Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXII (1843).djvu/489

Esta página ha sido validada
485
SESION EN 6 DE OCTUBRE DE 1843

detendré mas en este punto, porque ciertamente no necesito esforzarme para manifestar cuánta es la justicia que me asiste. Voi a entrar mas directamente en la cuestion.

No he querido traer, injeniosamente este asunto como se ha dicho, al campo de los servicios personales; si he considerado los del jeneral Blanco, ha sido solamente porque he creido necesario tenerlos presentes para que la Cámara acceda a la solicitud.

En efecto, cuando nos pide una gracia un individuo que ha prestado tantos servicios al pais, servicios ante los cuales todo el mundo se humilla i conoce su importancia,servicios cuyos frutos gozamos nosotros, servicios en que para juzgarlos no pueden tener lugar ni los intereses personales, ni las pasiones, seria una injusticia, una ingratitud desatenderlos, seria un crimen olvidarlos. No son lo mismo los servicios hechos a la nacion en la paz, en ciertas carreras donde el ciudadano no espone su vida, ni derrama su sangre, que los prestados en una lucha sangrienta con el objeto de crear una patria i romper los grillos que esclavizan a una nacion. Estos últimos exijen una recompensa mayor, estos últimos no deben olvidarse jamas por esa nacion si no quiere que la posteridad le eche en cara su ingratitud; i cualquiera que sea el individuo que se presente con semejantes títulos a pedir una gracia a la nacion, encontrará en mí un abogado que le defenderá con el mismo calor i entusiasmo con que lo he hecho en el presente caso.

No quiero poner en paralelo los servicios prestados por el jeneral Blanco i los de los jenerales O'Higgins, San Martin i demás que espusieron su vida en veinte ocasiones por sacarnos de la esclavitud, por darnos patria; pero yo no encuentro gran diferencia entre unos i otros.

Presentaré a la Cámara un bosquejo, aunque descolorido, de los grandes servicios que ha prestado al pais el jeneral Blanco, bosquejo tanto mas necesario cuanto que él disculpará el calor i entusiasmo con que he abogado por la solicitud de ese jereral.

(Hizo el señor Irarrázaval una reseña de las diversas batallas en que se ha hallado el señor jeneral Blanco, de las diversas funciones que ha desempeñado, de las diversas victorias que ha obtenido, de los brillantes laureles que le han coronado, de los conflictos que ha libertado a la nacion, de los sacrificios que ha hecho por ella, hasta el estremo de verse pronto a subir a un cadalso) i continuó. Este es el hombre que se nos presenta pidiéndonos una gracia, estos los servicios que ha prestado a la nacion. Mui bien ha dicho el señor Diputado que esos servicios no se pagan con oro. No se pagan con oro es verdad; pero se pagan con honores, con recompensas; i éstas no deben ser siempre espirituales. Yo creo, señor, que el recuerdo de los hechos gloriosos del jeneral Blanco, serán suficientes para decidir a la Cámara a aprobar su solicitud. Sin embargo, hai otros estímulos que coadyuvan a semejante aprobacion. Accediendo a esta solicitud, cumpliendo la Cámara con este deber, dando esta compensacion, alienta a los demás ciudadanos, pues da a conocer cuáles son los sentimientos que abriga la Cámara en favor de los padres de la patria.

¿Qué es lo que pide el ilustre jeneral Blanco? Que el sueldo de que goza en su casa, en el seno de su familia, se le permita tambien gozar en Europa, i ¿puede haber término de comparacion entre lo que ese ilustre guerrero merece i lo que pide se le conceda?

Se dice que para qué se dictan leyes, si estas se han de alterar; i yo diré ¿de qué sirve la facultad que la Constitucion ha concedido al cuerpo lejíslativo para hacer gracias, tributar honores a los que lo merecen? i ¿quién podrá presentarse con título mas justo que el jeneral Blanco? Esa misma facultad se ha puesto en ejercicio ayer no mas; pues bien, obremos en consecuencia i aprobemos el proyecto.

¿Qué se diria de nosotros, qué se diria del cuerpo lejíslativo chileno, qué de los que habiendo ayer no mas visto correr la sangre de tantas víctimas no sólo no sepan hoi apreciar los méritos de uno de esos héroes, sino que olvidan tambien los sacrificios, los padecimientos que ha sufrido el jeneral Blanco, confundido muchas veces con los malhechores en una prision atormentadora, i espuesto hasta perder la vida en un cadalso? ¿Qué se diria si, cuando este jeneral no ha pedido nunca la mayor gracia i no habiendo tenido ningun descanso, se le negase ahora su justa solicitud? Se dice que goza de comodidades; pero es mui justo que las goce el que con su trabajo ha tenido medios como adquirirlas.

Siento haber nombrado tantas veces en mi discurso el nombre del jeneral Blanco; pero cuantas veces su nombre ha estado en mis labios, mi memoria ha estado mui léjos de él. He tomado a mi cargo, no la defensa del jeneral Blanco, sino la de un guerrero ilustre que ha hecho grandes servicios a la nacion chilena; me he tomado el trabajo de rejistrar documentos antiguos que desconocia para encarecer sus servicios, i apoyar su solicitud. Honro señor los méritos del jeneral Blanco, tanto como los de los jenerales O'Higgins, San Martin, Carrera i demás jefes que han derramado su sangre en Chacabuco, en Maipú i en cien otras batallas; i me avergonzaria de pertenecer a un cuerpo lejíslativo que desconociendo tantos servicios, que olvidando tantos hechos gloriosos, no aprobase la solicitud del jeneral Blanco, por una economía, cuyo nombre sólo, no debia tener lugar en este asunto. Cometeríamos una horrenda injusticia, un crimen... Pero no creo que tal caso llegue, estoi firmemente persuadido que la Cámara aprobará el proyecto.

Habia pedido la palabra el señor Vial; mas el señor Renjifo leyó un artículo del reglamento,