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nacion con que se miraba semejante atentado. El 13 se acordó separar a los jefes del mando que obtenían, i que una comision presentase en proyecto el decreto para determinar la formacion de su causa. Los representantes que opinamos por esta medida, nunca quedamos mas tranquilos i satisfechos de nuestras deliberaciones.

Confesamos que llegamos a persuadirnos que Chile, el mejor del universo para nosotros, se elevaba ya con rapidez al todo de su gloria, i que en mui poco tiempo se haria mas digna del ejemplo que de la admiración. Nos lisonjeábamos de poder atestiguar al mundo entero que los chilenos, por su naturaleza i por sus virtudes, habian nacido para la sólida felicidad, a pesar de los que aparentan creer lo contrario. Nosotros pensábamos entónces entrar sin obstáculo a la reforma de todas las clases, i que, destruyendo de raíz el lujo, primer oríjen de todos nuestros males, alcanzaríamos, con el auxilio de los literatos del país, a dictar leyes Fundamentales que los pueblos amasen i sostuviesen siempre, como el título de su libertad i de sus derechos. Va divisábamos con ternura abrazarse al chileno con el chileno, i estinguir así el rencor que los divide, para que, no conociendo en adelante otros nombres que los de hermanos i amigos, se hiciesen respetables a los estraños i temibles a los enemigos.

Este delirio consolador (que así debe llamarse hoi), se disipó al dia siguiente con la infausta noticia que, por varios ciudadanos, tuvimos mui de madrugada, anunciándonos de que los mas de los señores, 19, se habian reunido en una casa particular, mientras nosotros estábamos en sesión la noche ántes, i que, a las once de ella, habian pasado una nota al Presidente de la Sala, pidiéndole citase a estraordinaria, con el objeto de disolver el Congreso. Tal aviso, es preciso decirlo, causó en nosotros mas fuerte impresión que la que podia ocasionarnos la imájen de una pronta muerte con sus mas vivos dolores. Al poco rato fuimos citados oficialmente para la Representacion, a que asistimos, resignados a sacrificar hasta nuestra existencia, por corresponder a nuestros sagrados deberes. Uno de los señores 19 pidió tratar la materia en sesión secreta, i despues de un lijero debate, se acordó la afirmativa contra el dictámen de nosotros. Antes se habia hecho despejar la barra sin el menor tropiezo. Despues se pasó el tiempo en cuentecillos, espresiones enfáticas, inconducentes i frivolas, tonos i jestos con pretensiones de atemorizantes, sin que tomase con claridad la palabra, como debia, el orador, decidido a sostener su digno tema.

Reunidos en ia noche, al empezar la discusión se hizo sentir el clamor del pueblo, que pedia su publicidad, i tuvimos que levantarnos, emplazándonos para el dia siguiente. No aprobamos aquel paso de nuestros conciudadanos; pero tampoco convendremos en que en ninguna ocasion hayan manifestado miras hostiles contra los diputados, ni contra persona alguna. Juramos por la felicidad de nuestra adorada Patria, que jamas temimos ni debimos temer de sus eminentes virtudes el menor atentado. Es verdad que en esa noche i en la del II [1] se les notó algun desórden; pero sin el carácter de iniquidad con que se quiere pintar. Nada tiene de estraño que un pueblo, despues de catorce años de sacrificios, en el primer período que oye defender con decision sus derechos, entregado a los mas naturales trasportes de su júbilo, cometa actos indeliberados, sin ser criminales, en el momento que arrebatado de su celo, tal vez por falta de penetración puede temer un horroroso retroceso. De ahí provino la ocurrencia con el diputado de que trata el papel que motiva esta contestación. La cuestión era sobre los militares, i en la votacion, tomando aquel señor la palabra, se espresó contra el sentido unánime de la Sala. Avanzándose en su discurso, el Presidente le llamaba al órden, cuando se hizo jeneral un murmullo que terminó en cortos altercados, aunque imprudentes, sin poderse calificar de inicuos por una ni por otra parte, i que para el hombre observador hicieron palpable la grandeza del espíritu chileno.

Tenemos a bien escusar mas detalles de este acontecimiento, protestando que contestaremos, si hai quien quiera ocuparse en individualizarlo, para impugnar nuestra relación, i el concepto que hemos formado, satisfechos de que, mirado con imparcialidad, el fallo que resulte de un juicio sano i desprevenido, no producirá infamia a ninguna parte del pueblo. Es preciso ser circunspectos para sentar proposiciones de trascendencia. En todas partes del mundo, al entablarse e sistema representativo, se han sentido por el mismo órden mas o ménos alborotos, i con todo, por tan frivolos motivos, ningun ciudadano se ha atrevido a atribuir a sus compatriotas la calidad de feroz barbarie con que se quiere presentar a los nuestros. Tambien es una injuria atroz decir que se personaban armados en la barra para imponer a los representantes. Jamas los vimos, i provocamos con nuestras cabezas a que se nos señale uno con tal intento. Si se habla de buena fe, debe ser mas fácil dar este paso que calumniar a un pueblo, a no ser que queramos continuar encubriendo miras i atentados particulares con el gran velo del descrédito de aquel. Cuatro, seis o veinte hombres conocidos por malos, suponen nada en comparación del público.

Si hai quien haya tenido miedo por estar dispuesto a temer, o lo ha aparentado con algún intento, confiéselo u ocúltelo si quiere, pero no acrimine. Nosotros no lo hacemos, a pesar que observamos llamar temerariamente, inflamar pasiones el haber criado el espíritu público i formado las costumbres democráticas que son la mejor centinela de las buenas leyes. Está mui bien que la lejislatura que se espera obre como

  1. El dia 12 no hubo sesión por ser feriado.