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SESION DE 17 DE JULIO DE 1835

Gobierno boliviano que el Gabinete de Madrid se ocupaba del proyecto de reconocer los nuevos Estados americanos, bajo la mediacion de Su Majestad Británica, por ellas mismas se le había indicado lo que debía siempre temerse, a saber: que por este reconocimiento se exijiesen algunas indemnizaciones pecuniarias, no dudando que la Reina Rejente, en las circunstancias en que se halla, se apresurase a realizar esta medida.

El Gobierno de Bolivia, tan entusiasta como el de Chile por la Independencia i honor nacional, no ha trepidado en contestar que, aunque estaba en disposición de recibir el reconocimiento de la España como un acto que no le dañaba, no le creía tan interesante que le obligase a dar paso alguno solicitándolo; mucho ménos a sacrificios pecuniarios. Ha dicho también que, reputando este negocio eminentemente americano i de trascendencia a todo el continente, creía que debía ventilarse i resolverse por todos los Estados nuevamente creados en el territorio de Colon; i que aun cuando el reconocimiento parcial i aislado de una sola sección se juzgase honroso a ella, Bolivia, en su caso, renunciaría ántes esta preferencia, que separarse de sus hermanos en un asunto de tamaña importancia.

Con sola la esposicion que antecede, conocerá el señor Ministro de Relaciones Esteriores de Chile que, ántes de entenderse con el de Bolivia sobre el proyecto de tal reconocimiento, estaban ámbos de perfecto acuerdo sobre las justas i demasiado juiciosas bases que indica en la nota que se contesta. I queriendo observar toda la formalidad que exije un asunto de tanto ínteres, cree el infrascrito deber repetir en esta nota las indicadas bases:

  1. El reconocimiento absoluto de los nuevos Estados, que supone el derecho de constituirse bajo la forma de gobierno que mejor le pareciese a cada uno;
  2. La denegacion absoluta a toda erogacion pecuniaria, i a la obligacion de tomar a cargo nuestro parte alguna de la deuda nacional de España;
  3. La estipulacion, si España insiste absolutamente en ello, de convenciones comerciales de beneficio mutuo;
  4. Que todas las nuevas Repúblicas serán invitadas a la negociacion, i se reconocerá la Independencia de todas ellas, sin excepcion alguna.

El que suscribe se permite, a mayor abundamiento, agregar una quinta reducida a que ningún Estado americano pueda negociar i estipular su reconocimiento de la España por separado.

Dirá también que, sintiendo lo mismo que el Gobierno de Chile, no se prestará jamas de su parte al establecimiento de un Gobierno monárquico en su suelo, ni a ser dependiente de otra monarquía mas basta que se crease.

Por último, al terminar esta contestación debe decir el infrascrito que las comunicaciones que ha recibido del Ministro Plenipotenciario residente en Paris, no contienen otras nuevas que las que le trasmite el Gobierno de Chile, i que, deseando proceder de consuno en esta grave materia, le comunicará en lo sucesivo cualesquiera otras que llegue a adquirir, como mui bien puede suceder en razon de haber sido su Plenipotenciario en Francia el primero que las columbró allí i comunicó a los otros ajentes diplomáticos.

Dígnese el señor Ministro elevar esta contestacion al conocimiento de su Gobierno, aceptando el testimonio de la mas alta i distinguida consideracion del que suscribe. —República Boliviana. —Ministerio Jeneral. —Palacio de Gobierno en Chuquisaca, a 17 de Julio de 1834. —Seccion de Relaciones Esteriores. —Mariano Enrique Calvo. —Excelentísimo señor Ministro de Relaciones Esteriores de la República de Chile.


Núm. 574

Núm. 12


Nota del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú al de Chile

El infrascrito, Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, ha recibido con notable satisfaccion los avisos que el Excmo. señor Ministro de igual Departamento de la República de Chile se ha servido trasmitirle, sobre la disposicion del Gabinete español a entrar en la senda de la justicia, nó por temores que inspire la actitud hostil de la España, cuyas tentativas para restablecer su dominacion en estos paises serían del todo inútiles i ridiculas, sino mas bien por el deseo de obtener la paz con todas las naciones del globo.

Si la negociacion a que son invitados los nueves Estados americanos no es un lazo que se tiende a la buena fé; si ella no tiene por objeto darles señores de la dinastía de los Borbones, lo que ya se ha pretendido solicitar de los ajentes americanos residentes en Paris; si ella finalmente, no conspira a recabar de nosotros indemnizaciones pecuniarias por el reconocimiento de nuestra Independencia, ni privilejios en favor de la España, con perjuicio de nuestros derechos, el Gobierno del Perú se prestará gustoso a la terminacion solemne de una guerra que ha sido el escándalo del mundo i cuya prolongacion solo sería perjudicial a la Península.

El Gobierno del Perú se siente animado de los mismos sentimientos i profesa los mismos principios que el de Chile en lo relativo a este negocio. Así lo ha manifestado a los demás Gobiernos de la América del Sur por medio de sus ajentes; i ha indicado como bases, para el caso de entablarse la negociacion, las mismas que el