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SESION EN 31 DE JULIO DE 1843

Núm. 250 [1]

La memoria presentada a las Cámaras por el Ministro de este departamento no presenta en sus detalles ninguna de aquellas ideas que mueven fuertemente los ánimos o por su novedad o por su inmediato enlace con la política del gobierno, pero encierra, a la verdad, intereses mui caros para el pais, i acredita al mismo tiempo el celo i capacidad del miembro del gabinete que los tiene a su cargo. No son estos intereses de aquellos que se sienten diariamente i por cada individuo, ni de los que dan a quien los maneja el brillo i la gloria del resultado inmediato, pues pertenecen ménos al presente que al porvenir; mas no por esto deja de conocerse que se trabaja, i que se progresa. Lt justicia, el culto i la instruccion pública son terrenos eñ que siempre se cosecha un poco tarde. Puede la siembra ser mas o ménos abundante, pueden hacerse mas o ménos hondos los surcos, puede acercarse mas o ménos el porvenir, pero siempre hai que esperar, i siempre es preciso tomar en cuenta al tiempo obrando sobre un ancho espacio.

La lectura de la memoria del Ministro de Justicia nos exita a jeneralizar las ideas, i a preguntarnos ¿a qué altura nos hallamos en punto a moral pública, a educacion, i a cultivo de la intelijencia? ¿Podremos lisonjearnos de que estamos preparando a la jeneracion que viene el goce de la verdadera libertad, i a nuestra república una existencia realmente democrática? Decimos esto, porque la moral i la instruccion, al fin se ha comprendido despues de las mas sangrientas e inútiles revoluciones, que son bases indispensables de la libertad i de la democracia; se ha visto que sin estos antecedentes conquista a veces un pueblo el dominio de sí mismo, lo toma por asalto, diremos así, pero que jamas es sólida esta adquisicion si no va fundada en el conocimiento de lo que vale i en el sentimiento de su necesidad, si no hai ilustracion, i si no hai moral.

La moral de un pueblo dimana del imperio de la lei i del de la relijion: aquél se establece por medio de una administracion de justicia recta, pura e independiente, i éste por la propagacion i encarnación de los preceptos de una relijion santa i divina.

Sobre estos dos puntos no es posible desconocer que nuestro pais gana terreno cada dia: esto es indudable; pero ¿cómo nos atreveríamos a negar los vacíos inmensos que nos rodean?

Vemos en efecto que los tribunales i los jueces adquieren cada dia mas prestijio i mas respeto en el público, por su laboriosidad i por su rectitud; i vemos que no pierde de vista el Gobierno las medidas que deben mejorarlos, tales como la formacion de un reglamento próbido que organice sus formas i facilite la vindicacion de los derechos, abreviando los pleitos, o evitán dolos, i como la compilacion de un cuerpo homojéneo i reducido de leyes que reemplace a los escombros roídos i dispersos de la lejislacion española: obras ámbas que deben producir un cambio mui notable en nuestra administracion de justicia; vemos que se va a dar también el paso importante, según lo anuncia la memoria del Ministro, de quitar a nuestra administracion que tenia, estableciendo en los dos estremos de la república, dos tribunales superiores: medida harto reclamada por los intereses de las provincias, i que está mui en consonancia con las esperanzas que tenemos de un regularizando poco a poco este mónstruo de unidad que la necesidad nos forzó a levantar en la capital para escapar de la anarquía. Pero es preciso confesar que nos falta todavía mucho que andar. Podríamos señalar algunos vacíos o defectos mui notables en el eslabonamiento de jueces en toda la república, desde los inspectores hasta la corte suprema: podríamos hablar de algunos fueros inútiles i perjudiciales; mas pata esto seria preciso que tratásemos esclusivamente de esta materia, i ademas, pensamos que, por mucho que se pueda censurar acerca de ella entre todos los ramos de administracion de Chile, es el de Justicia el que ha dado pasos mas adelantados; talvez seamos a este respecto de mejor condicion que otros muchos pueblos mas antiguos i mas civilizados que el nuestro.

Pasemos al culto. Al tocar este punto, se nos ocurre preguntar, ¿es el culto la relijion? I mas claro, los gastos que hace la nacion en este ramo ¿le son devueltos en sentimientos relijiosos? En jeneral, no trepidamos en responder que sí; pero si entráramos en detalles, talvez descubriríamos una triste verdad, i es que los gastos del erario, i los muchos mayores que con gran sacrificio hace el pueblo, no corresponden al fruto, escaso en unas partes, i mal sazonado en otras, que se recoje. El presupuesto de los gastos del culto para el presente año fué de 44,875 peso?, i el del año entrante asciende a la suma de 149,109 pesos; de modo que de un año a otro van a triplicarse los gastos que demanda el culto. ¿Se triplicarán también los beneficios? En Valparaiso al ménos, que es la parte que conocemos i del que nos toca hablar, no habrá mejora alguna, porque miéntras no tengamos mas que una parroquia, por grande que sean sus esfuerzos, no podrá satisfacer a las necesidades relijiosas de una poblacion de 40,000 almas, i de una ciudad cuya topografía aumenta considerablemente las distancias.

Respecto a instruccion pública deducimos de la memoria del Ministro que entre los ramos que tiene a su cargo, éste es el que mas va prosperando bajo su direccion. La Universidad i la Escuela Normal con las anchas bases sobre que están proyectadas, son objeto que descolla

  1. Este documento ha sido tomado de El Mercurio de Valparaiso del 16 de Agosto de 1843. —(Nota del Recopilador).