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GRAN CONVENCION

en circunstancias remotas, el horror con que se ha pronunciado la opinion pública manifiesta que la virtud es su mas precioso patrimonio. ¡Qué paralelo i qué injenuidad!

Dejemos en descanso los manes del infortunado Ajis, que quiso restablecer las leyes de Licurgo cuando los Espartanos estaban corrompidos.

Hizo mui mal en no conocer el terreno en que iba a sembrar. Eso probaria cuando mas que no era eximio agricultor, pero nunca argüiría que la reforma de la Constitucion chilena fuese intempestiva. Opongamos al reinado de Ajis el gobierno de Arístides, porque nos presentará algunas analojías, i trascribamos lo que dice a ese respecto un escritor profundo.

"Arístides, en un momento terrible para la Grecia, en el mayor de los peligros que hubiesen amenazado su existencia; próxima a ser invadida por el ejército de Mardonio, ejército numeroso, aguerrido i ensoberbecido con sus triunfos; teniendo que combatir a mas de eso, contra un número de griegos superior al que le quedaba para protejer sus hogares, i luchar contra una nobleza poderosa, que Atenas habia oprimido i que en su desesperacion prefetia sufrir el yugo de los Persas que verse humillada por el pueblo: Arístides en tan delicada coyuntura supera todos los obstáculos; hace prender a algunos nobles conspiradores; los vuelve tácitamente a la libertad; reune todos los partidos hácia el bien público; arrastia la nobleza con su induljencia, la conduce otra vez al campo de batalla, señalándoselo para que se vindique, i consigue con ella i con los suyos la victoria de Platea."

"Para reunir las facciones, conciliar los ánimos i salvar a su patria i a la Grecia se vió precisado a suprimir la piedra fundamental de la constitucion de Solon, que prohibia al pueblo la entrada al Areópago. La salud del pueblo fué su lei suprema: mas dejó a los nobles en posesion de las majistraturas; calmó las pasiones del pueblo, autorizándolo a pretenderlas i encontró por su lei sobre la igualdad, que debia haberle enajenado la nobleza, el secreto de satisfacer a la vez al pueblo i a los nobles i restablecer en su patria la concordia i la fuerza." "Esa Constitucion fué una obra maestra de política, sabiduría i conocimiento del corazon humano; es el mas bello rasgo de la vida de Arístides i tambien el único que se empeñan en desconocer los historiadores pródigos, segun costumbre, de reflexiones inútiles i estemporáneas, i silenciosos sobre cuanto seria útil conocer. Ese rasgo escapó a Plutarco, precioso por su simplicidad, mas que no era nada menos que filósofo." ¡Qué hombre ese Arístides! ¡Qué habilidad, qué destreza i qué equidad!

El autor del Remitido, hablando de la Polonia i de la Francia i tratando de ser consecuente con el sistema de ataque que ha adoptado, sigue su táctica con el mismo acierto que en los paralelos anteriores, i confunde hechos particulares con los acontecimientos i resultados jenerales; pero a mas de reproducir los mismos errores, incurre en el vicio imperdonable de despreciar aquella identidad de costumbres, aquella similitud de relaciones, hábitos, industria, actividad i recursos que constituyen la diferencia característica que se advierte entre las naciones mas inmediatas unas a otras. Aunque fuese cierto que la Polonia "creyese evitar la arbitrariedad del rei concediendo el veto a cada uno de los miembros o Diputados de la Dieta, i que de esa concesion resultase la nulidad del cuerpo Lejislativo, el desórden en cada eleccion i por último la disolucion del Estado." Aunque fuese incontestable que la Francia "tentando de establecer la misma forma de gobierno que los Estados Unidos se precipitase en la anarquía mas desastrosa." En el primer caso citaremos la revolucion de los polacos de 1791, porque fué obra maestra de prudencia i sabiduría. Gobernados éstos por un rei esclarecido, justo i bueno, estuvieron sin sacudimiento alguno, sin efusion de sangre, en la víspera de recibir una forma regular de gobierno. De la anarquía feudal esa nacion jenerosa se iba elevando a una monarquía temperada, a la que solo faltaba una representacion popular para que fuese república. La aristocracia, encerrada en señalados límites, estaba contenida de un lado por el poder concedido al rei por la nueva Constitucion i del otro por la ereccion de los comunes, la abolicion gradual de la servidumbre, i la formacion de un cuerpo de ciudadanos que cada año hubiesen ido a engrosar el número de los nobles. La suerte i la fatalidad decidieron lo contrario. Su aspecto político estimuló los celos de tres déspotas. El Czar de Rusia, el Rei de Prusia i el Emperador de Alemania la despedazaron i se repartieron sus infelices despojos; pero no es menos cierto que la reforma introducida en sus leyes la hizo gozar dos años de prosperidad.

Por lo que respecta a la Francia, no fué porque tentó de establecer la forma de gobierno de los Estados Unidos que se vió presa de los horrores de la anarquía mas espantosa, sino porque en esos dias de terror, entusiasmo, sublimidad i heroísmo, desatadas las pasiones mas viles contra cuanto respiraba sentimientos de patriotismo i virtud, i estando entregado el poder a manos de un populacho enfurecido i exasperado por ajentes secretos de disolucion, toda clase de gobierno se hacia impracticable, por eso mismo que propendia a refrenar el crímen. Las transiciones violentas de la servidumbre a la libertad fueron la verdadera causa de esas atrocidades que han horrorizado al autor del Remitido i que nos hacen estremecer, cuando la esperiencia nos enseña diariamente i en nuestra propia Constitucion que un Gobierno sentado en el estremo mas peligroso de esos dos contrastes es incompatible con la prosperidad nacional.

Antes de concluir nuestra refutacion i resumirnos para resolver las proposiciones que hemos sentado relativamente a la reforma, nos deten-