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CÁMARA DE SENADORES

mente de mis determinaciones, i tengo la esperanza que se me incorporarán ántes de arribar a ésa. Al anunciar a V. S. las ocurrencias que contiene esta nota, creo de mi deber hacerle presente que el señor Sarjento Mayor don Manuel Blanco, ha cooperado a mis órdenes i se marcha conmigo.

En el momento de concluir esta nota acabo de recibir noticia cierta de que el teniente Silva, con su partida i demás oficiales, vienen en marcha, a excepcion del teniente Yávar que me dicen ha sido tomado por las fuerzas de Valparaiso, esto es, por los conjurados que marchan a dicho puerto.

Dios guarde a V. S. —Rejimiento de Cazadores a Caballo. —Hacienda del Pequen, Junio 5, a las 3 de la tarde. —Isidro Vergara. —Señor Ministro encargado del Ministerio de la Guerra.


Núm. 337 [1]


EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA A LOS PUEBLOS:

¡Chilenos! Quillota acaba de ser testigo de uno de los mayores escándalos que ha producido la traicion, como instrumento de las aspiraciones privadas.

El segundo jefe del Ejército, acantonado en aquella ciudad, el hombre en quien descansaba una gran parte de la confianza del Gobierno, ha levantado el grito de rebelion contra mi autoridad, i ha apresado inicuamente al Ministro encargado de preparar i acelerar la expedicion al Perú. Fijad vuestra atención en el sagrado objeto a que estaban destinadas esas fuerzas; considerad los santos intereses que iban a defender, la causa de las libertades que iban a patrocinar, la independencia nacional que iban a asegurar, i el honor, compatriotas! el honor de Chile que iban a lavar de los ultrajes de un pérfido estranjero i calculad la magnitud del atentado, que tiende a trastornar estos proyectos patrióticos en que están comprometidos vuestro reposo, vuestra honra i vuestra seguridad.

¡Conciudadanos! Siete años habéis vivido bajo la autoridad que por dos ocasiones habéis depositado en mis manos; i esta es la primera nube que oscurece el horizonte pacífico que os ha cercado en este período de ventura. Sé i me glorío de saberlo i de publicarlo que esta paz, oríjen de vuestro bienestar, no ha sido debida sino a la filial confianza, con que me habéis visto administrar vuestros negocios. No os habéis engañado en elejir el depositario de ella. El sabrá corresponder a vuestra benevolencia, sofocando en su nacimiento la hidra de la amargura, que os quiere arrebatar los bienes sociales que habéis adquirido bajo el influjo de instituciones benéficas. Fieles permanecen los veteranos de Valparaiso, de la capital i del Ejército del Sur, fieles todas las milicias de la República. Solo un puñado de hombres se ha alucinado con el grito revolucionario del infidente; i ese puñado de hombres no cantará su triunfo sobre las ruinas de vuestras caras libertades. Millares de soldados están prontos a defenderlas, i el muro que las circunda es la liga indestructible entre el pueblo i el Gobierno. —Santiago, Junio 4 de 1837. —Joaquín Prieto.


Núm. 388 [2]


EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA A LOS CUERPOS DEL EJÉRCITO IA LAS GUARDIAS CÍVICAS

¡Soldados! La felonía con que se ha enarbolado en Quillota el pendón del desorden, me pone de improviso en el deber de dirijirme a vosotros no para recordaros vuestras obligaciones, que jamas habéis perdido de vista, no para reclamar vuestros esfuerzos, que son siempre espontáneos luego que se trata de sostener las autoridades i los derechos de vuestro pais; sino para manifestaros que toda mi confianza reposa en vuestro patriotismo, i para consolarme con vosotros del ataque lamentable que ha sufrido el reposo público, con la lisonjera idea deque se os presenta la coyuntura mas feliz para probar ante el mundo entero que sois los verdaderos defensores de Chile.

¡Veteranos! Una pequeña porcion de vuestros compañeros se ha deslumhrado con las pérfidas seducciones de un traidor, que ha querido comprar su elevacion al precio del honor i tranquilidad de la Patria. Pero vivos vosotros, ¿podrá coronarse esta obra de maldición? Nó, compañeros; los que han lidiado por la Independencia de su pais, los que han sido las columnas del órden a cuya sombra se han gozado siete años de felicidad, no pueden desfallecer en el momento que peligra el fruto de tantos esfuerzos i de tantos sacrificios. ¡Ah! i ¿quién sabe si ni aun tendreis que esgrimir vuestras armas? ¿Quién sabe si se habrá rasgado el velo de la ilusion i habrá parecido el crimen en toda su horrorosa desnudez a los ojos de vuestros hermanos estraviados? ¿Quién sabe si retrocederán en la senda de perdicion, al contemplar que la obediencia, esa virtud preciosa del soldado chileno, es un delito horrendo cuando se emplea en favor de los traidores?

¡Cívicos! Las armas con que os habéis familiarizado durante el largo período de mi adminis

  1. Este documento ha sido trascrito del periódico El Araucano, número 153, correspondiente al 9 de Junio de 1837. —(Nota del Recopilador.)
  2. Este documento ha sido trascrito del periódico El Araucano, número 353, correspondiente al 9 de Junio de 1837. —(Nota del Recopilador.)