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SESION DE 15 DE MAYO DE 1827

blecer ese Senado, i que todos los Congresos lo han hecho; yo quisiera que se citase un solo ejemplo; lo que han hecho es Constitución i de ella han emanado Senados i otras autoridades; pero que algún Congreso Constituyente se ha disuelto sin constituir el país, i haya trasmitido su Poder Lejislativo, no se da un ejemplo. Estamos, pues, en el caso de desechar esas indicaciones.

El señor Benavente. —Dije ántes que no se me atribuyese a ideas particulares el decidirme por este proyecto, i el señor que habló despues, creyó que le eran dirijidas estas espresiones. Fueron dichas porque la primera vez que se presentó este mismo negocio, se atribuyeron esos motivos i aun se dijo, entre otras cosas, que debian comparecer a la barra los diputados que pidieron la disolución del Congreso para ser juzgados i castigados, conforme se habia hecho en igual caso en Inglaterra.

¿Quién ha pedido un gobierno absoluto, que mande sin Representación Nacional? No tengo una fuerte elocuencia para hacer que convenzan mis razones; pero lo que he dicho es que esperaba del Gobierno saludables reformas i no del Congreso; porque hai preocupaciones que combatir, abusos que estirpar i grandes embarazos que remover; lo que es imposible estando aislados los poderes, por no decir en guerra abierta. El gran Rivadavia conoció que esas reformas debian iniciarse por el Gobierno, i sancionarse por una representación que no tratase de anular a ese Poder, puesto a la cabeza de una marcha tan digna. Se dice que se ha hecho en esa República que miramos envuelta en sangre; esto es no conocer la historia de los pueblos que nos rodean. Baste saber que, si esos pueblos se ven envueltos en sangre, culpa es de los miserables tiranuelos que nos dominan. Si lo que se ha hecho en la pequeña provincia de Buenos Aires estuviese establecido en toda la República, entónces no veríamos ni esa anarquía ni esa sangre. Se nos cita a Méjico i Guatemala como constituidos en federación i felicidad; también es no conocer su historia. Aquellos pueblos viven en espantosa anarquía; el ciudadano no pasea las calles con seguridad; aquí mismo conozco un sujeto que despreció una fortuna por no vivir en país donde era efímera la proclamada seguridad individual. He oido el pasaje de un hombre que concertó con otro en treinta pesos la vida de un enemigo suyo; el asesinato no se realizó i el negocio se presentó ante los tribunales, pidiendo la devolución del infame estipendio. ¿Es esto digno de envidiarse?

Yo, el ménos influyente de los chilenos, me espresaré siempre contra la federación, porque la creo mala para Chile; creo que será el verdadero asesino de la Patria; pero ésta no es la cuestión del dia.

Se habla de la oposicion de la Asamblea de Santiago i de los papeles que ha publicado. ¿Porqué no discutirla? ¿Por qué no consultarla? Yo no soi literato, i por eso no cito autores. Si Montesquieu dice que las leyes deben esperimentarse haciéndolas ejecutar, dice tal vez un gran error. No se hacen las leyes como los ensayos químicos. Si lasque hiciese un lejislador en el retiro de su gabinete se planteasen por prueba, el ensayo podria ser funesto a los pueblos.

La Constitución no es un cuaderno de papel sino un pacto que une entre sí a los pueblos i a los ciudadanos, que les asegura sus derechos, etc. Supongamos que no lo quiere ahora ni dentro de veinte años, bajo la forma federal. ¿Qué habríamos entónces logrado? Consultemos, averigüemos la opinion de los pueblos, i haremos una obra de su gusto, i que por tanto será la mejor. He dicho otras veces que me creo demasiado ignorante para formar un sistema de gobierno. Veo que el adoptado tiene oposicion no solo en tre las Asambleas sino entre los diputados del Congreso i entre los ciudadanos; pero, cuando solo trepidáramos, cuando dudásemos sobre la opinion jeneral ¿qué cosa mejor haríamos que consultarla? Esto debió haberse hecho desde el principio, i no habríamos perdido diez meses ni estaríamos en la aptitud solo de perder otros tantos.

Se dice que se han hecho grandes leyes. La elección de curas i de gobernadores han conseguido solo poner a los pueblos en gran desórden. La de atribuciones al Ejecutivo, que tanto se alaba, solo ha servido para anular a ese Poder. Pero ésta no es la cuestión del dia. Es sobre la admisión de las indicaciones que se han hecho para consultar a las provincias, la forma de gobierno, i yo las apoyaré siempre, sin ser el asesino de mi Patria; ántes, por el contrario, deseando que cuanto ántes se constituya de un modo estable.

El señor Irarrázaval.—Siento haber pedido la palabra cuando me ha precedido un señor que ha contestado sábiamente; pero, ya que la he tomado, diré cuatro palabras. Una sola reflexión o proposicion me ha hecho fuerza de todo el discurso del ante señor preopinante, en que asentó que se salia de la cuestion, el que hablaba en el fondo de la materia; es verdad, estuve por reclamarle el órden muchas veces, pero era preciso dejar desfogar.

El punto cuestionado es si se admiten o no las mociones presentadas. ¿Qué embarazo tiene la Sala para admitirlas? Su misma gravedad i trascendencia? no hará que se empeñe i que se ilustre los artículos? ¿No nos dará curiosidad de oir los fundamentos en que se apoyan que, a mi parecer, son sábios? Oigamos a los autores de esas mociones, i entónces veremos si son dignos de rechazarse sus artículos.

Es evidente, señor, que la marcha lenta del Congreso ha consistido en un vicio que, desde el principio, principió a reinar en este Cuerpo, es decir, ha excedido de sus atribuciones. Constantemente los políticos han distinguido Congreso