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SESION DE 19 DE AGOSTO DE 1835

cion de la Cámara las bases sobre que se han de fundar las negociaciones que se entablen con la España, ¡ se mandó traer para discusion jeneral, i para particular la solicitud de don Cárlos Wooster despues de haber sido aprobada por unanimidad en jeneral.

Siguió la discusion pendiente de la mocion del señor Ramon Luis Irarrázaval, i siendo ya mui prolongada la sesion se levantó la actual, quedando el señor Garrido con la palabra para la próxima. —Jose Vicente Izquierdo. —J. S. Montt, diputado-secretario.


ANEXOS

Núm. 143

La Comision de Gobierno, visto detenidamente el Mensaje del Presidente de la República sobre la mision a España para perpetuar la paz i celebrar unas negociaciones de conveniencia recíproca, es de sentir se apruebe en todas sus partes; que las bases que en él se han fijado son las mas análogas i honrosas al país; que, por consiguiente, si se logra el éxito que se cree i espera el Gobierno, el Estado en jeneral recibirá un aumento de prosperidad i riqueza que le hará resplandecer a la vuelta de pocos años. Las Naciones extranjeras, disipando la idea de colonia que aun afecta a Chile, le tributarán toda la importancia i valor que se merece i finalmente estendido el comercio, los ciudadanos chilenos tendrán mas medios de ocupacion.

Sala de la Comision. —Agosto 19 de 1835. —Manuel Sotomayor. —Anjel María Prieto.

Núm. 144[1]

La cuestion política del reconocimiento de la Independencia i la deuda interior, son los dos grandes asuntos que fijan en el dia la espectacion pública. Con respecto a la primera, varios periódicos han demostrado instructivamente que la Legacion a España es intempestiva, ridícula i opuesta a los sanos principios de una política liberal, fundada sobre las bases de un Gobierno republicano. Escritores conocidos i desconocidos han tomado parte en esta polémica que va a decidir de la suerte futura del Estado. El Mercurio solo se ha manifestado con ménos calor en esta materia talvez porque El Araucano se ha lanzado en la arena con toda aquella arrogancia que inspira la seguridad del triunfo. Dos hermosas columnas, con brillantes frases i floreos retóricos, ocupa para rebatir las incontestables razones emitidas por El Philopolita i otros. ¿I qué dice despues de haber esforzado su injénio diplomático? Que Chile solicite el reconocimiento de su Independencia de la España, así como la Holanda a su vez la imploró de esta misma i Norte América de Inglaterra. Hé aquí todo el aparato lójico-político de El Araucano para derribar los sólidos fundamentos de la opinion jeneral a una Legacion, cuyos fatales resultados puede prever el mas bizoño en el arte de la política. Ofrece, pues, modelos que imitar sin acordarse que estas negociaciones emanan de diferentes causas que no pueden aplicarse a todas las circunstancias. El Araucano sabe mui bien que no es siempre prudente en política respetar como regla invariable i segura la conducta de Naciones mas ilustradas i poderosas, i es mui estraño que quiera convencernos con ejemplos que no pueden aplicarse a la República de Chile, cuya situacion es diametralmente opuesta a la de Holanda i los Estados Unidos en las épocas que solicitaron el reconocimiento de su Independencia. El Philopolita ha contestado victoriosamente estas objeciones de imitacion; i añadiremos solo que la América jira sobre un eje mui diverso del de la Europa, para que se nos quiera conducir a la europea. Ademas, que la Nacion resiste al empeño de implorar a los piés de la Reina Cristina el reconocimiento de su Independencia; i que aun cuando se haya pasado a las Cámaras la mocion relativa a este objeto, éstas no harán otra cosa que la voluntad nacional pronunciada ostensiblemente, si quieren desempeñar con fidelidad el noble cargo de representantes. Sería preciso suponer a la Lejislatura desnuda de todo patriotismo para presumir que vaya a sancionar las desgracias de la Patria, prestando su voto a una mocion que repugna el de la opinion pública, la mas segura brújula con que debe marchar en sus discusiones un Cuerpo Lejislativo. Se frustrarán, pues, las esperanzas de los que pretenden el reconocimiento de la Independencia i se disiparán las dudas de los buenos patriotas que miran con indignacion esta humillante solicitud.

El segundo proyecto de lei que ocupa la atencion pública es sobre el reconocimiento de la deuda interior. En la Cámara de Senadores, a que ha sido presentado, se ha sancionado el primer artículo concebido en los términos siguientes:

"Se reconocen los empréstitos levantados en tiempo del Gobierno español i el de la República".

Esta sancion ha sido precedida de muchas discusiones, como lo exijía la naturaleza de una cuestion que afecta los intereses nacionales. Por desgracia, no tuvieron el éxito que esperaba la opinion pública, los multiplicados i sólidos razonamientos que hizo un señor Senador para desvanecer en el ánimo de la Sala la idea de sancionar un proyecto que debía desecharse como antipatriótico i contrario al bienestar de la Nacion. Se trata, pues, de satisfacer los créditos que sirvieron a Sánchez, Ossorio i Marcó para forjar los puñales con que sacrificaron a innumerables víctimas; i

  1. Editorial de El Dia i El Golpe, núm. 8, de 20 de Agosto de 1835. —(Nota del Recopilador.)