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84 CONGRESO NACIONAL

relativo a quedar instruido del recibimiento del señor Presidente de la República. Al efecto, i acompañados de todas las corporaciones pasaron ámbos a la Sala, donde, tomado el juramento por el señor Presidente del Congreso, al señor Presidente de la República, se le dió posesion del alto cargo, invistiéndole el señor Director con las insignias del Jefe de la Nación.

"En este estado, se retiró el señor Presidente acompañado de la comision, compuesta de los señores Cruz, Elizondo i secretarios, nombrada también para su recibimiento, i se levantó la sesión a la una de la tarde, anunciándose para el dia siguiente los artículos suspensos del reglamento interior i reglamento de Secretaría. —Quedó aprobada. —Cienfuegos, —Montt."

Leida el acta anterior, i ántes de aprobarse, el Presidente dijo: —el señor Ministro de la Guerra pide permiso para entrar ántes del acto del recibimiento.

La Sala acordó se le concediese asiento.

Luego que lo ocupó, el Ministro dijo: —el señor Director me encarga diga a V. E .(dirijiéndose al Presidente de la Sala), que, como hasta ahora, no se ha acordado el ceremonial para depositar el mando en el nuevo Presidente electo, él era de parecer que, en virtud de hallarse todavía él en posesion del mando, viniese el Presidente a prestar el juramento, i que luego se restituyese a la Sala Directorial, a donde él lo recibiría con las corporaciones, para investirlo de las insignias que en adelante deben distinguirlo como a Jefe Supremo de la República.

El señor Vicuña. —La investidura parece que debe recibirla aquí, porque la Nación es la que le ha dado la autoridad, i de ella o de sus representantes debe recibir las insignias. Para este fin creo que debería venir el Presidente acompañado del Director.

La Sala fué del mismo parecer, i acordó que el Ministro anunciase esta determinación al Director.

El Ministro. —Se lo haré presente. (Se retiró.)

El señor Infante. —Observo que en la acta se ha agregado al proyecto que sancionó la Sala, sobre la duración del Presidente de la República, la palabra violentamente.

Despues de una lijera discusión se mandó suprimir esta espresion, i fué aprobada el acta.

También se acordó que el Director, ántes de investir al Presidente electo, ocupase la derecha de la Sala i aquél la izquierda.

A las doce i cuarto del dia, un edecán del Gobierno anunció que el Supremo Director, acompañado del jeneral Blanco, Presidente electo, i todas las autoridades, se encaminaban a la Sala.

Inmediatamente una comision, compuesta de los señores Cruz, Elizondo, Fernández i Montt, salió a la puerta a recibirlos, i desde allí los condujo hasta la mesa del Presidente. Puestos de pié todos los diputados, el señor Blanco juró, conforme a la fórmula que para este caso previene el reglamento interior. El Director le ciñó entónces la banda tricolor, distintivo de la suprema autoridad, i se colocó a la izquierda del asiento del Presidente de la Sala; S. E. el Presidente de la República, ocupando la derecha, dijo:

"Señores:

"Al depositar sobre mis hombros el supremo cargo con que vuestra jenerosidad se ha dignado honrarme, siento que la elección no sea tan acertada como bondadosa, porque mi poco mérito no puede presentar aquellas cualidades que deten acompañar al que se encarga de tan árdua empresa; pero por el bien público mis ardientes deseos, por el orden i la justicia. [1]"

El señor Cienfuegos, Presidente, contestó en los términos siguientes:

"La Nación chilena, representada en este Augusto Congreso, ha depositado en vos toda la autoridad necesaria para que podáis ser intérprete de sus voluntades. Ella espera que satisfaréis a la elección i confianza que os ha hecho, cumpliendo con las obligaciones que le son anexas a vuestro cargo. El destino elevado que ahora ocupáis es únicamente para que, como padre de la unión chilena i jefe de un pueblo libre, procuréis conservar i defender sus sagrados derechos i la libertad política que, con su sangre i por medio de tantos sacrificios, ha conseguido, para que, conforme a las leyes que sus representantes dicten, lo goberneis, i que, sin traspasar un punto los límites del poder, no os ocupe otra cosa que su dicha i prosperidad. Tened presente que no sois un árbitro, sino un majistrado sujeto a las leyes, i que el primer paso que diereis contra la opinion i la voluntad jeneral, será un delito de que os haréis responsable a la Nación i al mismo Dios, ante quien lo habéis jurado. Confiamos, pues, que, como padre, le proporcionareis recursos capaces de aliviarla en sus presentes apuros; que trabajareis sin cesar en que la Constitución que va a dar el Congreso sea establecida en todos los pueblos, que procuréis terminar todos los males que, por tan dilatado tiempo, nos han aflijido; i que haréis lo posible, a fin de que se unan las voluntades, para que, gozando de paz, quietud i tranquilidad, lleguemos a aquel grado de felicidad a que es acreedora una nación que con tanta constancia ha luchado por alcanzarla,

"I a vos, señor (dirijiéndose al jeneral Freire), que os habéis despojado de las insignias que, como a supremo jefe de la Nación, os condecoraban, a nombre de ella os doi las gracias por los

  1. Este discurso ha sido trascrito del periódico titulado Sesiones del Congreso Constituyente de 1826. (Nota del Recopilador.)