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SESION DE 3 DE OCTUBRE DE 1820

i cinco, setecientos setenta i seis, setecientos setenta i siete i setenta i ocho, se formaron autos e informaciones en la ciudad de Valdivia sobre su averiguacion, cuyo espediente en cinco cuerpos de autos formados en distintos tiempos, residen orijinales en los archivos de esta gobernacion; pero también es constante de ellos mismos la incertidumbre i lijereza con que se autorizaron sus principios. En el último cuaderno formado i remitido a este Gobierno el año de mil setecientos setenta i ocho, en que se hallan insertos todos los documentos orijinales, se patentiza la patraña desde la carta tercera, número ciento cincuenta i tres del comandante de la espedicion, don Lúeas de Molina, fecha en Rio Bueno, i demas siguientes acumuladas hasta el dieziseis de Febrero de setenta i ocho, en que el coronel don Joaquin de Espinosa, gobernador de aquella plaza, bien desengañado de ser todo inventos de las superaciones de los indios, fomentados de la maquinacion i malicia de algunos individuos de aquella plaza, espidió órden para que se retirase la espedicion, espresando en el mismo auto, que orijinal se halla inserto, la falsedad e incertidumbre de los imajinados habitadores i, lo que es mas que todo, la última carta que a dicho gobernador escribió el mismo comandante don Lucas, fecha trece de Febrero de setenta i ocho, dándole cuenta del último desengaño que palpó la espedicion, en que refiere llegaron hasta el distantísimo volcan nombra do Pururaco, al sur de la laguna Llauquegüe i al norte de la de Purailla, de donde rejistraron toda la llanada de abajo de dicho volcan, reconocieron la pampa de Purailla i otras dos lagunas que espresa; i últimamente, desahuciado de toda esperanza, lleno de temores i cansado de trabajos, pide el retiro de la espedicion, asegurando que, por mas que los derroteros digan que hai tales poblaciones, es falso todo lo que confirma la carta-informe que dicho gobernador acompañó a los autos para remitirlos, fecha en Marzo de setenta i ocho, con la que se concluyen; no quedó que desear en este último i reciente desengaño; pues, dejándose llevar de los indios por cuantos derroteros quisieron i a cuantos lugares dijeron que se hallaban situadas las soñadas poblaciones, aunque hallaron la certidumbre de los sitios, en ninguno encontraron ni aun vestijios de sus deseos; de la misma íntegra de dichos autos, consta que los indios de nuestras fronteras, llevando mui a mal aquella internacion, durante ella, para perturbarla, causaron varios sustos e incomodidades. Igualmente, se halla en este Gobierno la confesion o manifiesto que hace don Pedro Bernardo Muñoz, capitan de la compañía de Pardos de Valdivia, que, en calidad de secretario del espresado gobernador que fué de aquella plaza, autorizó i protejió todos aquellos inventos, i ahora declara su error i engaño que se padeció en aquella época por la credulidad de su jefe; lo mismo afirma el doctor don Cosme Bueno, catedrático de prima de matemáticas, cosmógrafo mayor del reino i socio de la real academia médica matritense, en la descripcion prolija que impresa dió a luz el año mismo de mil setecientos setenta i ocho, del Obispado de la Concepcion, en la cual se halla el mas cierto desengaño de la noticia que se comunicó de Valdivia el año de setenta i cuatro; pues, habiendo acopiado el citado doctor don Cosme Bueno, los mas prolijos, exactos i orijinales documentos para la histeria de Chile que está escribiendo, averiguó a fondo la falsedad de aquel invento, i da por cierto ser esta una historia tan fabulosa como la de las Batuecas i el gran Paitiri i otras que refiere en su citado impreso. Es concordante con este gravísimo autor el padre Miguel Olivares, en su historia manuscrita de este reino, en la que refiriendo las poblaciones españolas que se fundaron en el estrecho de Magallanes el año de mil quinientos ochenta i dos, afirma resueltamente no haber tal ciudad de los Césares, orijinaria de los españoles de Osorno. Se corrobora todo esto con los reconocimientos que de las cercanías de Osorno i cabeceras de Rio Bueno hicieron los comandantes de Chiloé, don Tomas de Olavarría i don Pedro Sánchez Mejorada, cuando se perdió aquella ciudad, entrando con sus ejércitos a esplorar por menor aquel país i las lagunas Pichilmeca, Puyehue i Cachiquibia; en cuyo prolijo reconocimiento no hallaron español alguno, solo sí muchos indios con quienes hubieron grandes reencuentros, según todo consta de dos certificaciones orijinales que paran en poder del señor juez de comercio, dadas ámbas a Yoanes de Oyarzun, la del primero fecha en Carelmapu en diez de Noviembre de mil seiscientos nueve, i la segunda fecha en la ciudad de Santiago en ocho de Noviembre de mil seiscientos treinta i uno, a que se agrega la notoria certidumbre que tenemos todos los habitadores de este reino de ser falsa la existencia de tales poblaciones, por las particulares observaciones i noticias privadas que el mismo comercio adquiere de varias internaciones que han hecho al centro de los indios, i a los comerciantes codiciosos, auxiliados de algún indio amigo, o algunos delincuentes que, huyendo de la pena, se han internado arrojados, de que hai varios ejemplares; i pudiendo suceder lo mismo de parte de aquellos habitadores imajinados, seria consiguiente tener noticia de ellos, como asimismo la natural propension de la estension de sus comercios i trato civil, los habia de estimular a que nos solicitasen, como nosotros lo hacemos, siendo aquellos habitadores mui semejantes a nosotros en sus personas, usos i relijion, según se nos pintan; i no habiendo ocurrido nada de esto en cerca de dos siglos que se suponen establecidos, resiste a la misma razon su existencia. Supuesta, pues, la insubsistencia de estas poblaciones, debe nuestra lealtad i amor al Rei i a la patria hacer presente los perjuicios i funestas resultas que ocasionarla a este reino la espedicion para su descubrimiento o poblacion de aquel