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CONGRESO CONSTITUYENTE

la comunicacion con Valparaíso i eviten las desgracias, o fracasos que todos los años se lamentan. Dése luego la obra al mejor postor afianzada su sólida construccion, para que rebaje el costo la licitacion en pureza; i sea su tránsito el único peaje que se pague al destinado de honoral abono. La capital tambien está en absoluto descubierto, su seguridad pide a lo ménos tres o cuatro reductos municionados i bien provistos, a las seis leguas de su circunferencia, en posicion ventajosa a resistir i hacerse fuertes.

En fin, el patriotismo se inflama a presencia de los útiles i de las mejoras en los ocursos graduales de la vida social i alternativas de la civil. Al peor todos le huyen i detestan; su aborrecimiento a todo determina i la ocasion se desea, si no se busca; despídasele con arrogancia, dése impulso a lo benéfico, júrese por la pública utilidad; levántense altares a la justicia, fidelidad, pundonor; i ante sus aras decapítese al dominante egoísmo, quémese el espíritu de partido i sus pedagogos, codicia, ambicion i baja lisonja. Piénsese en lo que nos conviene no retardar, empezando por la minería, causa de las riquezas que insta desentrañar para el saldo honroso de nuestros empeños, sin aflijir con exacciones que aviven el descontento al riego de las lágrimas. A este efecto se vuelve a recordar al Soberano Congreso el dictámen por separado que estendió i entregó al secretario de la Convencion don Pedro Iriarte, minero de gran práctica; i abraza cuanto su intelijencia i pericia pudo compendiar en cincuenta i tantos artículos. Con este papel ala vista, la Comision de Hacienda se habria en el particular producido con el circunspecto tino que pide asunto tan sério, cuyo principal objeto debe ser dar fomento a la abundante esplotacion, habilitando en corriente las muchas buenas minas abandonadas, con otras ventajas i seguros que por factores, i sin las continjencias que un reglamento el mas precavido es desgracia del reino se le haga estéril lo que por mejorarlo se atarea la sana intencion que en tiempo dió aviso de tal papel que en este ofrece copiar en limpio, caso posible que haya estraviádose. No le queda a Chile en los amagos del dia otro puerto, Señor, que el mineral, si en él no ancla, naufraga en el tremendo piélago de la jeneral miseria, porque los desas tres del Perú i Lima, los progresos de Buenos Aires i Montevideo, paralizan su agricultura con lo que se disminuye la estraccion. La industria camina a pasos mui lentos, i para ella solo contamos escasamente con las primeras materias i algunos índigos. Lo principal nos falta, que son brazos civilizados, dilijentes, morijerados i rejidos por estímulos que no los apoque con el abatimiento que hasta aquí. Respétese al hombre prescindiendo de condiciones, i se organizará República, que quiere decir congregado de iguales unidos por amor en reciprocidad de intereses. Sólida esta trabazon armoniosa el provecho de las mútuas prestaciones; i su alma son los goces sin preferencia, sensibilizados por la comun utilidad. Por lo mismo que la porcion preponderante no ha salido de la ruda naturaleza, conviene aprovechar de la sentencia de Horacio en sus instructivas sátiras.

Non natura potest justo se cernere iniqum,
Sola utilitas justi prope mater, et equi.

Señor. —Doctor Manuel Ruiz Dávila i Arana


Núm. 477[1]

Presenta un documento i reclama contra el privilejio solicitado por don Santiago Heitz.

Soberano Señor:

Nicolas Vigreu, por sí i a nombre de mis socios, protestando el mas profundo respeto i reclamando en forma contra el privilejio esclusivo solicitado por don Santiago Heitz, para el esta blecimiento de máquinas de hilos, digo: que US. se ha de servir negarlo, declarándome el derecho a establecerlas sin perjuicio de la accion de aquél para el mismo objeto.

Observaré a US. que el medio único de enriquecerse una nacion es emplear el mayor número posible de brazos en la agricultura, industria i comercio, de cuyos tres ramos se estraen todas las riquezas sin exceptuar aun el dinero. Para que esos brazos puedan ocuparse aumentando siempre sus productos en proporcion del trabajo, no puede haber una lei tan ejecutiva ni tan interesante como la de conceder al individuo la absoluta libertad de elejir el que le acomode. Si el Soberano Congreso se penetra de esta verdad, que está en consonancia con los principios de la ciencia económica, hallará que jamas podrá ocurrir una dificultad que impida poner de acuerdo los intereses del que representa con los de aquellos que quieran prestarse a igual servicio i los jenerales de la Nacion. Esos primeros elementos, que forman la maza de todas las riquezas, reciben un valor mucho mas considerable por medio de las artes que, dándoles nuevas formas, las hacen propias para los diversos usos. Si el labrador trabaja con continuacion i libertad multiplica i mejora las primeras materias. Si el artesano lo hace del mismo modo, reproduce sus obras i da un nuevo grado de valor a aquéllas.

Estos principios de igual influjo en todas las sociedades, convencen que aquéllas en que el individuo ha gozado de mas franqueza en las diversas relaciones de sus ejercicios i aptitudes

  1. Este documento ha sido trascrito del tomo 1,059, de 1823 a 1825 de la pájina 131, perteneciente al archivo del Gobierno. (Nota del Recopilador.)