Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXIV (1835-1839).djvu/492

Esta página ha sido validada
488
CÁMARA DE DIPUTADOS

i que pudieron ser mucho mas adversos, sin la sagacidad i decision del Jeneral Blanco. ¡Loor eterno a los valientes de su mando que han sabido aun en la desgracia hallar la gloria! Vuelven colmados de las bendiciones de los pueblos del Perú, i el ejército enemigo les ha dado altas pruebas de estimacion i respeto. Nuestras armas vuelven con honra; mengua ninguna mancha nuestras banderas, i nunca un soldado dejará de decir con gloria: yo estuve en la espedicion del Perú mui inferior en número, pudo imponer respeto al enemigo i obtuvo tratados ventajosos. ¡¡Loor eterno, en vez de vituperio, al Jeneral Blanco que ha sabido conservar el honor de Chile i volver a nuestro seno porcion de chilenos sin que atormente nuestro corazon el llanto del huérfano ni el clamor de la viuda!!


Aun cuando la fortuna que, favoreciendo a la presente administracion, parece tenerla encadenada, se hubiera prestado a conceder el triunfo a nuestro ejército en el Perú, ¿Santa Cruz habría bajado de la silla protectoral? ¿La nacion peruana se estimaría en mas libertada o subyugada por chilenos, que libre o esclava por bolivianos? Fijémonos bien: la guerra no podía tener otro fin que tratados mas o ménos ventajosos; ¿por qué no hacer ahora lo que al fin es el resultado que nos proponemos?


La terminacion, pues, que dió el Jeneral Blanco a su compromiso es mui digna de un hombre pensador i de virtudes; ella, entre tanto, habría sido mas satisfactoria si la obra de los tratados i perteneciera esclusivamente con los Plenipotenciarios del enemigo. Lo que hai en ellos de malo i digno de reforma creemos le debe a la malhadada órden gubernativa que le asoció con Irisarri ¡Cuánta diferencia entre ámbos! ¡qué contraste el de estos nombres: Irisarri, Blanco! Apénas sabemos como escuse el Gobierno ésta, a nuestro entender, gravísima falta. Presentemos de una vez nuestro juicio sobre estos tratados, no se encontrará nada en ellos que motive la continuacion de la guerra, sino el verificar por medio de un Plenipotenciario esplicaciones que los pongan en justicia, acordando, ante todo, o bien una suspension de hostilidades, o bien una ampliacion del término dado para ratificar.


Del artículo 1.º de los tratados, apénas tiene que decirse sino una falta de estilo en semejantes documentos i que mas bien puede llamarse falta de cortesía, i que no creemos sufre dificultad el enmendarlo.


En el 2.º, el Gobierno de la Confederacion reitera sus protestaciones i declaracion solemne de no haber autorizado jamas acto ninguno ofensivo a la tranquilidad de Chile.


Esto es espreso i completamente satisfactorio; no puede ni debe exijirse mas, visto el caso que Chile reconozca no haber tomado los buques peruanos en el Callao con el objeto de apropiárselos; es un acto de justa reciprocidad.


El artículo 3.º dispone la devolucion de dichos tres buques i esto no es sino una consecuencia del artículo anterior.


El tiempo que señala el artículo 4.º, para el reembarque de las tropas chilenas i ratificacion de los tratados por el Gobierno de Chile, es el suficiente.


El 5.º 6.º, 7.º i 8.º artículos muestran el mas franco i cordial deseo de fraternizar ámbos Estados, nada hai de vejatorio ni deincidioso en ellos.


El 9.º es un artículo injusto i pernicioso a nuestros intereses. El Perú ha contraido una deuda; debe liquidarse i como toda ha sido de la misma naturaleza obtener el pago de Chile del modo mas conveniente, i no dejando toda la latitud que el Perú ha querido tomar.


Este artículo se conoce es fabricado en el mismo taller que 822 echó a Chile una deuda con fines bien conocidos i averiguados; pero este artículo, junto con el 10º i 11º, son susceptibles de esplicacion i modificacion; la recibirán, sin duda, del Gobierno del protectorado i sin necesidad de guerra.


El 12 es una concesion a Chile ciertamente no digna de vituperio. Finalmente, por el 13 se ofrece mútuamente una garantía tal, que nos pone a cubierto de los temores de su cumplimiento por parte del Perú. Garantía que en sí sola destruye los temores de engrandecimiento a nuestra costa i que es un baluarte inespugnable de nuestra Independencia futura del Perú.


Hé aquí la sencilla análisis de los tratados. Creemos que nadie desconocerá en ella la mano chilena, desnuda de toda afeccion ajena; pues, es cierto que así como no deben ratificarse tales cuales están concebidos, no por eso puede negarse la posibilidad de ampliarlos, reducirlos o modificarlos por medio de negociaciones francas i amistosas; éstos son los medios como se entienden los Gobiernos ilustrados de dos naciones que se respetan inútuamente, esta i no otra es la senda de reciprocidad, i ántes de volver a la guerra está en el interes de Chile el agotar todos los medios de avenimiento pacífico.


Las naciones mas florecientes no guardan otra conducta ¿i nosotros, con nuestros campos desiertos, somos tan pródigos de sangre i sacrificios? Por otra parte, el Jeneral Santa Cruz está demasiado poseido de los bienes que le atraería la paz al Perú para no ansiarla i recibirla a mayor precio de sacrificios ¿Pero, debemos creer por eso que firmará tratados presentados en las bayonetas del Ejército chileno o por los cañones de nuestras naves? ¿Queremos nosotros que tenemos en tanto el honor i el decoro nacional, desposeer a la otra nacion enemiga de los sentimientos mas naturales de estimacion propia? Antes que todo seamos justos; éste es el verdadero modo de ser respetados, pues jamas nos faltará el patriotismo contra el pueblo que quiera hollar nuestra Independencia o nuestra gloria.


Acabamos de escribir esto, cuando hemos visto la resurreccion de El Cura Monardes, hablando