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CÁMARA DE SENADORES

Núm. 240

La Comision de Hacienda, despues de considerar detenidamente el presente proyecto de lei, es de sentir que se apruebe como lo ha hecho la Cámara de Diputados. —Sala de la Comision. —Setiembre 15 de 1836. Barros. —Elizalde.


Núm. 241


memoria que el ministro de estado en los departamentos de guerra i marina presenta al congreso nacional.

Al dar cuenta a las Cámaras Lejislativas del estado presente de los Departamentos de Guerra i Marina de mi cargo, me es sensible no poder presentarles, como me lo prometía pocos meses ha, la perspectiva lisonjera de una disminucion de gastos, fundada en la permanencia de la paz. Este orden de cosas, cuya conservacion ha sido siempre el objeto de la mas viva solicitud del Gobierno, se halla tan manifiestamente comprometido por ocurrencias recientes, que han ocupado la atencion de las Cámaras i del público, que es preciso mirar al pais, sino como actualmente empeñado en una guerra esterna, a lo ménos, como llamado a tomar medidas estraordinarias de seguridad, que conjuren, si aun es tiempo, el peligro.

Siendo indubitable, en el dia, la complicidad de varios empleados subalternos del Perú en la expedicion de don Ramon Freire contra las costas de Chile, el Gobierno chileno no puede ménos de considerar al de aquella República como responsable de la conducta de sus ajentes i obligado a repararla. Tendríamos derecho para proceder sobre este principio, aun dado caso que aquellos funcionarios no hubiesen obrado en conformidad con las órdenes e instrucciones de la Administracion Suprema; i aun cuando el Gobierno peruano hubiese tomado, como pudo hacerlo, providencias eficaces para hacer retroceder la expedicion, i hubiese dado pruebas positivas de su buena fé, averiguando las circunstancias del hecho i castigando a los cómplices. Pero, en lugar del celo que, en iguales circunstancias habría manifestado todo Gobierno interesado en la conservacion de la paz, le hemos visto ceñirse a frías protestas de la falta de participacion de la potestad suprema, i a una especie de informacion judicial, cuyos primeros pasos suministrarían, si se necesitasen, nuevas i vehementes presunciones, de que no es el esclarecimiento de los hechos lo que se desea, i de que solo se aguarda la primera coyuntura favorable para deponer las apariencias pacíficas i consumar la agresion.

Supérfluo me parece decir al Congreso que no existe en el Gobierno de Chile la menor inclinacion a un rompimiento con Estados, a quienes lo ligan relaciones naturales de confraternidad, que, con tanto celo, se ha empeñado en afianzar i promover desde la primera época de su existencia. En nuestra condicion presente, la guerra sería la mas funesta de las calamidades; provocándola cometeríamos un acto no solo criminal, sino impolítico en el mas alto grado. Pero, animados, como debemos estarlo, de estas disposiciones pacíficas, no nos es posible desentendernos del peligro a que nos esponemos, dando tiempo a que una encubierta enemistad concierte i madure nuevos medios de ofensa. La primera de todas las obligaciones nos prescribe ponernos inmediatamente en actitud de repelerlos. Abierias, como están al Perú, las vías honrosas de una pronta i franca conciliacion, que, reparando el daño hecho, dé suficientes garantías para el porvenir; si desconoce los deberes que el honor, la justicia i su propio interes le imponen para con esta República, su Gobierno será el único responsable de las consecuencias ante Dios i los hombres.

No me detendré aquí en desenvolver todas las consideraciones que arroja de sí este grave asunto, porque él pertenece propiamente a otro Departamento del Gobierno, por cuyo conducto, si fuere necesario, como es de temer, se comunicarán a las Cámaras todas las noticias i se les darán todas las esplicaciones convenientes. Pero aun a riesgo de que parezca inoportuna, no puedo ménos de trasmitirles la seguridad positiva de que la suerte del Tratado de Comercio entre esta República i la del Perú, no ha tenido ni tendrá influencia alguna en la cuestion presente, que, sin embargo, de que en los procedimientos que acompañaron a su invalidacion, la conducta del Gobierno peruano daba motivos de queja, no eran éstos tales que apareciese en ellas la infraccion de un derecho reconocido i perfecto, o que justificase la medida de recurrir a las armas; i que jamas ha entrado en la mente del Gobierno de Chile la idea de mezclar la cuestion comercial con la de nuestra seguridad interior i esterior, amenazadas por la presente Administracion peruana. Las relaciones comerciales entre los dos paises se fijarán de comun acuerdo, bajo los auspicios de la paz i confianza mútua, cuando el Perú pueda i quiera prestarse, a ello; regladas de cualquier otro modo, no podrían jamas ofrecernos estabilidad ni producirían beneficio a los verdaderos intereses de esta República, que son inseparables de una paz segura i de la buena intelijencia entre ella i los Estados vecinos.

Habiendo sobrado fundamento para recelar que el desafecto hácia la República Chilena, que ha presidido de largos años a esta parte a los consejos peruanos, i que en el dia parece creerse bastante fuerte para insultarnos impunemente, malogre las miras conciliatorias, que han sido la regla uniforme de nuestra política esterior, debo hablar a las Cámaras de las medidas de seguri