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SESION EN 11 DE JULIO DE 1833

ignorante en que nos había mantenido el réjimen colonial. El proyecto presenta un grandioso cuadro en que se figura a Chile vencedor de sus opresores,estenderles una mano de reconciliacion amistosa i convidarlos a restablecer los vínculos que le ligan con la Patria de sus antecesores. Difícilmente puede inspirar la filosofía un pensamiento mas honroso a la condicion humana.

Terminada la guerra con el Monarca de España i no conservándose mas indicios de ella que la falta de reconocimiento de nuestra Independencia, ocasionada por la política iliberal i mezquina que rije los destinos de aquella Nacion digna de mejor suerte, la posicion en que nos hallamos es una servil imitacion de lo mismo que vituperamos. El Rei de España que, con mejor juicio, conociera las ventajas de estrechar con los americanos las relaciones mercantiles de sus súbditos, renunciando para siempre a las pretensiones de una sujecion inútil, no nos reconoce independientes por obsecacion, i nosotros por odiosidades que ya deben conceptuarse sepultadas en el olvido, conservamos cerrados los puertos a un comercio que, sin duda, debe producir ventajas mútuas. Mantenemos un fraude continuado permitiendo el comercio con los españoles al abrigo de pabellones estranjeros i precisamos a los consumidores de las producciones de aquel país, a comprarlas a precios dobles de los que deberían costar si fuesen internadas directamente. Todos los dias desembarcan españoles de buques estranjeros, contratan con nosotros en plena libertad, i sin embargo, pretendemos que se nos considere como unos enemigos en actual guerra. Esta situacion tan contraria a la justicia, i que para conservarla exije que se recurra a ficciones i resentimientos, es mui degradante a la dignidad de un pueblo republicano, rejido por un Gobierno justo, que posee los elementos precisos para defenderse i hacer respetar su nombre. Por la misma razon que el comercio de Chile se hace clandestinamente con la España, debe el Gobierno declarar que no hai prohibicion alguna para que se haga con entera libertad. El comercio se efectúa sin un permiso espreso, i dándose éste, ningun medio se pone en manos de los agraciados para que nos causen males. Si no resulta ninguno, es conocida la ventaja que ofrece el proyecto, la de cerrar la puerta al tráfico actual, que en realidad es una burla que se hace al Gobierno, i dirijirlo por una vía franca i decente. El proyecto de lei no se dirije a otra cosa que a permitir, por medio de un acto solemne, que se haga con libertad, lo que se está consintiendo por tolerancia que se haga a escondidas.

El que observe que ocultamente se sostienen relaciones mercantiles entre los chilenos i los españoles, fácilmente debe convencerse de que han de ser ventajosas, porque procediendo siempre los hombres por un principio de interés, el que ha dado oríjen al establecimiento de esas relaciones secretas, no puede menos que ser de importancia. Aun debe ser mui poderoso para que haya podido introducirlas en medio de las desazones i diferencias que todavía existen. Pero, un comercio que se ejerce con tantas trabas no puede producir todas las ventajas que es capáz, i es necesario facilitarle un camino recto, darle ensanche al campo de sus especulaciones i seguridades a los que lo emprenden. La existencia del comercio clandestino de los españoles con los chilenos, nos liberta de probar que es ventajoso porque ella sola lo está demostrando, pués de otro modo no lo habría, aunque se permitiera con las seguridades mas sólidas que pudieran inventar la suspicacia, el talento i la desconfianza. Si ejecutándose de este modo se convence de que es ventajoso, haciéndose con libertad, las utilidades deben tomar mucho incremento.

El proyecto de lei ofrece un asilo a esa multitud de españoles que, habituados al clima de América i arrojados de su suelo por una política mal entendida, i temiendo ser mal recibidos en su país natal, andan vagando por el globo con sus capitales, suspirando siempre por volver al territorio en que los adquirieron. Si la presente lei se hubiese dictado cuatro años há, algunos caudales se habrían introducido a Chile i todos los ramos de industria habrían recibido un grande impulso. Los escombros de la ruina mejicana hubieran servido para levantar en Chile grandes establecimientos de prosperidad.

El trato frecuente de los españoles con los chilenos extinguirá los rencores que hizo nacer la revolucion, i que la naturaleza i la humanidad, la razon i la justicia mandan ya que se sofoquen. Se establecerán en la República españoles que formen una familia con los chilenos, que aumenten la poblacion i cooperen a su felicidad. Bajo estas consideraciones, parece que el proyecto de lei iniciado por el Presidente de la República debe calificarse de honroso como providencia gubernativa i de útil como medida económica. Hágase abstraccion de recelos i desconfianzas: prevéase lo futuro, conózcase la propension del jénero humano en la época actual, i corriéndose un velo sobre lo pasado, se hallará que, por mas esfuerzos que se hagan para oponerle objeciones, no se hará mas que manifestaciones de temor, del que nacen ilusiones, reflexiones engañosas i anuncios de males inciertos, cuando nó imposibles. Observemos las refutaciones que ha propuesto la mayoría de las Comisiones del Senado, a quienes se remitió el proyecto para su exámen, i verémos que no tienen otro principio que las ideas que acabamos de sentar.

Mas, antes de entrar a refutar los argumentos, no podemos menos que suplicar se suspenda esa indignacion, que si no ha sido provocada con intento, a lo menos se ha mantenido con cuidado para rechazar el proyecto sin exámen; prueba irrefragable i anticipada de que no hai solidez en las razones con que se ha pretendido refutar