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SESION DE 28 DE AGOSTO DE 1835

dicacion del señor Renjifo, que quedaron para segunda discusion en la sesion anterior, en la forma que sigue:

"3.º El empréstito voluntario levantado por decreto del Gobierno español de 1.º de Febrero de 1815 i las cuotas que, en todos los empréstitos levantados por el mismo Gobierno, hubiesen cubierto los españoles que no tenían carta de ciudadanía, i las demás personas que despues fueron confinadas o de cualquier otro modo procesadas como desafectas a la causa de la Independencia chilena.

"9.º Las cantidades que los Gobiernos republicanos exijieren como conmutacion de penas impuestas por los Tribunales de Justicia en castigo de delitos políticos." I se levantó la sesion. —TOCORNAL, Presidente.


ANEXOS

Núm. 628


MEMORIA QUE EL MINISTRO DE ESTADO EN EL Departamento Del Interior PRESENTA AL CONGRESO NACIONAL.

Al daros cuenta del estado de la República en lo tocante al Ministerio del Interior de mi cargo, me felicito de no tener que aludir ni a una sola de aquellas tentativas contra el órden público, que en otros años ha sido de mi deber indicar al Congreso.

Nada ha turbado la concordia entre los ciudadanos; i el calor mismo que se nota de cuando en cuando en la discusion de los negocios públicos, es un indicio favorable de libertad i de vigor en nuestras instituciones nacientes.

Estadística. —Desearía poder fijar aquí como un punto de donde partir para calcular la marcha futura de la República, datos estadísticos individuales i auténticos a cuya luz fuese posible formar un juicio seguro sobre la condicion física i moral del pueblo. Pero, apesar de mis esfuerzos para obtenerlos, todo lo que pudiera presentar a la Lejislatura, sobre esta materia, es el resultado de un censo incompleto, cuyos pormenores no me inspiran suficiente confianza. He creido necesario revisarlo menudamente para correjir, a lo ménos, algunas de sus mas palpables imperfecciones; i a proporcion que se verifique este trabajo, irá viendo por partes sucesivas la luz pública.

No obstante la imperfecta ejecucion de este censo, es fácil deducir de sus pormenores un progreso de poblacion, bastante acelerado en el mayor número de los departamentos, i combinado con un grado estraordinario de salubridad. Aun en aquellas porciones del territorio en que vemos cundir rápidamente la poblacion, las proporciones entre las diferentes edades dan a conocer que es respectivamente grande el número de los individuos que sobreviven a todas las causas de destruccion de que está rodeada la infancia. Bajo este respecto, puede Chile sostener la comparacion con no pocas naciones europeas; lo que, atendida la falta absoluta de comodidades en que vive la clase ínfima, se debe sin duda a la influencia benéfica del clima sobre la vigorosa constitucion de los habitantes de nuestros campos.

En la capital, el aspecto del censo i sobre todo las tablas de mortalidad ofrecen resultados desfavorables, que es preciso atribuir por una parte a la ineficacia de nuestra policía, que no posee medios suficientes para la ejecución de las providencias sanitarias mas indispensables, i por otra, a los arraigados hábitos de imprevisión i desarreglo en las clases inferiores; hábitos que desaparecerán gradualmente, a medida que se vayan jeneralizando en ellas la educación i la industria.

Conozco lo importante que sería la formacion de tablas que representasen el movimiento de la poblacion i me diesen medios de exhibir un cuadro exacto, en vez de vagas jeneralidades, a la curiosidad de la Lejislatura i del público. Pero, hai obstáculos que el celo de los empleados departamentales no ha podido ni podrá en muchos años vencer. En los otros paises, los libros parroquiales suministran noticias aproximadas del número de nacidos i muertos. En Chile el primero de estos elementos nos será del todo desconocido miéntras subsista la costumbre de administrar el bautismo por manos de legos a los recien nacidos; costumbre harto jeneral en el dia, i a que no es fácil encontrar remedio miéntras no se pueda proveer de dignos pastores a las parroquias rurales vacantes, algunas de las cuales yacen, como lo manifestaré a su tiempo, en el mas deplorable abandono.

Sistema económico. —Aunque creo que no tenemos motivo para estar descontentos del progreso que tanto en su número, como bajo otros respectos ha hecho la poblacion desde que nuestras armas conquistaron la Independencia, es preciso confesar que considerada la muchedumbre de trabajos orgánicos que debemos emprender para el arreglo de nuestros negocios domésticos, es poco lo hecho, grandes las necesidades a que tenemos que hacer frente, i no muí abundantes los recursos. Basta desde luego una observacion superficial para percibir en el sistema económico del pais ciertas trabas que, por su naturaleza, solo pueden ceder a la accion lenta del tiempo, favorecida por la influencia bienhechora del órden.

En un pais eminentemente agricultor, con pocas artes, con un comercio puramente pasivo, i donde, por otra parte, las liberales dádivas del suelo no tienen todavía todo el valor que pudiera, porque exceptuando los metales preciosos, su esportacion es limitada, no puede ménos de suceder que una porcion considerable de los pro-