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SESION DE I.° DE JULIO DE 1826

cordillera i otro al mar con excelentes puertos para su comercio. Es de advertir que el mar es el mejor camino, pues en la Europa i en el Asia se desprecia el terreno llano i carril, si a costa de millones puede abrirse un canal estrecho i penoso; siendo, Pues, el mar Pacífico mucho mejor i mas cómodo que los canales, no tienen las provincias necesidad de comprometer su independencia por el tránsito a las demás de la nación ni a los puertos estranjeros. No sucede así en Colombia ni en el Rio de la Plata, en donde unas provincias están a la garganta de otras que precisamente dependen de ellas para su comercio i para su existencia política; i no obstante, bien pudieran federarse si quisieran. En Norte América han tenido que salvar esos inconvenientes en los estados interiores.

Siempre se ha dicho que el gobierno monárquico o el central unitario, que es lo mismo, causa mas costos a la Nación que cualquiera otro; i ahora intentan persuadirnos que el sistema federal no puede plantearse en Chile por la pobreza en que se hallan algunas provincias. Esta proposicion ataca directamente la independencia nacional; pues, si en ninguna clase de gobierno podemos sostenernos, lo que se quiere es que nos pongamos bajo la tutela de un estado vecino o de un príncipe estranjero. La Asamblea denuncia a los pueblos de la República este horrendo crimen. Si se quita ese sistema misterioso de hacienda i esa libertad para disponer de los caudales públicos, Chile tendrá un erario pingüe para mantenerse en paz i en guerra; pero eso no se consigue en el gobierno unitario, como no se ha conseguido en dieziseis años de centralización. Difícilmente hai una provincia tan arruinada cuya caja no le produzca quince o veinte mil pesos anuales que gastará en su gobierno particular; mas, si alguna se hallase en tan lamentable situación, puede dársele por ahora i hasta que mejore su suerte, de la caja común lo que el Congreso estime necesario, como se ha hecho en Méjico, según lo afirma en su mensaje el señor Guadalupe Victoria, sin que esto se oponga al réjimen federativo. Las guarníciones de los puertos i fronteras las sostiene la nación, i léjos de ser las tropas veteranas gravosas a la provincia que las tiene, le trae la ventaja de aumentar su poblacion, i le dejan considerable cantidad de dinero remitido de la caja nacional para su pago.

En vano se nos quiere alucinar con el crecido gravamen que debe imponerse para sostener el Gobierno federativo. Ya se ve que siempre hemos de ceder una parte de nuestro trabajo para la subsistencia de aquellos que cuidan nuestra fortuna; de lo contrario estaríamos continuamente espuestos a ser presa de los ladrones, o del que quisiera dominarnos. Seria también mucha temeridad pretender que todos esos servicios se nos prestasen de gracia. ¿Pero en qué clase de Gobierno no sucede otro tanto? La diferencia es que en el sitema federal nosotros mismos nos repartiremos los impuestos, i nunca se nos quitará mas que aquello mui preciso. En el Gobierno unitario central sufriremos una capitación de cinco pesos por viviente, i se recargará todo ramo de industria, como lo ha hecho el Gobierno del Perú, sin que sepamos a qué fin se dedican esas contribuciones. Sobre todo, la libertad nunca es bien pagada, cualquiera que sea su precio; i que hai mucha mas en la federación que en la unidad, nadie se atreve a disputarlo. De nada nos sirve un gran caudal miéntras estamos cargados de cadenas. Es a propósito lo que dice un sabio publicista: "Cuando acostándome inocente i sin remordimiento, no estoi seguro de que en medio de mi sueño un ministro de policía no me sorprenderá i arrancará de mi cama para conducirme a una prisión sin decirme por qué, ¿de qué puedo gozar sin sobresalto i sin amargura?"

Se dice que el sistema federal es débil. Es verdad que el gobernante no tiene fuerza suficiente para oprimir a sus conciudadanos; pero, estando bajo su dirección los tres ramos de paz i guerra i relaciones estranjeras, está en la misma aptitud que los monarcas para defender la nación; con la diferencia que, cuando los hombres pelean por ser libres, son mucho mas fuertes que cuando salen al campo por solo obedecer. Consultemos siempre la esperíencia. ¿Quién es ese unitario que se halle capaz de subyugar los Estados Unídos de Norte América o de Méjico ? I estas son unas naciones que todavía podemos considerarlas en su infancia. No equivoquemos la anarquía o la separación absoluta de los pueblos, con el sistema federal, en el cual siempre hai un gobierno jeneral i una lejislatura común, cuyos poderes se estienden sobre toda la República en cuanto es concerniente al bien universal de la sociedad, sin mezlarse en lo económico i directivo de cada provincia. Fuera de esto, el mismo sistema federal admite un ciento por ciento de estension o restricción; i la Asamblea ha dicho en sus instrucciones que lo prefiere con calidad de que sea mas o ménos estenso, según se crea convenir a la Nación.

De lo espuesto se infiere que esta lejislatura no quiere ventajas para su provincia. Léjos de la Asamblea el pensamiento de perjudicar a los demas estados. Lo que quiere es igualdad; i se engañan los que imajinan que la situación de Coquimbo es actualmente mejor para la federación. Coquimbo no es tan rica ni puede ser tan independiente como Concepción, por ejemplo. Nuestros campos son estériles; los terrenos aun aquellos pocos que están en las cajas de los rios, apénas producen un veinte por uno sobre los mas prolijos anhelos del labrador i contando con la fortuita abundancia de las aguas. Las minas son el consumidero de la especie humana; los hombres, sepultados bajo de la tierra, pierden su salud i mueren temprano sin dejar las mas veces suce