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CONGRESO NACIONAL

Las circunstancias difíciles en que se ha visto colocada en estos últimos tiempos la República de Bolivia, no nos han permitido entablar con ella relaciones intimas; sin embargo, es creíble que no está léjos el dia de consolidarlas. Este concepto se apoya en las sinceras protestas hechas por el jeneral Santa Cruz al tiempo de su partida de Chile, para tomar las riendas de aquel Gobierno. El nuestro juzgó conveniente invitar al de Bolivia a tomar parte en la mediacion ofrecida a las Repúblicas de Perú i Colombia. Al efecto, se dirijió una comunicacion que condujo el mismo jeneral Santa Cruz, de la que todavía no se ha tenido respuesta oficial.

Al terminar esta ojeada sobre nuestra posicion relativa con las Repúblicas americanas, no es posible comprimir la espresion de un amargo sentimiento, cual debe inspirarlo la guerra fratricida que destroza la gran familia arjentina. Desde la revolucion acaecida en Buenos Aires, en que fué depuesto el gobernador Dorrego, no se ha recibido comunicación directa de aquella capital; las noticias, sin embargo, de las otras provincias hacen ver que la discordia continúa ensangrentando aquellos países. Se han dado, con todo, algunos pasos que prometen la reconciliacion de los ánimos, tal como el armisticio celebrado entre las fuerzas de la ciudad de Buenos Aires i las de la campaña circunvecina. El Gobierno de Mendoza, empeñado en esta desastrosa contienda, solicitó del de Chile auxilio de armas; pero le fué negado por no violar la neutralidad que debíamos adoptar en aquel conflicto. Sin embargo, antes de la última revolución de Buenos Aires, i a consecuencia de un convenio hecho entre este Gobierno i el de Mendoza para obrar de común acuerdo en la guerra contra el bandido Pincheira, se auxilió a dicha provincia con algunas armas en calidad de préstamo. Después este mismo Pincheira celebró con aquel Gobierno un tratado que quizás no tiene ejemplo en la historia de los pueblos cultos. Chile no podría menos de ver en esta estraña transaccion una ofensa a su dignidad i a las consideraciones que merece, i cuando el estado de las comunicaciones lo permtiese, deberían exijirse las espiraciones que requiere un hecho tan opuesto a todos los principios del derecho internacional; mas es constante que el benemérito pueblo de Mendoza, a quien ya no manda, lo ha reprobado de un modo que borra completamente todo motivo de queja por nuestra parte.

Los obstáculos que todos estos acaecimientos han puesto a la correspondencia de Buenos Aires, impiden la llegada de noticias frecuentes i periódicos del antiguo continente; sin embargo , las que han llegado directamente son de un carácter favorable. Es innegable que la mayor parte de los Gabinetes continentales manifiestan disposiciones benévolas hácia la América, i por lo que hace a la Francia, el último discurso pronunciado por el rei en la apertura de las Cámaras demuestra que se aproxima la época en que la lejitimidad de nuestra existencia política sea reconocida por aquella nacion. Teniendo su Gobierno ajentes consulares en nuestro país, era preciso corresponder a esta manifestacion de confianza, enviando cerca de él un ájente de la misma clase, que ha sido ya nombrado con el título de Cónsul Jeneral. El Gobierno de los Países Bajos, que desde el año de 1824 tiene un Cónsul en Valparaíso, no es el que menos amigable se muestra a la causa de América. En esta atencion, el Gobierno de Chile ha nombrado un Cónsul Jeneral en aquel reino.

La mudanza ocurrida en el Ministerio inglés i las frecuentes reclamaciones de los comerciantes de aquel país que han tomado parte en los empréstitos de las nuevas repúblicas americanas, por el pago retardado de los dividendos, pudieron inspirár algunos temores acerca de la buena armonía que desde los anuncios de nuestra independencia ha reinado entre Chile i la Nacion Británica. Mas, las últimas noticias de Europa han disipado estos recelos. Por ellas consta que se han celebrado reuniones, i dirijido enérjicas demandas al Gobierno inglés, por personas de la mayor respetabilidad, con el objeto de que reconozca la independencia de los nuevos Estados que todavía no han recibido esta demostracion pública de fraternidad, i que el mismo Gobierno interponga sus respetos con el de España, a fin de que adopte con los pueblos que fueron sus colonias una política ilustrada i análoga a sus intereses. Es satisfactorio para Chile saber que su nombre figura en estas comunicaciones como el de una nacion que ofrece las mas sólidas garantías de órden, de crédito i de estabilidad.

Entrando ahora en el exámen de nuestra situación doméstica, permitidme, señores, que os felicite, i por medio de vosotros a la nacion entera, a vista de la profunda tranquilidad que reina en todo su territorio; tranquilidad que, lejos de haber reícibido un sacudimiento prolongado, de resultas de los sucesos del mes Junio último, se ha ido fortificando rápidamente desde entonces, como si el buen sentido de la Nacion quisiera manifestar al mundo que aquellos últimos esfuerzos de la discordia, cerraron para siempre en Chile la carrera de los desórdenes. Sí, señores, debo repetirlo en vuestra presencia. Nuestra patria goza de un reposo perfecto; el espíritu público rechaza con indignacion cuanto puede turbarlo, i las pequeñas diferencias de opinion, frutos necesarios de toda trasformacion política, van estinguiéndose poco a poco en las relaciones de la vida social, i desaparecerán de un todo bajo la sombra protectora i conciliadora del pacto que nos une.

Los escarmientos producidos por el éxito de los últimos atentados contra el órden constitucional, al mismo tiempo que prueban la accion enérjica de la justicia entre nosotros, servirán de leccion saludable a los enemigos de la patria.