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SESION DE 2 DE ABRIL DE 1827

diputacion i ruego a los señores representantes quieran admitir las respetuosas consideraciones de su mas atento servidor. —Santiago, Marzo 31 de 1827. —J. M. Novoa.


Núm. 355

Señor:

Por mi comunicacion oficial del 24, estará enterada Vuestra Soberanía de lo acaecido en ésta con la Honorable Asamblea provincial. En el dia se me hace preciso orientar también sobre los pasos ilegales que la junta arbitraria (que así puede ya llamarse), compuesta puramente de una faccion, ha tomado en sus dos sesiones del 24 i 26, en el lugar de Nancagua.

En la primera acordó con diez diputados de que se componía: que las notas de esta Intendencia no fuesen contestadas; que se me proscribiese i se diese un manifiesto; que se invitase a Talca para la remesa de sus diputados; i que se diese parte a todas las doctrinas. Luego se dispersaron seis de los señores diez, dirijiéndose a distintos puntos; como que dos de ellos llegaron al pueblo de San Fernando. Vuestra Soberanía penetrará ya el plan de éstos.

Ofició el señor Presidente don Borja Orihuela, con la actuación del señor Formas al Cabildo de San Fernando, para que no se prestase obedecimiento a órden alguna de Isidoro Peña.

A aquella Ilustre Municipalidad debo la atencion que usó, sin merecerlo yo, de encargar a uno de sus miembros viniese personalmente a presentarme dicho oficio, sin contestarlo, sin embargo de exijirlo el portador. He sabido escribieron también a Talca (cuya medida ya habia tomado la Asamblea desde esta capital), de donde nada sacarán, porque Vuestra Soberanía i todos saben, que la negativa de Talca en unirse a la provincia, se funda en los celos del capitalismo.

En la sesion de ayer, hizo mencion el señor Orihuela para que se mande a Vuestra Soberanía una comision de dos sujetos a dar cuenta, llevando consigo el libro de actas orijinales, el copiador de oficios, i los demás papeles que hubiesen allí pertenecientes a la Asamblea, con poderes ámplios i absolutos, hasta para pedir intendente interino, porque no lo hai; i que obre ante Vuestra Soberanía libremente para conservar el decoro i dignidad del Cuerpo, como el órden de la provincia, i que la Sala se ponga en receso hasta que vuelva la Comision. Todo se acordó así, i nombraron para la Comision a los señores Orihuela i Echeñique. Acabada la sesion, se dispersó la Sala, compuesta aquel dia de los que el 24 salieron con sus encargos i habian vuelto a formarla, con el desconsuelo, sin duda, de no haber podido plantear sus planes, según se deja ver por los acuerdos referidos de la segunda sesion, tan inconsecuentes de la primera.

Es regular que luego se presente la Comision ante Vuestra Soberanía; i como los tiros de la faccion se dirijen contra mis procedimientos, principalmente porque he sido inexorable en el cumplimiento de las leyes dictadas por Vuestra Soberanía, paréceme, no estar de mas i sí ser propio de mi deber, prevenir con tiempo la defensa de las imposturas que puede la Comision alegar para llevar adelante los planes consiguientes de sus aspiraciones.

El señor Orihuela (séame lícito espresarme así), predicó en su misión cuaresmal en Nancagua, a presencia de aquel pueblo como Presidente de la junta, que yo con mis partidarios habíamos sido los autores de la revolucion de este pueblo. En este pueblo, Soberano Señor, no ha habido verdaderamente tal revolucion, como ya lo tengo informado. El pueblo de Curicó, noticiado de que su esplendor, confirmado por Vuestra Soberanía, se le quería arrancar, sin atender al tiempo que la lei prefija, i por un traidor de su seno, se alteró en exceso; aguardó la conclusion de las tres sesiones, i llamado para recibir los poderes de su inmediato diputado don Juan José Uribe, quien le espuso con los otros tres señores diputados del partido de Curicó que se separaron de la Sala, los fundamentos de tal medida: reclamó honrosamente sus derechos, i sin embargo de verse despreciado por la faccion, nunca perdió su cordura, abrazando mis amonestaciones verbales i por escrito, según también lo tengo documentado. ¿Qué hubiese sido de la faccion, si yo no hubiese puesto de mi parte cuantos medios estuvieron a los alcances de la política, i deber de mi cargo para contener un pueblo en las circunstancias de Curicó el dia 22? ¿Podrá caber a algún hombre de buenos sentimientos, que sea preciso revolucionar un pueblo para que clame por sus derechos, cuando el mismo pueblo es espectador de la cuestion en que se disputa usurpárseles? ¿Piensa el señor Orihuela ser él solo el habitante de este pueblo revestido de una alma noble i racional?

Si Peña, Soberano Señor, está desempeñando la intendencia de la provincia, cúlpese a la voluntad de ella que lo tolera sin la menor violencia, estando aquella de manifiesto fuera de otros datos públicos, en la docilidad con que se prestó Curicó a mis insinuaciones para no concluir con la vida de Orihuela i compañía; en la medida grabada en mi pecho del Ilustre Cabildo de San Fernando, en vista del oficio ya dicho.

Señor, en mi anterior, tengo espuesto que en en el mes de Enero, hallándome ausente de este pueblo (hablaré con mas claridad), se tocó por el mismo señor diputado que ahora la mocion de trasladar la Asamblea a Chimbarongo; mas, como no tuviese séquito, luego le dió de mano. Volvió segunda vez a la Sala en regreso a ese pueblo, consiguió quienes lo apoyasen, i, valido primero de la noticia de Pincheira, puso en planta su solicitud. Desvanecida en paite la noticia