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CONVENCION PREPARATORIA

se haga aumento alguno; porque ya me he habituado a la frugalidad i economías, i para éstas es proporcionado el que disfruto. Los que se designan a los Ministros de Estado, al Supremo Tribunal de Justicia i a la Cámara, no pueden ser mas reducidos. A U.H. toca resolver, i tengo para mí por máxima, con respecto a los empleados, que todo cargo que tiene asignado sueldo, es despreciable siempre que éete sea escaso. —Reitero a la Honorable Convencion los sentimientos de mi mayor respeto. —Santiago de Chile i Agosto 26 de 1822. —Bernardo O'Higgins. —Honorable Convencion.


Núm. 173

Tengo el honor de devolver a US. el espediente seguido por la Cámara de Justicia sobre aumento de sueldos, con el informe pedido por S.E. —Dios guarde a US. muchos años. —Sala de la Junta Gubernativa, Junio 21 de 1822. —Rafael Correa de Saa. —Señor Ministro de Estado en el departamento de Gobierno.


Santiago, Agosto 19 de 1822. —Llévese a la Honorable Convencion con el oficio acordado. —O'Higgins.


Núm. 174

Excmo. Señor:

Cuando las entradas del Estado aun no bastaban a sufragar para los gastos de la guerra, nos era tolerable la amargura de oir el llanto de nuestras familias por el hambre i la desnudez; pero, habiendo amanecido ya los dias de gloria, una necesidad imperiosa obliga a los Ministros de la Cámara a elevar a V.E. sus reclamos con el mayor respeto, para alcanzar una dotacion proporcionada al noble rango de sus destinos.

¿Cómo componer las primeras majistraturas de Chile i vivir con dos mil quinientos pesos? Los déspotas del Gobierno antiguo hacían formal estudio de la economía de las rentas, porque así daban mas pábulo a su profusion i arbitrariedad. Un oidor gozaba cinco mil pesos, cuando los mantenimientos i casas eran tres o cuatro tantos ménos valiosas; aun así dejaban a sus familias en la mendicidad. ¿Qué les quedará a las nuestras? Este dolor trae tal decadencia en el ánimo, que difícilmente habrá padres que dediquen a sus hijos a las letras. Léjos entonces de rejenerarse Chile con la ilustracion, vendrá a ser el país de la ignorancia i abatimiento. El estímulo del premio, si no es el único, es el superior aliciente que nos empeña.

Apenas alumbra la razon cuando debe consagrarse al estudio el hombre que piensa formar con él su catrera. ;Qué cuadro tan triste sacrificar su juventud, pasar auna edad madura, llegar a la vejez, subir a la penúltima escala despues de inmensos trabajos i encontrarse con solo dos mil quinientos pesos! Es decir, sin pan i sin esperanzas. ¿I habrá quién lo medite i se contraiga?

Chile, cuando apénas era una infeliz colonia sin representacion i casi sin nombre, daba a sus Ministros (ya se ha dicho) cinco mil pesos. I cuando es una Corte, ¿dará solo dos mil quinientos? Es una monstruosidad elevar el rango i quitar los medios de sostenerle; querer ser grandes i no tener como llenar la grandeza. Está bien que apuremos los arbitrios de economía; pero no caigamos en los funestos males de la miseria.

A nadie se observa con mayor cuidado que al hombre que decide de lo mió i de lo tuyo: éste es el grande interes de la sociedad; esa decision, para ser obedecida, exije el mayor respeto i de coro; pero el honor i la mendicidad forman un maridaje de pura burla.

A la Cámara se le ha adelantado el conocimiento de las alzadas de comercio i minería; de consiguiente, a dos de sus Ministros se les ha privado de la asignacion de trescientos pesos sobre sus sueldos. No parece regular que, aumentado el peso, baje el premio.

Sabemos también que, aunque en Lima, en el medio de los apuros i conflictos, se ha suspendido a los camaristas no mas que una quinta parte, ha sido con cargo de reintegro. No puede, pues, en nosotros ser eterna la baja de la mitad, sin esperanza de recojerla algún dia.

Sobre todo, no debemos cansar; hablamos ante el primer hombre de la Nacion, que, conociendo cuánto se ha menester en Chile para una decencia moderada, advierte por lo mismo la precision i la justicia con que le dirijimos nuestros ruegos. —Dios Nuestro Señor guarde la mui importante vida de V.E. muchos años. —Cámara de Apelaciones, Mayo 9 de 1822. —Excmo. Señor. —Ignacio de Godoy. —José Silvestre Laso. —Gabriel José de Tecomal. —Juan de Dios Vial del Rio. —Excmo. Señor Supremo Director del Estado de Chile, don Bernardo O'Higgins.


Santiago i Mayo 28 de 1822. —Pase a la Junta Gubernativa i Económica de Hacienda para que, en vista de las sólidas reflexiones que hace la Cámara de Justicia, trascendentales a otros tribunales, i con presencia de lo decretado con respecto a los asesores de Intendencias, informe si convendrá fijar por ahora el sueldo de los Ministros de Estado en cuatro mil pesos, igual dotacion el Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, tres mil quinientos pesos a cada uno de sus majistrados, cuyas obligaciones i despacho lia de ser diario i pesado, i aumentar quinientos pesos a cada uno ele los camaristas. —O'Higgins. —Echeverría.