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ANTECEDENTES

que tiene toda la fe de que carece el parcial i desautorizado papel que impugnamos, es por sí bastante a desempeñar el papel que me propuse cuando ofrecí dar una idea del hecho. Añadirle algo, tal vez seria incurrir en la nota de apasionado si no se comprobase con documentos. Solo quiero que se me permita hacer algunas reflexiones sobre lo que dan de sí el escrito a que se contesta i el presente.

Aquél estriba sobre la palabra de sus autores; éste se halla apoyado en documentos. Aquél se contradice con ei hecho; éste se corrobora con el resultado. Aquél tiene por base la ofensa de un vecindario respetable a cuyos componentes se injuria con llamarlos hombres desconocidos, inhábiles para sufragar, tumultuado, seducido, farsante, porcion sublevada i otros dicterios de esta clase, fuera del degradante concepto que infiere a un ciudadano el hecho de suponerle desnudo de esa noble franqueza i carácter que debe acompañarle, para no prostituir jamas sus deberes por temor o adulacion; éste hace justicia a todos, i al mismo tiempo que desvanece con documentos la calumnia que se infiere a ciudadanos respetables, descubre el verdadero oríjen que reconocen aquellas objeciones. Aquél es el pacto acalorado de un jóven sin conocimientos [1] i sin concepto alguno en el público ante quien habla; éste representa los hechos en tranquilidad, sin Ínteres personal, i se somete a unos pueblos que tienen anticipado conocimiento de que mi decisión por la libertad del país no está cifrada en que los labios hayan dicho alguna vez ¡Viva la Patria! ¿Cuál de ellos, pues, merece inclinar la balanza de la opinion pública? No está en mi deber responder a tal pregunta. A los imparciales, a los que carecen de la terrible habitud de pensar mal del que manda, aunque les constelo contrario, a esos apelo para la decision.

La intolerancia política se parece mucho a la relijiosa, i tal vez es mas ríjida que ésta, aun en los que blasonan de tolerantes i liberales. Queremos ser libres en nuestra opinion i no encontrar trabas para producirla; miéntras que deseamos sujetar la de los otros a la nuestra i hacemos un formal estudio en oponerle una violencia moral por medio de la persuasión, del engaño i tal vez del insulto para que o se retraiga o vaya con nosotros. Damos nuestro dictámen con libertad; i nos ofendemos de que otros hagan lo mismo, deseando siempre que nos sigan i se adocenen con nuestra opinion. Dispensamos aquel exceso con la suposición de que nuestra idea es la mas acertada i ventajosa; i siendo nosotros mismos los jueces de este concepto, llevamos a mal que otros lo sean igualmente de las ventajas del suyo. Al producir nuestro juicio no queremos que se mezcle alguno en escudriñar la idea que llevamos, el fin que nos conduce ni cosa alguna que concierna a embarazarnos ese uso libre de nuestra voluntad; miéntras que por solo el hecho de ser otro de contrario dictámen nos creemos autorizados para buscar la causa, afear i decir mal de su acción, i tal vez despues de insultarlo, declararle una guerra abierta hasta en lo mas inconexo con aquellos actos. Este es un egoísmo intolerable, pero por desgracia mui común. Esta intolerancia política tal vez ha derramado mas sangre humana que la relijiosa, i es seguramente mas desgraciada que la otra, porque se abundizan a ella los mismos que por sus principios parece que hicieron una profesion contraria. Las luces del siglo, que tantos progresos hacen en el mundo civilizado, cortarán algún dia este cáncer, oponiendo una barrera al torrente de desórdenes

  1. En efecto que el tal papel fué mandado hacer por medio del personero procurador don Francisco Ramírez, i es obra suya que aparezca firmado por tres capitulares. De ellos, el alcalde don Domingo Falcon (para cuyo cargo ha dado tantos pasos), es hermano político de Ramírez i necesariamente va con sus ideas. Don Manuel Valenzuela firmó por sorpresa, i solo así podia cooperara la calumnia jeneral que se hace al vecindario concurrente de Rancagua; i don Miguel Castillo, al tomar nuevamente la denominacion de rejidor, ha hecho un retroceso notable; pues habiendo renunciado públicamente su destino, no debió haberlo reasumido sin nueva providencia. Es necesario al hablar de éste, hacer un homenaje a la justicia, porque en verdad, sean las que fuesen sus operaciones, el error que hai en ellas no es imputable a su voluntad. Sirva esta esposicion para que por ella se nivele el concepto de este papel, cuando se pluralizan sus espresiones.