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APÉNDICE
III
OFICIO DE DON AGUSTIN EIZAGUIRRE AL CABILDO DE SANTIAGO, EN 11 DE JULIO DE 1811


Por las razones que espresa, hace renuncia de su cargo de diputado.


Cuando el crecido número de cuatrocientos cinco vecinos nobles sufragaron por mí para que representase sus derechos, defendiese sus personas i bienes, i los libertase de las pesadas contribuciones, meditando medios económicos para su diminución;

Cuando este ilustre cabildo nos estendió los poderes a nombre del pueblo, con amplia facultad, a fin de llenar sus deseos i nuestros deberes;

Cuando, por último, el dia 4 del que rije juré cumplir con el cargo de representante para que fui nombrado, me propuse dedicarme con toda eficacia, a fin de llenar tan importante comision; así daré a US. idea de lo que se ha tratado, i mis dictámenes, para que pueda juzgar mi conducta.

En el dia 5 fué la primera sesión: se propuso el tiempo que debia durar el presidente del Congreso; se discutió fuertemente, sosteniendo yo que durase ocho dias por ser cargo honorífico, i debia mudarse entre todos; la parte opuesta quería un mes al ménos; de la discusión resultó se votase, i de esto quedó señalado el término de quince dias.

En la sesión del dia 6, se disputó si los secretarios serian dos o uno, se decidió por dos; se continuó tratando si serian de los vocales del Congreso o de fuera, si con renta o sin ella, creyendo ser útil i propio sean del cuerpo, como lo han hecho en la junta central i otras, opiné así; se votó i se decidió podían ser dentro o fuera.

Continuó el dia 8 la discusión sobre la renta. Cuando oí renta se me representaron todos mis sufrajios, i el ilustre ayuntamiento; me parecía que todos me decian: ¿Te hemos nombrado acaso para que consumas la real hacienda en rentas inútiles, i en seguida nos carguen de pechos? Arrebatado de esta imajinacion i de la dulce voz patria, me ofrecí a servir de secretario sin ínteres, i a mas, si fuere preciso alguna ayuda, la pagaría de mi peculio; a esta oferta siguieron los señores Gandarillas, Salas i otros; se votó i salió se pusiese sueldo; protesté, pedí certificado i hasta hoi no se me ha dado.

En el dia 11 se trató poner cuatro compañías para custodia de la ciudad por denuncio que le dieron al señor presidente; hablé sobre lo común que eran éstos, que en mi alcaidía eran repetidos, que no debíamos hacer juicio de ellos, solo sí inquirir su oríjen i castigar a su autor. No bastó esto ni otras reflexiones que hice para impedir ponerla; se votó i resultó la afirmativa.

Yo no puedo mirar sin dolor estas determinaciones, sin atender a la escasez de la real hacienda i lo espuestos que estamos a una bancarrota; si ésta se verifica ¿quién sufre su reposición? ¿Serán acaso los que han opinado así? No; todos mis sufrajios i el reino entero serán los que sufran las nuevas cargas. Reflexionando que por momentos acrece mi opinion, i que nada sacaré provechoso para el lleno de mis deberes, me parece de necesidad volverla a manos de US. para que, como cabeza del pueblo, la admita, noticiándolo de los fundamentos que me impelen a ello, i de la necesidad de elejir otro, que con mas vigor i luces, sostenga tan árduo cargo.