostener la partida de la comision, al ménos para manifestar lo que ésta tuvo presente.

El señor Ministro del Interior. —Mui pocas son las palabras que tengo que pronunciar en contestacion del discurso del señor Diputado que acaba de hablar. Creo subsistente en toda su fuerza las reflexiones que antes tuve el honor de esponer a la Cámara; voi a contraerme sólo a ciertos hechos a que ha aludido el señor Diputado preopinante. Ha concluido su discurso conviniendo con el que habia acerca de los beneficios i de la importancia de las publicaciones periódicas; pero al mismo tiempo no quiere convenir en uno de los recursos que se presentan para fomentar semejantes publicaciones. Lo dije, señor, i lo repito, es imposible que el diarismo se mantenga entre nosotros sin un auxilio mas o ménos eficaz de la nacion. En prueba de esto, cité el hecho de no haber habido un sólo periódico que haya contado una duracion algo considerable, sino es aquellos que se han sostenido con la suscricion de los fondos públicos. Se han citado en contrario dos papeles, El Telégrafo de Concepcion, i el diario titulado El Siglo; pero ¿desde cuándo data el oríjen de estos periódicos? ¿i tiene algun dato el señor Diputado que acaba de hablar para suponer que su duracion será permanente, miéntras tanto que no sean auxiliados? Se citan, pues, hechos incompletos, señor, incompletos en toda la estension de la palabra, i se citan sólo dos hechos de esta naturaleza en contraposicion de los muchos que en sentido contrario podrian presentarse.

Yo convengo con el señor Diputado en que es de suponer que un periodista sirva de preferencia al que sostiene su periódico, pero de esto no puede deducirse observacion alguna exacta en apoyo del parecer de la Comision, porque el que ciertos periódicos sirvan a los que contribuyen a sostenerlo, será bueno o malo; según que los fines de ese que fomenta el periódico sean también buenos o malos.

Por otra parte, señor, ¿quién es el que verdaderamente sostiene la suscricion que se concede a los diarios? ¿No es la nacion? ¿No es la Cámara que ahora mismo está examinando esta suscricion? Luego, la division que ha de dar la Cámara ha de ser la que mas convenga al bien de la nacion. Tan cierto es esto, que si esos periódicos a que el Gobierno ha asignado alguna cantidad, no sirviesen al público, las Cámaras dirian seguramente el año venidero: no subsista la suscricion, de manera que lo que el señor Diputado ha dicho del Gobierno, tiene su propia aplicacion hablando de las Cámaras. Si es malo que el ausilio se dé por parte del Gobierno; si puede demostrarse que es perjudicial, uniformaré mi opinion a la del señor Diputado. Pero vamos a los hechos, señor. Para que los argumentos que se han sentado en apoyo del sentir de la Comision tuviesen alguna fuerza, era preciso que no se probara que los periódicos que hasta hoi se han sostenido con ausilio del público lo perjudican, lo sirven mal; vendría bien que se dijera que las Cámaras no deben contribuir al sosten de los periódicos, pero esto está mui léjos de ser así, porque los datos que se han presentado en demostracion de ese principio, son equívocos. Se dice que no se ha visto que un periódico haya manifestado ideas contrarias a los proyectos del Gobierno, i aun a algunos de los que existen en las Secretarias de las Cámaras que podria citar muchos ejemplares a este respecto; mas, escuso hacerlo, señor, porque basta la sola consideiacion de que cualquier periodista en Chile, no solamente tiene libertad para manifestar opiniones contrarias al Gobierno; sino para denunciar la conducta funcionaria de diversos empleados, aun de aquellos de mayor categoría; así es que se ha atacado a gobernadores, a intendentes i a ministros. Si no tienen pues embarazo los periodistas para atacar a los funcionarios públicos, ¿lo tendrán para manifestar opiniones contiarias al Gobierno? Es un equivocado modo de discurrir, hacer el argumento negativo que se ha hecho.

Porque no se ha denunciado tal abuso, porque no se ha atacado tal medida ¿se arguye diciendo haber poca libertad en la prensa? Para esto seria necesario que el parecer de esos mismos diaristas sobre tales medidas fuese el mismo que el del señor Diputado. Puede ser que este señor Diputado crea, como lo ha indicado, que tenemos un pésimo sistema de aduana, i que los que escriben crean que el sistema que tenemos es bueno. Era necesario ademas que el Gobierno estuviese empeñado en ocultar esos hechos, a fin de que no llegaran al conocimiento del público; pero el Gobierno mismo los publica, como sucede por ejemplo, en lo que se ha espuesto respecto a los fondos públicos sobrantes. Este es un hecho de que yo he hablado públicamente, nada ménos que en el Senado i que todos lo habrán visto en la publicación de las sesiones de aquella Cámara. De manera, pues, que los periodistas venían a tener mas interes aun que el Gobierno mismo en la ocultacion de ciertos hechos.

Se ha mencionado especialmente tres materias en que los periodistas debían haberse ocupado, i que no lo han hecho por no desagradar al Gobierno sin duda. Conforme con semejante modo de raciocinar, podría deducirse que los periodistas por temor de desagradar al Gobierno, no han enunciado ni tocado ningun asunto de aquellos que reclaman nuestras necesidades; aunque a dichos periodistas no se les hubiese ocurrido el medio de satisfacer esas necesidades;