bernativa sorteada, i porque es natural que, no estando en su arbitrio que el pueblo elija con preferencia alguno de los propuestos, para tener la gloria de que se prefiera su opinion, es necesario que se contraigan a las personas que sean mas notoriamente idóneas i beneméritas. A que se añade que los electores tambien son una porcion ilustrada, por los requisitos que exije la ▼Constitucion para ser ciudadanos activos. Lo segundo, no puede haber colusion ni formarse partidos porque, siendo solo una parte de electores la sorteara, o debe contarse con la opinion de todos, o no intrigar con algunos.
¿Conviene la tolerancia relijiosa?
Es tal la influencia de la relijion sobre el civismo i la permanencia de las leyes i costumbres que, entre los indios, los persas, los turcos i los judíos, que tienen establecido su sistema civil sobre principios relijiosos, no ha podido el despotismo de Asia destruir sus costumbres i leyes fundamentales en tantos siglos; i todo el poder de Roma i el odio de la tierra no pueden acabar con las costumbres i civismo de los judíos, despues de hallarse dispersos por todo el universo. Yo creo que Dios se ha valido de este principio natural para sostener hasta hoi la diseminada nacion judaica. Al contrario, la Europa, que se halla bastante débil en la relijion, i que, casi en todo i por todo, quiere separan de ésta el civismo, hace tiempo que no tiene patriotismo ni aun costumbres. Sin relijion uniforme se formará un ▼pueblo de comerciantes, pero no de ciudadanos.
Ciceron juzgaba que el poder i patriotismo de Roma lo debia a su mayor relijiosiedad; i la España, que era en Europa la monarquía mas relijiosa, ha manifestado mayor patriotismo contra Napoleon.
Se dice que la libertad relijiosa, convidando a los estranjeros, aumenta la pobacion; pero yo creo con el autor de la Lejislacion Universal ¿que el progreso en la poblacion no se consigue tanto con la gran libertad de admitir estranjeros cuanto con facilitar los medios de subsistencia i comodidad a los habiantes. De suerte que, sin dar grandes pasos en la poblacion perdemos mucho en el espíritu relijioso. La suma libertad relijiosa de Inglaterra, decia Montesquieu[1] debe traer por consecuencia que cada uno tenga mucha indiferencia para toda suerte de relijion, i solo la aprecie en jeneral. Voltaire[2], juez nada sospechoso a favor de la tolerancia, decia con un célebre ingles que todas las relijiones nacian en Asia i se sepultaban en Inglaterra, porque es el pais mas tolerante.
Parece, pues, que de todos modos debemos huir de esta proteccion capaz de aniquilar el espíritu relijioso, como va sucediendo en Europa. Los griegos no eran escrupulosos en materia de relijion; pero Platon en sus leyes queria muchas muertes para los que trataban de corromper a otros en la relijion, i en Aténas fueron jugados i aun condenados por irrelijiosidad Diágoras, Protágoras, Pródico, Anaxágoras, i aun Esquilo i Alcibíades. El gran político Tomas Moro juzga por estado mas feliz aquel donde solo hai una relijion.
Desengañemos. Sin ▼relijion uniforme no puede haber un civismo concorde, ni un gobierno puede tener esa absoluta proteccion. Jamas estuvo mas desorganizada la Francia que cuando se apartó a la relijion de todos los principios políticos; i la Inglaterra, con toda la tolerancia i proteccion que proclama, tiene establecida su fórmula de fe particular para sus funcionarios i ha tenido prohibido el catolicismo.
No condenemos a muerte a los hombres que no creen como nosotros; pero no formemos con ellos una familia, i, cuando no sean mui útiles, tampoco los desechemos, dejándolo todo a la prudencia de nuestros majistrados.
¿Qué virtudes i costumbres deben excitarse en este pais, i de qué vicios preservarse?
Montesquieu se quejaba justamente de que nuestros lejisladores llenaban sus códigos de reglamentos para el comercio, de contribuciones, etc.; pero nada se veia en ellos de virtudes ni de costumbres. I Aristóteles les decia que pensasen mas bien en enseñar virtudes que dejasen al ciudadano tranquilo, sin temer la guerra ni abusar de la paz, que hacerlo salir del estado pasajero de esa misma guerra i sus recursos. Jenofonte i Filangieri hallan buena una constitucion cuando la lei prohibe directamente el mal, pero indirectamente forma los sentimientos, las virtudes i las costumbres. "No os admireis, decia Demonaxa Anacársis, que las leyes de Licurgo obliguen a practicar el bien i a ser virtuosos, miéntras otros lejisladores solo impiden el mal. Este profundo filósofo i lejislador conoció la fuerza i la debilidad del hombre, i la supo conciliar tan bien con los deberes i necesidades del ciudadano que entre nosotros los intereses particulares se confunden con los de la república. Así un estado pequeño (Lacedemonia) es el mas poderoso de la Grecia, porque aquí a todo se le da valor i no hai un grado de fuerza que no se dirija al bien jeneral, ni un acto de virtud que se pierda para la patria."
Así desearia yo que procediese la lejislacion en nuestra ▼patria. Lo primero, un pueblo, cuyo físico produce un carácter moderado i una imajinacion tranquila, deberia permanecer en la buena fe i demas virtudes pacíficas que inspiran