Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXV (1836-1838).djvu/172

Esta página ha sido validada
164
CÁMARA DE SENADORES

peruanas, ese interes en impedir que un aviso saludable nos preparase para recibir dignamente i escarmentar a nuestros enemigos; i en fin, esa solicitud con que se ha procurado que nada les falte para que un éxito venturoso corone la empresa de maldicion.

Pero todos estos datos ya bastante vigorosos por sí solos, para impedir que el juicio pueda inclinarse a consecuencias favorables a la Administracion peruana, ni vague siquiera en conjeturas contradictorias, adquieren hoi una fuerza ya superabundante con las declaraciones que mas arriba insertamos, dadas por varios de los individuos que vinieron en la fragata Monteagudo.

Las noticias sobre la publicidad con que se embarcaron en el Callao los pertrechos, se hallan completamente confirmadas con la declaracion de Quiroga, que ademas del juicio que emite sobre la intervencion del Gobierno, asienta que, a presencia de las autoridades del Callao i del Resguardo, se verificó el embarco de municiones, espadas, cuchillos, viguetas para cureñas i todo jénero de útiles de guerra.

El Jeneral Morán remite oficiosamente a Quiroga, segun este mismo lo asegura, la patente i el testimonio de la escritura. Barril es solicitado i gratificado por don José María Novoa, que le asegura que están completamente allanados los inconvenientes que él encuentra para la admision de su fianza. ¿I qué inconvenientes? Nada ménos que la completa mendicidad del fiador.

¿Con qué argumentos justificará el Jeneral Morán ese paternal esmero, con que, sin relaciones con Quiroga, se toma la molestia de remitirle por su mano documentos que los mismos interesados deben solicitar i solicitan siempre? ¿Qué disculpas bastarán a dar una esplicacion satisfactoria a esa culpable neglijencia, con que ademas de haberse perdido, infrinjiendo las leyes, las ventajas que podía proporcionar un remate, no se digna ni el Gobierno ni los Ministros del Tesoro, ni el Comandante Jeneral de Marina ocuparse en la calificacion de los fiadores, que ni por fórmula se presentan a otras personas que al escribano? ¿Qué interpretacion inocente puede darse al hecho de que una sola palabra de Novoa allane los obstáculos que naturalmente deben oponerse a la admision de la fianza de una persona indijente?

Estos raros incidentes no tienen mas esplicacion que la que ántes de ahora ha rasgado el velo a la enemistad contra Chile, que no han podido cubrir por mas tiempo los Jenerales Orbegoso i Santa Cruz. El Ministro del primero toma en esta República por amigo, por confidente i por director a las mismas personas que, a consecuencia de una fuga criminal, se trasladan al Perú a dirijir i facilitar la conspiracion de los expatriados chilenos. El Jeneral Morán, favorito del Jeneral Santa Cruz i depositario de su confianza, los patrocina con su autoridad i con oficiosidades amistosas. Ménos parcialidad, ménos empeño podría haberse manifestado sin perjuicio del buen éxito de las hostilidades; pero parece que no se ha procurado solo ofendernos, sino hasta privarnos de la posibilidad de disimular sin deshonra las injusticias i los ultrajes que se cometen contra nosotros.


Núm. 191 [1]

Cuando las relaciones pacíficas con el Perú empiezan a sufrir tal alteracion que es mui de temerse que las desaveniencias conduzcan a la adopcion del último arbitrio que arregla las diferencias internacionales, los amantes de la paz, los amantes de la prosperidad americana, los amantes del bienestar chileno no pueden ménos de mirar con un dolor profundo este desagradable porvenir. El Gobierno que procura estudiar i que cree conocer los verdaderos intereses de Chile, ha dtrijido siempre su política a la conservacion de la buena armonía con las demas naciones i sobre todo con las Repúblicas hermanas. Si las mismas sociedades antiguas consideran la guerra como una de las mayores calamidades que puede aflijírlas, los pueblos nacientes, los pueblos que tienen que concentrar todas sus fuerzas i todos sus recursos para emplearlos en la formacion de un cuerpo político, que solo puede robustecerse en un largo período de paz, la deben comprender con mas razon en el número de los grandes infortunios sociales.

Mas, la conducta que debe ser resultado del convencimiento de esta importante verdad, no siempre puede seguir una marcha libre que lleve fácilmente a la consecucion de los deseos pacíficos del Gobierno. La conservacion de la amistad entre dos naciones no depende solo de los votos i de los esfuerzos de una de ellas; es un bien precioso que el cielo no concede sino como recompensa de los sacrificios que hagan ámbas en los altares de la paz. ¿Qué pueden aprovechar los conatos de una sola, si miéntras ella se desvela por conservar en todo su vigor los lazos que la ligan con otra, ve que léjos de recibir cooperacion en este laudable propósito, no recibe sino ataques a sus derechos i a su honor, dirijidos a desviarla de la senda de la armonía?

Tal es la violenta posícion en que nos hallamos en la actualidad con respecto al Gobierno del Perú. La neutralidad mas circunspecta, en todo el curso de la última guerra, la franqueza i la buena fé mas acendradas en el cultivo de nuestras relaciones, no han podido salvarnos de hostilidades en que aparece con una parte no pequeña el Jefe de aquella República. ¿Qué valen en este caso los deseos pacíficos de la Adminis

  1. Este artículo ha sido trascrito del periódico El Araucano, número 314, correspondiente al 9 de Setiembre de 1836. —(Nota del Recopilador.)