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SESION DE 3 DE OCTUBRE DE 1820

año, en el tiempo de vacantes, no alcanzaría a sellar la Casa de Moneda quinientos mil pesos en cobre; pero ya en este corto tiempo habrían introducido otro tanto o mayor cantidad los mismos falsos contrabandistas que tomarían este jiro.

Hagamos ahora demostrable la inutilidad de la moneda proyectada. Hasta ahora no han echado ménos su falta ni los pobres ni los ricos para el económico manejo de las cosas menudas; pues, con los medios i cuartillos de plata, nos proveemos de lo necesario para el abasto de la casa. Con medio real compra un pobre en el bodegon el pan, la vela, la grasa, la azúcar, la yerba, etc. Por medio real, nos dan en la plaza cebollas, ají, zapallo, frejoles, papas i otras especies de recaudo; de modo que lo que podia pedir el comprador con los ochavos, lo hace el vendedor con sus efectos; si la libra de carne vale medio i la de pan un real, es cuestion de nombre, que yo pida se me venda medio de carne o un real de pan, o que diga deme usted una libra de carne o una de pan. Arrejente la policía el peso i medidas de las cosas vendibles a la moneda ínfima de que usamos, i entónces no habrá dificultad para que nos espresemos como desea el proyectista; pero pensar sellar monedas de cobre para usar de aquellas voces que en otros países introdujo la necesidad, carece de todo fundamento político en este reino tan fértil, pingüe i abundante, en que no se dan las cosas ménos de balde que lo que se compran.

Yo quisiera, se oyeran por un momento sobre esta materia a los mismos pobres a quienes se pretende beneficiar con las monedas de ochavos. Si cuando les damos medio real o un real por algún corto servicio, lo reciben con desprecio, como corto premio de su trabajo, ¿qué harían? ¿qué comprarían con uno o dos ochavos que se les diese? entónces si quisieran sufrir i sufrirían de mejor gana los males que, se ponderan en la Aurora, resultan de las señas de los bodegones, i suspirarían por su antigua moneda de plata, que, aunque menuda, era suficiente para matarles...[1].

Utilidades que resultan al Estado de introducir moneda provincial

Quien trabaja para el bien de una República, trabaja para un cuerpo inmortal; i así, no solo ha de proponer las providencias que pueden dar fruto en su tiempo, sino las demas cuyos efectos se hayan de esperimentar en los siglos venideros. Para esto no se necesitan esfuerzos estraordínarios del entendimiento ni proyectos nunca vistos, sino seguir paso a paso lo que han practicado las naciones ilustradas en semejantes ocurrencias. Demos una ojeada a uno i otro hemisferio, i veremos que la moneda provincial ha sido en todos tiempos la que ha afianzado la seguridad e independencia de todos los Estados. En el antiguo se ha usado de tiempo inmemorial, sin escluir ni la moneda suela, i se usa en el dia papel-moneda o vales para en grande i cobre para lo menudo. En nuestro nuevo hemisferio, parece, es una condicion necesaria; pues, ántes que la España i demás potencias de Europa subyugasen la América, no tenia mas moneda que el cambio de unos efectos por otros, que es lo mismo que nuestra moneda provincial; quitaron ésta los europeos, se introdujo la de oro i plata comerciable con otras naciones, se acabó la independencia de América. Recuperaron los angloamericanos su independencia, fué por la moneda provincial; pues, aunque tenian muchos millones de la común en cajas, se acabó en breve; introdujeron moneda provincial o papel-moneda, i se afianzó su independencia a pesar i despecho de la Inglaterra, que gastó mas de trescientos millones de la moneda común, i perdió cincuenta mil hombres de las mejores tropas en sangrientas guerras por reconquistarlos hasta, que, viendo que la lidera desigual, pues los americanos peleaban en su casa, i para pago de tropas no necesitaban de otros impuestos mas que su papel moneda, miéntras el Rei de Inglaterra, a fuerza de impuestos que sacaba de sus vasallos, los tenia exasperados i arruinados, hizo tratado solemne de paz con los anglo-americanos.

En el dia hai independientes muchas provincias, o mas bien, grandes imperios de América; mas, están en pacífica posesion de sus derechos, i reconocidos por las naciones independientes; nada ménos que éso; pues aun no han introducido el distintivo secretorazo i cierto de los libres, que es la moneda provincial; i la razon es que, miéntras el Gobierno no tiene a su disposición una cantidad suficiente para los gastos precisos de tropas 1 demás del Estado, no puede contar con seguridad el sistema; pues las contribuciones directas exasperan aun a los mas decididos; unos se quejan que les sacan mucha cantidad, otros que no se guarda proporcion matemática, i lo peor es que se vuelven otros tantos censores i murmuradores de los hechos públicos con perjuicio del sistema; otros a título de patriotas no quieren contribuir, como si los gastos de Estado no fueran para defender a ellos, lo que solo se logra a fuerza de dinero.

Las contribuciones directas son de mucho perjuicio a los particulares; pues, viendo que cuanto mas adquieran, mas contribuyen, se retraen de muchas empresas que los enriquecerían, i por no manifestar lo que tienen, se ocultan muchos tesoros con perjuicio de ellos i del comercio.

Al bien jeneral de la patria son mucho mas perjudiciales, porque el Gobierno Supremo, la Municipalidad i demas corporaciones ocupan lo mas precioso del tiempo en imponer contribuciones, cobrarlas, oir los reclamos, moderarlas i pensar en nuevas, pues de este modo no pueden

  1. Hai una palabra abreviada, inintelijible (Nota del Recopilador.)