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SENADO CONSERVADOR

Los deseos del acierto no ménos que el interes del cumplimiento de las leyes, i evitar mi responsabilidad en ámbos fueros, me han obligado a dirijirme a V.E., como está mandado. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Tribunal de la Contaduría Jeneral i Febrero 4 de 1822. —Excelentísimo Señor. Rafael Correa de Saa. —Excelentísimo Señor Director Supremo de la República de Chile.


Núm. 662

Una de las observaciones que, como censor de esta villa, he hecho en el tiempo que estoi ejerciendo este empleo, ha sido la necesidad que tiene este pueblo de la creacion en su Cabildo de un rejidor juez de policía. Esta vara, señor, la obtienen todos los Cabildos del Estado por ser la mas necesaria i principal para el adelantamiento público. I si algunos pueblos, sin ningunas proporciones, ni las entradas de éste las poseen, ¿como no en el Huasco, donde su poblacion lo necesita, i sus propios dan con abundancia suficiente dinero para hacer obras grandes? Creado que sea el juez de policía, se proporciona a este país darle el debido curso a sus entradas i, de consiguiente, que el procurador jeneral, que es el que las colecta i las invierte en cosas de poco momento, quede espedito para cumplir solo con el cargo de su ministerio. Por estas justas razones, hago a US. esta consulta a fin de que, poniéndola en consideracion del Excmo. Senado, surta los fines que me he propuesto i que aseguro a US. dará un paso el Huasco, capaz de nivelar su policía con las mejores villas del Estado.

Espero que US., atendiendo a lo espuesto, pasará a S.E. este reclamo i que esforzará con sus sabias luces, a fin de que tenga cuanto ántes efecto la creacion de este majistrado, como que es la llave en que descansan los Cabildos. —Dios guarde a US. muchos años. —Vallenar i Enero 18 de 1822. José Agustin Cabezas. —Señor Secretario del Excmo. Senado, doctor don José María Villarreal.


Núm. 663

Excmo. Señor:

Con el mas distinguido respeto, pongo en manos de V.E. la oracion inaugural, que se pronunció en la solemne apertura del Instituto literario de San Bartolomé de la Serena, como me encarga el Cabildo de aquella ciudad. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Santiago i Enero 25 de 1822. —Excmo. Señor. José María Argandoña. —Excmo. Senado de la República.


Núm. 664[1]


Oracion inaugural que en la solemne apertura del Instituto literario departamental de San Bartolomé de la Serena pronunció el Licenciado don José Manuel Barros, catedrático honorario de filosofía, en 1.º de Diciembre de 1821.


Eruditio ínter prospera
ornamentum; ínter adversa
refugium...

LAERT


Ciudadanos:

No emprendo el elojio de la sabiduría; en el templo augusto de Minerva hai canoros cisnes i dulces ruiseñores que, con melodiosa armonía, asombran i deleitan el espectáculo mas frio. Yo no repetiré las arengas que resonaron en otro tiempo en el Areópago de Atenas, ni mi torpe labio se atreve a la árdua empresa de dibujar su majestad brillante.

¡Sabiduría! tú que eres rasgo de la divinidad, beldad sin par a quien coronan mil estrellas; tú que, ilustrando los corazones, alumbras al universo, ¿con qué nombre quieres que te invoque? O bien vivas en el empíreo, o en rejiones que nos son desconocidas, los hombres todos, los ánjeles i Dios le estiman i veneran; los seres te invocan i saludan; el amigo que te sigue i a quien dispensas algún tanto de tu estimable tesoro, alumbra al mundo mas que el sol i la luna, i sus preciosas luces, dejando atras la rapidez del rayo, se adelantan hasta salir de la esfera de lo criado; tú eres impasible e inmortal, i tus amigos, llevados por tí al templo de la inmortalidad, son vistos mas allá de la tumba, brotando luces inestinguibles, i sus bustos, coronados de frutos i de flores, representan eterna primavera; tú haces caer sobre ellos mil lluvias balsámicas. Coquimbo te invoca con el mas noble entusiasmo, i en esta casa que abre a tu esplendor, erije el altar majestuoso que, sirviendo a tu culto, inmortalizará la memoria de un pueblo tan jeneroso como emprendedor.

Las letras o las armas son las únicas puertas al magnífico teatro del heroísmo; el Estado chileno se ha coronado mil veces en las campañas de Marte; la historia, las láminas i la fama han contado mil triunfos inmortales allá en la ribera opuesta de los mares, i en los ángulos mas remotos del universo resuenan con aplausos las victorias del jénio militar i del heredado esfuerzo de la estirpe de Arauco. Mas, entre las atenciones de la guerra no han faltado mecenas respetables que dedicasen sus empeños al otro estremo; la capital de la República abrió, tiempo hace, un

  1. Este documento ha sido trascrito de un opúsculo impreso que existe en la Biblioteca Nacional. (Nota del Recopilador.)