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264 CÁMARA DE DIPUTADOS

de 1829. —M. Orgera. —Juan Cortés. —Juan Albano. —J.A. Valdés. —Manuel Soto mayor. —M. de Ureta. —Manuel de Araos.


Núm. 283

SS. RR.

Cumpliendo con el artículo 134 de la Constitucion, es ya tiempo que el Congreso señale el dia de la conclusión de sus sesiones. La multitud de negocios jenerales o particulares que actualmente ccupan la consideración de la Lejislatura, presentan al Congreso trabajos que no podrá evacuar ántes del 1.º de Febrero; i si oportunamente no resuelve el modo como haya de disolverse i si nombra o nó una Comision Permanente, que ejerza las funciones que se le designan en el capítulo 8.º de la Constitucion, puede acaso dejarse a la Nación i al Gobierno sin esta garantía. Por tanto, el Diputado que suscribe somete a la consideracion de la Sala para que, a virtud de las circunstancias, sobre tabla se sancione el siguiente:

PROYECTO DE DECRETO

Artículo primero. El Congreso nombrará una Comision de cuatro Representantes de ambas Cámaras, que trabaje un Manifiesto, en que a nombre de la Representacion Nacional, se haga presente a los pueblos todos sus trabajos, suscribiéndose éste por los Comisionados.

Art. 2.º Inmediatamente resolverá el Congreso si debe o no quedar una Comision Permanente i de quiénes se componga; la cual tendrá los deberes de la que la Constitucion en su capítulo 8.º designa hasta la instalacion de la siguiente Lejislatura.

Art. 3.º El actual Congreso cerrará sus se siones el dia veintidós del corriente, ocupándose esclusivamente desde hoi hasta entonces de los objetos que se indican en los dos artículos precedentes.

Sala de sesiones, en Santiago, Enero 19 de 1829. —José Tomas Argomedo.


Núm. 284

SS. RR.

Vuestra acreditada filantropía me autoriza a desempeñar un encargo que me ha sido encomendado cerca de vosotros; encargo que, si bien puede costaros el sacrificio de una pequeña parte de ese tiempo precioso que os queda por consagrar a la iicha de la Patria, su buen éxito os valdrá la mayor recompensa que pueden apetecer almas tan jenerosas i elevadas como las vuestras. Esta recompensa será, señores, la memoria que llevareis al retiraros, de un acto bondadoso reservado solo a vuestra magnanimidad; un nuevo titulo a la admiracion del gran pueblo chileno, tan esforzado como piadoso, i la eterna gratitud de los que esperan sentir los benignos efectos de vuestra conmiseracion. Tres inocentes abandonados, una esposa desolada, i un antiguo soldado de la Independencia, ausente de sus hogares i del suelo natal, i errante en un país estranjero, son, a la verdad, seres mui desgraciados i por lo tanto capaces de fijar vuestra conmiseracion i participar de vuestra clemencia.

Mi hermano José Honorato, cabeza de esta infeliz familia, abrigó desde la niñez sentimientos patrióticos i deseos de vengar los ultrajes que recibia la América de la ferocidad de sus dominadores. Así es que desde luego que se halló con edad i fuerzas suficientes para esgrimir la espada, dejó la casa paterna para incorporarse a la Academia Militar, ahogando en su pecho, todavía tierno, los dulces recuerdos de la infancia i la dolorosa sensación que le causaban las lágrimas i el desconsuelo de un padre abrumado de vejez i de achaques. No satisfecho su entusiasmo por la libertad con un homenaje tan costoso, quiso privarse aun de la vista de aquel interesante objeto para dedicar esclusivamente sus cuidados i su vida a la santa causa que defendia. Se ofreció espontáneamente a marchar al sur, donde existia el teatro principal de la guerra. Allí, la misma intemperie, la pobreza i la desnudez que sufria con sus ilustres compañeros de armas, léjos de desalentarlo, fortificaron sus deseos i acrecentaron el ardor republicano que lo animaba. Los muros de Talcahuano, la frontera i todos los puestos en que fué atacado el enemigo, presenciaron su denuedo i el órden i valor que inspiraba en la tropa confiada a su direccion.

Presente a todas las batallas, i peleando hasta que fueron completamente deshechos los invasores del Perú, tuvo la gloria de contarse en el número de los que habían consumado la importante obra de la Independencia nacional. Mas, como doquier se presentasen enemigos de ésta o de la tranquilidad jeneral, allí le encaminaba el noble deseo de escarmentarlos, solicitó vivamente pertenecer a la espedicion hecha contra las tropas amotinadas de Valdivia, i logró también el honor de ejercitar entonces su brazo i partir el mérito de aquella victoria.

La libertad del Perú, habiendo militado en esa República como individuo del seguudo Ejército auxiliar de Chile, le debe también los sacrifi dos i privaciones que esperimentó por ella.

Pero los servicios referidos no son, señores, los únicos que ha prestado a su país; i me permitiréis haga mención de los principales que hizo a su vuelta del Perú.

Ellos son tan recomendables como los que puede presentar un guerrero que no ha vivido sino en campaña i no ha conocido otro pasatiempo que los combates i los peligros mas horribles. Habiendo seguido las dos espediciones