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CONGRESO NACIONAL

dúo de la Comision que dejó el Congreso (que se le habia confiado interinamente por la provincia de Concepcion), i discutido lijeramente este asunto, se resolvió que, habiendo acordado el Congreso prorrogar sus sesiones solo por el único objeto de tratar sobre el juicio de compromiso con los empresarios del Estanco, no se podia considerar la renuncia, i que así se le contestase por Secretaría.

Entró la Sala en seguida a la órden del dia i se leyeron los documentos del caso; declarado bastantemente discutido, se fijó la proposicion siguiente: "¿Se restituye el término del compromiso ajustado contra los empresarios del Estanco o nó?" Se votó i resultó aprobado el primer estremo.

El señor Infante, salvando su voto, pidió se insertase en el acta el dictámen que consta de los artículos siguientes (que habia manifestado en la primera vez que se trató este asunto, i que reiteraba en ésta):

"Art. 2.º Se nombra una comision compuesta de los ciudadanos don Juan de Dios Vial del Rio, don Rafael Correa, don Hipólito Villegas i del secretario don Juan Manuel Cobo para los objetos que se espresarán en los siguientes artículos.

"Art. 3.º Dicha comision liquidará la deuda de los empresarios (exijiendo los documentos que necesite), los llamará a su seno i les requirirá por su pago en la forma a que son obligados por la contrata.

"Art. 4.º Las cantidades que debieren cubrir en numerario, si espusieren no tenerlo, podrá la junta recibirles para su saldo especies de las estancadas a los precios en que las compraron i que harán constar de un modo fehaciente.

"Art. 5.º La junta nombrará comisionados de intelijencia i probidad para el reconocimiento de las especies estancadas que los empresarios deben en pago, para no admitir las que sean de mala calidad."

Concluido el acto para que únicamente habia el Congreso prorrogado sus sesiones, el señor Presidente consultó a la Sala si se reunia al dia siguiente para aprobar el acta de éste, i se acordó autorizándosele para que en union del secretario se firmasen i se despachasen las comunicaciones consiguientes a haber el Congreso cerrado sus sesiones, en virtud de la lei de 20 del corriente.

El secretario hizo tambien la indicacion de a quién i cómo entregaba la oficina de su cargo, i se acordó se consultase al efecto con el Poder Ejecutivo. En su consecuencia, se declaró que el Congreso cerraba sus sesiones, en cuyo acto el señor Presidente pronunció un discurso alegórico. —Benavente.


ANEXOS

Núm. 492 [1]

Varios agoreros habian pronosticado desde el nacimiento de este Cuerpo su pronta destruccion, asegurando que al fin seria el pasto i alimento del enjambre de cuervos i buitres que le siguieron desde su formacion. La esperencia ha verificado el pronóstico.

Los dias 21 i 22 exhaló en sus últimos alientos el alma política que el soplo de la voluntad jeneral del Estado le inspiró, para colocarla en las manos de su creador, i las entrañas de este Cuerpo, arrojado sobre la inmundicia de la tierra, calma la desesperación del hambre de sus necrólogos.

El señor Infante, cuyos esfuerzos escollaron contra la preponderancia mortal de los males del Cuerpo, quiso al ménos atracar a la última voluntad del muriente la espresion de la restitucion de la industria nacional, insistiendo en la absoluta abolicion del Estanco. El señor Benavente se opuso, fundando la necesidad de continuar este establecimiento, imprecando los empeños del primero como efectos del interes de prolongar el Congreso. En su réplica hizo ver el señor Infante que el ánsia de concluir con esta aceleracion la Representacion Nacional, ántes de resolverse la mocion pendiente de la abolicion del Estanco i otras de grande importancia, era sin duda el interes de arrastrar en la muerte del Congreso la de todas las libertades, la de la industria i la de la accion misma del Estado. Al fin de su discurso, lleno de mui grandes verdades, una numerosa barra esprimió los trasportes de su patriotismo con un palmoteo jeneral. Tal fué el dia de la agonía de este Cuerpo.

El 22, que fué el de su muerte, se le advirtieron dolorosas convulsiones. El señor Presidente, don Diego Benavente, pronunció su oracion fúnebre, tomando por epígrafe la ineptitud del Congreso, probando que en un año de vida nada habia podido hacer. Concluida su alocucion, tomó el señor Infante la palabra para decir que, aunque él no presidia la Sala, era un diputado de la Nacion i era de su deber pronunciar que los primeros tres meses de la marcha del Congreso señalaba, la época de la dignidad, de la beneficencia; que las leyes dadas durante este tiempo serian un monumento glorioso, i que despues de este período comenzó la corrupcion que acabó con la vida del Congreso.

La barra repitió este dia iguales demostraciones que el anterior.


  1. Este documento ha sido trascrito del volúmen titulado Periódicos, El Pipiolo, tomo XIII, pájina 75, del archivo de la Biblioteca Nacional. (Nota del Recopilador.)