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PROYECTO DE CONSTITUCION

conservar, ni será fácil o frecuentemente insultado.

Su carácter tranquilo i moderado lo preservará de las pasiones fuertes i movibles que inspiran la revolucion, el espíritu de dominar i el de agresion.

Rodeado de dos grandes pueblos, el uno vehemente en sus pasiones, por el clima, de una imajinacion viva i de una fibra irritable i movible; el otro enérjico, activo, fogoso, amante de la superioridad i de la gloria, i que las primeras opiniones con que se va a formar son las de su valor, necesita Chile: lo primero, un principio de patriotismo i firmeza, que solo puede hallarse en la república para no ser insultado; segundo, un carácter de moderacion i buena fe que siempre inspire confianza i evite recelos respecto de dos pueblos que en los siglos venideros no dejarán de mirarse como rivales, i con lo que será contemplado por ambos; en fin, debe ser la Suiza de América, i jamas tomar parte en sus disensiones.

Últimamente, puesto a los estremos de la tierra, i no siéndole ventajoso el comercio de tráfico o arriería, no tendrá guerras mercantiles; i de todos modos, podrá conservar mejor sus costumbres, i en especial la industria i agricultura, que casi esclusivamente le convienen, i que son las sólidas i tal vez las únicas profesiones de una república, como compatibles con la frugalidad i moderacion a que estan opuesto el espíritu de las monarquías.

Si hemos de creer a Rousseau, Montesquieu, etcétera, pudiera ser que su fertilidad (que suele inspirar la pereza, el descuido de velar sobre el gobierno i el amor de la tranquilidad rural) lo dirijiesen al despotismo o, a lo ménos, a la monarquía; pero, previendo este inconveniente, se ponen en la Constitucion tantos resortes i principios de actividad, vijilancia i proteccion para las leyes i acciones.

Ilustracion IV
En el conflicto de una ¿es mas útil i espedito contraer una deuda nacional que pague la posteridad, o imponer contribuciones estraordinarias i ejecutivas para cubrir de pronto sus gastos?

Las circunstancias i localidades de nuestro pais deciden por la pronta i estraordinaria contribucion. No tenemos fondos que hipotecar, ni crédito; luego no podemos formar una deuda. Por nuestra localidad deben ser raras i de corta duracion nuestras guerras, i por los mismos principios i el espíritu de la Constitucion, no seremos conquistadores ni deberemos tener guerras mercantiles. Un pueblo acometido en su propio suelo i que ama su constitucion, no rehusa ningun jénero de sacrificios para defenderse, con que no serán difíciles los recursos.

Sin embargo, el artículo 168 ha sido objeto de muchas meditaciones, i yo desearia que ninguno decidiese sobre él sin imponerse de lo que Hume, el anónimo de las Consideraciones importantes sobre los asuntos presentes de la Francia, Jenovesi i otros tantos grandes hombres han escrito en el particular, i especialmente el doctor Price, proponiendo al Congreso que no forme deuda nacional; i sin olvidarse de aquel principio de Montesquieu, que un estado bien gobernado debe poner por primer artículo de sus gastos una suma arreglada para los costos fortuitos[1]. Tambien merecen alguna consideracion las siguientes reflexiones.

No somos mas prudentes i políticos que los antiguos. Ellos consignaban grandes tesoros para la guerra; pero no establecian deudas nacionales.

La deuda nacional tiene hoi a la Inglaterra en un estado tal que un ingles paga once tantos mas de contribucion que un turco con toda su opresion i despotismo.

La Europa se halla tan desacreditada que los vales nacionales pierden a veces aun las tres cuartas partes de su asignacion; pero el erario paga el íntegro. ¡Qué perjuicio! Dentro de breve ¿qué valor tendrá?

Es infalible que se prepara un momento en que, tarde o temprano, sobrevendrá una revolucion que arruine los gobiernos i cancele esta deuda, porque el pago de los intereses de un empréstito necesita de otro i crecerá al infinito. Entónces la sociedad no encontrará remedio sino en la violacion de la fe pública i en la ruina de las fortunas particulares.

Cada uno debe pagar la dita que ha contraido por su bien. Las jeneraciones futuras no son de nuestra sociedad, ni podemos obligarlas. Es una horrible injusticia consignar a nuestra posteridad la responsabilidad i desgracia de nuestros dias.

Habria mui pocas guerras por el capricho de los gobiernos si el recurso de una deuda nacional no alucinase a los pueblos, creyendo menores sus gastos con quitar a los venideros todos los arbitrios de su defensa i mejora.

Concluyo con el dicho de un político ingles[2]: que la deuda nacional tiene a la Inglaterra en tal estado que, valiéndose de la espresion de un jentil antiguo, podria decirse: Etiam si Deus velit servare rempublicam, non potest.

Los lejisladores deberán tener mui presentes los preciosos principios de Smith para arreglar las contribuciones[3].

Ilustracion V
¿Debe reputarse la marina mercante i el comercio de trasporte como un objeto preferente en este pais?

Aunque en la Constitucion dejamos abierto el camino para que la lei i el gobierno prefieran los


  1. Libro 15.
  2. Political Letters, letter X.
  3. Smith, Riqueza de las naciones.