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SESION DE 16 DE OCTUBRE DE 1826

materias compra a sus rivales, i de que hace un consumo asombroso, han de ser precisamente hechas en su territorio. Ei ron para el uso de su tripulación, se gasta necesariamente i a veces mas caro, con tal que sea de Jamaica o de otra de sus posesiones. Los vinos, de que enteramente carece, sufren unos excesivos derechos equivalentes a un declarado entredicho, para obligar al uso de bebidas fermentadas de sus granos i licores espirituosos estraidos de ellos. La famosa acta de navegación, sus tratados de comercio, sobre todo la vijilancia para impedir la salida de sus máquinas i artistas, son unas prácticas díametralmente opuestas a las teorías de sus escritores, que se esplican así, o porque es conforme a las ideas singulares de cada autor, o para mantener la ilusión de las demás naciones, o porque no hai cosa ni ocurrencia sobre que no se escriba.

Es tan natural que se hable así en un país manufacturero contra las restricciones con que pueden perjudicarle los que no lo son, como es estraño que en éstos tengan apoyo aquellas máximas; allá nada influyen i aquí sirven a perpetuar la dependencia e inercia. "La Francia fué elevada al grado de esplendora que la condujeron las restricciones de Napoleón, i cuando no admite el menor artefacto estranjero, nos inunda i obstruye con los mismos que podríamos enviarle, sin descubrirse otro orijen a tal desigualdad que nuestra irreflexión i pereza. El dia que renuncie a este sistema, volverá a la decadencia de que estuvo amagada.

"Su ejemplo i el de todas las naciones antiguas ha sido imitado por las que se forman en el Nuevo Mundo, i si Chile permanece estacionario i aguarda a seguirlas cuando le hayan tomado la superioridad, será siempre la última. De modo que, aun cuando su conducta no sea para nosotros una prueba de acierto, será a lo ménos de la necesidad de precaver nuestra desventaja, traduciendo de la misma manera que ellas han entendido los propios principios de la libertad, igualdad i seguridad, estoes, agregándoles las modificaciones i prudentes limitaciones que los alejande los abusos i de la exaltación de ideas impracticables, a las que sigue el necesario desengaño que trae consigo el abatimiento. Este es el órden constante en economía como en política, i si la cordura no preside a nuestros deseos, los mas sanos se convertirán en detrimento, como se ve actualmente hasta en la misma perfección a que han llegado las artes en los países que las han protejído con indiscreta preferencia, así como el atraso en los que olvidaron su fomento. Los dos estremos nos presentan a un tiempo lecciones que nos sirven de advertencia i nos guian en la senda nueva, plagada de vanas teorías, que nos alucinan. La Inglaterra, elevando la industria al ápice i los medios de ocupacion hasta el punto que puede llevarlos la ciencia de multiplicar el movimiento i ahorrar el tiempo, ha incidido en el punto opuesto, reduciendo al ocio a millares de vivientes que estudia en alejar de sí, i que verosímilmente buscarán nuestro asilo. La España, privada de aquel manantial de opulencia i holgazanería de sus colonias, vuelta en sí de su marasmo, empieza a revivir sus antiguos sólidos recursos, i el primer paso es cerrar la estraccion de las materias que retornaban manufacturadas por triple precio del que dejaban a su salida, como se ejecuta aquí en el día escandalosamente i con el fin directo de minar la miserable industria de nuestras campañas.

"Aunque la conducta de aquellas naciones maestras, se dirije esclusivamente a su propia prosperidad, pero su imitación conciliaria nuestra dicha con la suya; lo demás no hará sino verificar el apólogo de la gallina que ponia huevos de oro i repetirse la horrible catastrófe de la conquista, que en lugar de asolar la América, pudo hacer dichosos a sus invasores i sus indíjenas con solo darles la doctrina suficiente para que se vistiesen i calzasen. Nuestra consunción traerá la de nuestros proveedores. Hai un inmenso espacio entre las labores de que somos capaces i las que les compraremos con el producto de nuestros trabajos; léjos de chocarse, se fomentarán recíprocamente. Vendrán a verificarlos los que no pueden practicarlos en sus países, de donde no costea la conducción, i retornarán a ellos ricos, reemplazándose por los que son a cargo en el suelo natal, donde ya no encuentran destino; serán unas verdaderas colonias mantenidas en nuestro suelo, interesados inmediatamente en los progresos de sus artes; los mejorarán, enseñarán i serán estimulados por la concurrencia que ellos mismos formarán sobre los modelos que ya tenemos. Se desvanecerán los fantasmas que la malicia enjendra i que la reflexión, su eco repite con tono fatídico i misteriosamente profundo, pronosticando monopolios, estancos, privilejios contrarios al espíritu liberal, incompatibles con la ilustración i otros tragos, que, como los vampircs, siempre se anuncian i nadie los ve. Lugares preciosos para una declamación demagójica, para una disertación académica, sobre todo para perpetuar la inacción, la inmoralidad i la vergonzosa dependencia. ¿Qué concurrencia ni emulación, qué modelos necesita la zapatería para mejorarse? ¿ni qué nos importa la última perfección de este arte? ¿Qué monopolio podrá recelarse en las costuras de la ropa hecha? La galleta, la harina, la carne, la manteca, las velas, los tejidos bastos de lana, algodon, cáñamo, materias que se producen por todo, en medio de millares de manos ociosas, ¿podrán jamas estancarse? Solo podrán realizarse estos males por los caminos mismos por donde se afecta evitarlos. La afluencia de los artefactos estranjeros arruinará los propios o los reducirá a un punto capaz de sufrir tales estorsiones, a que fácilmente los sujeterá cualquiera que intente abarcarlos, excitado por su pequeñez, como lo vemos cada dia,