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CÁMARA DE DIPUTADOS

tá en Santiago, i es la artillería de a caballo; pero establecer una lei para un cuerpo solamente, no me parece justo. Concluyo, señores, con decir que el pobre soldado, despues de haber cumplido tan leal i esforzadamente con los encargos de la nacion, que su condurta no solamente ha sido mui gloriosa, sino que jamas ha dado motivo de poner en duda su lealtad, es injusto que se le quiera imponer una condicion peor que la que tenia bajo el Gobierno español, siendo así que en aquel tiempo el soldado chileno era el peor pagado; i bien sabemos que en todos los paises de América hai paises tan baratos como Chile. Pero repito, que esto no puede realizarse de manera alguna, i que si bien podia tener efecto en el primer mes, no sucederá lo mismo despues, porque no veo dónde están esos apoderados que gratuitamente i con una gran responsabilidad, quieran dar al soldado una garantía de que serán efectivos los beneficios que se le prometen de la Caja de Ahorros.

El Ministro de la Guerra. —Señor, cuando es ha pensado en las Cajas de Ahorros, naturalmente han ocurrido los inconvenientes que la realizacion de ese plan debia presentar; i puedo decir con toda franqueza que no encuentro todos los inconvenientes que acaba de apuntar el señor presidente.

Esplicaré del modo mas sencillo que me sea posible la manera cómo ve puede realizar esta idea. No hai necesidad de que pase por apoderado ni por tantas otras manos como se ha dicho; todo ello está reducido a un plan mui sencillo, i es: que todas las oficinas pagadoras al tiempo de hacer el pago, retengan las cuotas i las remitan a la de Santiago, no en dinero sino en papel, para que esta última oficina las deposite en la Caja de Ahorros. Este es todo el plan i yo no veo que tenga algo de irrealizable. En Concepcion hai varios cuerpos de ejército repartidos en varios puntos, pero que se pagan por una sola tesorería, la cual efectúa sus pagos por las listas de revistas que presentan los oficiales; en lugar de esa lista de revista se remitirían las listas de todos los individuos de cada cuerpo con cuyas listas se dirijiria a Santiago el libramiento, i la tesorería jeneral depositaría en la Caja de Ahorros las cuotas pertenecientes a cada individuo.

Ni se diga que tendrían las Cajas un trabajo inmenso, porque ya se ha pensado en todo lo que ocurra, cuando estas logren establecerse. Por otra parte, teniendo que entenderse la Caja de Ahorros con mas de veinte mil personas ¿qué inconveniente habria para que se hiciese el ajuste al soldado? Así es que en mi opinion, el plan es mui realizable i no creo que presente ninguno de los inconvenientes que se han enumerado. Se ha dicho que seria necesario entregarlas libretas a cada individuo; yo creo que estas podrían mui bien remitirse a la Caja de Santiago i entregarse a cada individuo anualmente o tomarse cualquiera otra medida análoga. Yo, señores, no encuentro inconveniente de magnitud; i digo mas: que si no fuera realizable esa medida, siempre sostendría mi opinion, porque creo que de esta institucion resultarían inmensos bienes al Ejército.

El estímulo mas grande que puede tener el soldado, como ya lo he dicho otra vez, es el interes; estímulo poderoso no sólo para el soldado sino para toda clase de personas. Si a un soldado, en lugar de la pena que recibe se le impusiese otra pecuniaria, seria mejor su conducta, i en fin, señores una vez confesado el beneficio que resulta de la Cajas de Ahorros, es preciso ponerlas en planta de cualquier modo.

El señor Pinto. —Cuando el Gobierno Supremo, por motivos justos se vio en la necesidad de suprimir la Comisaría i pasarla a la Tesorería Jeneral, ha tenido que aumentar las personas empleadas en esta última oficina i aumentar los sueldos a cada uno de los tesoreros, por el recargo del trabajo que se les impuso; i téngase presente que la Comisaría o Tesorería no se entiende sino con el batallon número tal, escuadron tal; pero en este caso va a tener que entenderse con un número de personas cuatro veces mayor, por lo que seria necesario duplicarle el personal i duplicarle el trabajo, como que entónces se entenderia con cada hombre de cada compañía. En la actualidad, para el pago del batallon Carampangue por ejemplo, se sacan tantos miles de pesos; pero en este caso seria necesario entenderse con cada individuo mensualmente i hacer venir, mensualmente tambien, a cada hombre con su libreta porque esta es la práctica que se observa en la Caja de Ahorros; ni podria tampoco hacerse de otra manera. ¿Dónde iba a poderse entender con dos mil nombres i abrir sus cuentas a cada uno? esto no era posible, i por eso me puse yo en el caso mas probable.

El señor Ministro de la Guerra. —Siento no haberme hecho entender bien: cuando dije que las Tesorerías no tenian ningun trabajo en esta operacion, quise decir que las Tesorerías no tendrian que intervenir individualmente en las cuotas que se depositan en la Caja de Ahorros. La Tesorería de Santiago no tiene que hacer mas que una libranza de cada individuo i entregarla a la Caja; no tiene que intervenir en nada mas que en entregar a la Caja de Ahorros las cantidades que reciben; las de las provincias ahorran trabajo lejos de aumentarlo, porque en lugar de tener que pagar ocho pesos, pagan siete i ahorran el trabajo de pagar uno, i para depositar éste en la Caja de Ahorros, no tienen mas que librarlo, lo que equivale a decir a la caja: fulano, sutano i mengano entrega tanto. La única dificultad está en la Caja de Ahorros; esa sí que aumenta trabajo; pero todo esto quedaría allanado al tiempo de establecerse esta Caja. Del mayor trabajo, sólo se infiere que habria