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CONGRESO NACIONAL DE 1811


ACTA

Se leyó una representacion de don Cárlos Correa de Saa, pidiendo permiso para retirarse del cargo de diputado, para que así quede reducido el número de los de la capital al de seis, que se estableció en la instruccion circulada a las provincias; i se acordó concedérselo, i que se le avisase.

Igualmente, que se escribiese a la excelentísima junta de Buenos Aires, avisándole la formacion de ésta i la de Concepcion.

Que, para subvenir a los gastos que exije la defensa del pais, cuya urjencia es incompatible con las gracias i exenciones concedidas por reales órdenes a varias especies mercantiles, a las que se esporten de algunos puertos privilejiados o artículos destinados a ciertos lugares, desde el dia cesen i queden sujetas a las contribuciones a que lo están las demas en sus ventas, introduccion o estraccion. Pero que no por eso se entiendan gravados ni comprendidos en tales pagos las especies o frutos que se conducen por mar, de un puerto a otro del mismo reino, para abasto i consumo de sus habitantes; pues no harian tales adeudos si hubieran sido trasportados por tierra para el jiro interior.

Que se pida al administrador de la aduana razon de lo que importará la abolicion de estas gracias, i a cuánto ascenderia el gravámen de dos real es sobre cada fanega de trigo que se es parte de Chile.

Se leyó una representacion de los empleados en el tribunal de justicia i apelaciones para que se les exhimiese del descuento de montepío, respecto de ser temporal es sus ocupaciones, i no poder resultar, en beneficio de sus viudas e hijos, el alivio que prepara este establecimiento. Se acordó que continuase el descuento ordenado; pues, pendiendo de la constitucion el tiempo de la duracion o la perpetuidad de sus destinos, nada puede resolverse sobre un desfalco que se les devolviera en el caso de tenerse por mejor fijar término a su judicatura. Joaquin Larrain,presidente. —Manuel Antonio Recabárren, vice-presidente. —Manuel de Salas, diputado secretario.


Anexo A


Oficio del Congreso a la junta de Buenos Aires

El grande edificio de nuestra felicidad es una de aquellas obras que, por su magnitud i por la concurrencia rara de dificultades que se le oponen, no tomará fácilmente aquel asiento en que consiste su solidez. Ántes de su perfecta consistencia sufrirá los combates de la prevencion i dé las pasiones; pero la justicia, la ilustracion i el tacto de las propias ventajas miran al fin sus opiniones i sus esfuerzos, i la imparcial posteridad bendecirá llena de gratitud a los que se sacrificaron por arrojar los primeros cimientos del santuario de las inmunidades de los hombres i del asilo de la desgraciada humanidad. La inocente confianza en los sanos principios que han guiado las resoluciones de estos habitantes i el descuido consiguiente al concepto d e que nadie podia interesarse en variar un sistema que concilia con la propia conservacion la de los derechos del soberano, la de las costumbres i la relijion santa, esta idea, a la verdad, i una conducta conforme a ella parecia que dejeneraba en tibieza, i se echaba de ménos aquella perspicaz vigilancia i actividad que caracterizan el gobierno de los que acaban de salir de la opresion i están amagados de peligros q e acaso abultan la imajinacion i la malicia, o que pueden nacer de la combinacion inesperada de sucesos de que apénas tenemos noticias i cuyos resultados serian nuestra ruina. La misma impavidez de los ingratos que repugnan los bienes anexos a la actual constitucion por una ciega obstinacion, o porque justamente recelan de verse reducidos a su justo valor; su audacia en exajerar los progresos de los enemigos de ese heróico gobierno con lo que indirectamente censuraban a éste, todo ajitaba a este digno pueblo que, poseido de su riesgo, se presentó a pedir que se instituyese una junta gubernativa, de cinco personas, que designó, i fueron don Juan Enrique Rosales, el brigadier don Juan Martinez de Rozas , el coronel don Martin Calvo Encalada, teniente coronel don Juan Mackenna i el doctor don Gaspar Marin, entre los que turnase la presidencia, i que fuesen secretarios de ella el licenciado don Agustin Vial i el doctor don P|José_Gregorio_De_Argomedo_Montero|José Gregorio Argomedo. El órden con que se hizo esta solicitud, la racionalidad de ella, la probada aptitud de los nombrados, todo concurrió a obtener la sancion del Congreso i a merecer el comun aplauso que se manifestó con todas las demostraciones de complacencia, no solo del comun, sino de los mas sensatos patriotas que ven las riendas del gobierno en manos vigorosas i maestras, que tranquilizan sobre su suerte a los que ya descansan en la vijilancia de sus funcionarios.

Esto acaeció el memorable dia 4 del pasado; i, ántes de doce horas o cuasi en la misma, sucedió lo mismo en Concepcion, de modo que el vasto espacio que media entre el Mapocho i Bio-bio se inflamó a un tiempo del fuego eléctrico de amor a Fernando i a la patria. A la distancia de ciento cincuenta leguas se instaló allí el dia 5 una junta provisional, cuyo primer acto fué protestar su fraternidad i sumision a este gobierno i ofrecer todas sus facultades para sostener la union de que pende nuestra dicha.

V. E. será doblemente sensible a ella sabiendo que dió impulso al jeneral movimiento el