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MANIFIESTO DE LA JUNTA PROVINCIAL DE CONCEPCI0N
XI
MANIFIESTO DE LA JUNTA PROVINCIAL DE CONCEPC10N A LOS
PARTIDOS DE SU DEPENDENCIA, EN SETIEMBRE DE 1811


La junta de Concepción ataca las resoluciones del Congreso en el primer período de sus sesiones, justifica por este motivo la revolución del 4 de setiembre en la capital, i recomienda a los partidos de la provincia de Concepción la obediencia a la nueva junta de gobierno.


Cuando de la instalación del Congreso el reino esperaba su tranquilidad, su seguridad i su dicha, las intrigas de una facción criminal le han burlado en sus esperanzas, i poco faltó para que le arrojasen en los desastres de una guerra civil. Para dar a V.S.S. una clara idea de aquel triste suceso, es preciso tomar las cosas desde su oríjen.

En la instrucción que dispuso, i circuló la junta provisional para la elección de diputados, se fijó el número de los que debía elejir cada partido, i éste se reguló por la poblacion que se consideraba en cada uno de ellos. A la capital se le señalaron seis, i aunque este número era exorbitante, habida consideración al resto de habitantes de las demás provincias del reino, ellas convinieron i se conformaron, i en este supuesto procedieron a la elección de los suyos.

En el cabildo de la capital habian hombres inocentes i virtuosos; habian también hombres facciosos que abrigaban en su corazon designios perjudiciales a la patria, i éstos eran los que llevaban la voz. Cuando ya se trataba de hacer las elecciones, el cabildo pretendió en la junta que la capital, en lugar de 6, debia elejir 12 diputados. Meditaban ya los facciosos hacerse elejir a estos oficios, i con el número excesivo de vocales formarse un partido que ahogase la voz i los votos de las otras provincias del reino. La junta, por consideraciones del momento, se vió obligada a condescender con esta maliciosa pretensión; pero también cuidó de no comunicar el resultado a las provincias, para que ellas pudiesen reclamar cuando lo estimasen conveniente.

Se debieron hacer las elecciones el dia 1.º de abril; los facciosos se ligaron con los enemigos naturales de nuestra libertad i de nuestra justa causa para hacerse de mas votos; ellos debian presidir las elecciones, ellos formaban las listas de electores, ellos calificaban los votos i repartían las esquelas; i cuando en todo hacian de jueces, ellos a rostro descubierto i con una impudencia sin ejemplo, hacian de ajentes en su propia causa, i no omitían arbitrios, pasos ni maniobras, por vergonzosas que fuesen, para ser elejidos; calumnias chocantes, imposturas groseras i cuantos arbitrios puede sujerir el artificio, todo lo prodigaron para ganar la elección. El traidor Figueroa creyó que podía aprovecharse de esta división i del fermento que causaba en el pueblo para trastornar el gobierno; creyó tal vez que tendria un apoyo en los facciosos del cabildo que le estaban en oposicion, i uno de sus primeros pasos, fué solicitarlo, como solicitó, a los ministros de la real audiencia; pero la enerjía del pueblo i de nuestros valerosos soldados, hicieron inútiles sus depravados designios.

Este terrible incidente hizo que por entonces se difiriese la elección, la que al fin se verificó despues de algunos dias; las mismas maniobras, las mismas calumnias, el mismo descaro desenfrenado i escandaloso hicieron que saliesen elejidos diputados seis o mas individuos del cabildo, i los otros a quienes ellos designaron i pusieron