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SESION DE 29 DE AGOSTO DE 1836

verificó en la fragata Monteagudo, en donde se embarcó públicamente i sin licencia ni pasaporte de autoridad alguna.

Preguntado acerca del armamento i circunstancias del viaje, contestó a este respecto uniformemente con todos los demas.

El piloto Robinson, interrogado sobre las circunstancias de su embarque, dijo que, hallándose desembarcado de resultas de que el buque mercante en que navegaba estaba carenándose, le habló el capitan Werter, que tiene su café en el Callao, para que entrase de piloto en la fragata Monteagudo, pero, habiéndole contestado el declarante que este buque hacía dos horas que había salido del Callao, le satisfizo Werter diciéndole, que no tuviese cuidado, que se embarcaría como pasajero en una goleta hasta Huacho, i que en este punto se trasbordaría a la Monteagudo. Que el 6 o 7 de Julio salió del Callao i se embarcó en el bergantin Orbegoso en frente de Huacho; desde donde fué trasbordado a la Monteagudo con algunos pasajeros que no conocía. Que en el bergantin Orbegoso oyó el declarante que llamaban señor Jeneral a un individuo que se encontraba en dicho buque, lo que hizo creer al declarante que era el Jeneral Orbegoso; pero, habiéndole preguntado por su nombre, le contestó que se llamaba Ramon Freire; que a poco rato se presentó a la vista la Monteagudo, i ordenó Freire al declarante pasase a bordo de ella con Puga, quien le instruiría del punto de las costas de Chile a donde debían dirijirse; que en efecto lo verificó, ordenándosele por Puga tomase el rumbo para la isla de Juan Fernández.

Preguntado sobre la causa de venir sirviendo en un buque destinado a invadir la República, contestó que no tiene responsabilidad alguna por haber padecido el engaño de creer que venía en un buque mercante.

Siendo interrogado acerca de los auxilios que se le facilitaron para el embarque, i si éste fué público, dijo que el espresado Werter le abonó cuarenta pesos correspondientes a un mes de sueldo como piloto mercante, i que su embarque fué público en el muelle del Callao.

Juan Acevedo, natural de Lima, preguntado sobre las circunstancias de su embarque, dijo haberse embarcado en el puerto del Callao en el bergantin Orbegoso con destino a Centro América, segun le dijo don Ramon Freire; pero a los cuatro días de hallarse a bordo el declarante, llegó Freire al bergantin, i dijo al esponente que su objeto era espedicionar sobre las costas de Chile i que esperaba que la suerte le protejería en esta empresa, la que creía completar sin derramar una sola gota de sangre, porque fiaba en que su prudencia lo allanaría todo.

Preguntado si para verificar su embarque obtuvo permiso de la autoridad del Callao, contestó que el mismo Freire le había entregado un pasaporte con destino a Centro América, cuyo documento recojió Urbistondo como capitan del bergantin.

Habiéndosele hecho otras varias preguntas i reconvenciones, contestó a todas ellas que nada sabía.

José Antonio Lucar, preguntado sobre el objeto de su embarque i circunstancias que precedieron, confiesa que el dia 4 de Julio último lo llamó don Ramon Freire, i le dijo: «llamo a Ud. con el objeto de que marchemos a Chile, porque están las Cámaras reunidas i me llaman de todas las provincias; i a este efecto el Gobierno del Perú me facilita un buque de trasporte.» Que el declarante hizo a Freire algunas observaciones acerca de una empresa tan árdua, manifestándole al mismo tiempo que estaba cansado de sufrir miserias; a todo lo que contestó dicho Freire del modo mas halagüeño, asegurándole que llegarían a Valparaiso con felicidad i lo tomarían sin derramar una sola gota de sangre.

Interrogado sobre el armamento que tenía la Monteagudo cuando el declarante se embarcó en este buque, cuál fué su direccion i qué ocurrencias sobrevinieron en el viaje, confiesa haberse embarcado a las oraciones del 6 de Julio último en el puerto del Callao, sin licencia ni pasaporte i de un modo público; que la fragata tenía solo dos cañones montados; que a los tres dias despues de haber zarpado del Callao encontraron al bergantin Orbegoso enfrente de Huacho, que en este buque iba don Ramon Freire; que el Orbegoso i la Monteagudo se pusieron al habla i acordaron la direccion que debían llevar, i que solo en este acto conoció que Freire le había engañado. Que a los dos o tres dias de viaje para las costas de Chile se trasbordaron del bergantin a la fragata tres o cuatro cajones de tercerolas, fierro, pólvora i madera, i de la fragata al bergantin un cañon de a 12, montando seis cañones mas en la fragata. Que el primer punto a donde pensaban abordar era a la isla de Juan Fernández con el fin de sacar la guarnicion i presidarios de ésta, i dirijirse en seguida a Chiloé.

Preguntado si para la empresa contaban con el auxilio i proteccion de alguna autoridad estranjera, dijo que no puede asegurarlo afirmativamente; pero que presume que el Gobierno del Perú tenga parte en ella; que oyó decir a un individuo que se trasbordó del Orbegoso a la Monteagudo que había llegado tropa de Lima a Huacho sospechando algun contrabando en este puerto, i cerciorado de lo que realmente era, se retiró a su puesto.

Reconvenido sobre su vuelta del Perú a Chile cuando se hallaba expatriado, sin que el Gobierno de esta República le hubiese espedido el competente permiso, dijo que la miseria en que se hallaba i las promesas de don Ramon Freire le obligaron a embarcarse.

Lúcas Ibáñez, natural de Chile, interrogado a cerca de las circunstancias i objeto de su embar