que sufrir los perjuicios que le orijinaba? El referido capitan Orejuela propone por una de las ventajosas utilidades de su deseada moneda la facilidad i fomento de las minas, diciendo que hoi reciben mucho perjuicio los mineros por el tiempo que pierden en pasar a los poblados a cambiar sus pellas o barras, cesando entretanto sus trabajos, i que, con la moneda de cobre, se evitaría este inconveniente, socorriendo con ellas sus peonadas. Preguntamos a dicho capitan: ¿si sellada que sea la moneda, se le llevara a cada minero la cantidad que le baste, de cuenta del Rei i regalada para que no cambie sus metales i continúe su trabajo? Si ha de ser así, desde luego nos convence en parte, i de nó, le decimos que siempre existirá el mismo inconveniente, porque para adquirir aquella moneda, tendrán que bajar a los poblados a cambiar sus metales, con la diferencia solo, de que ahora los truecan por plata, i entonces los cambiarán por cobre, i para trasportar éste a sus minas necesitan preparar millas i aparejos por su mayor peso i volúmen, i aun en el caso imposible de que la moneda de cobre se les enviase a su propia casa regalada, como no comen, beben i visten moneda, sino es frutas, siempre tendrían que bajar a los poblados a buscar éstas; i lo propio se le dice cuanto a la facilidad que propone el Rei para el pago de tropas, armadas i costos de guerra; pues no pudiendo el Rei conseguirla, sin sus respectivos costos de metales i manufacturas, le sucederá lo mismo que al presente con la moneda de plata.
Cuanto a lo que espone el enunciado Orejuela de que muchas personas por vergonzosos respetos dejan de entrar en las pulperías i bodegones, perdiendo por esta causa el valor de aquellas señas con que se hallan, decimos que, a mas de ignorar tales pérdidas, se ofrece el reparo que las que no tuvieron vergüenza para entrar a semejantes oficinas a dejar su medio real i contraer el crédito de la seña, ménos le tendrían para en trar a cobrarlo, mayormente siendo las jentes que usan de ellas las mismas que de ordinario residen en semejantes lonjas aun para mas indecorosas i viles ocupaciones. Las señas de que se trata no son otra cosa que unos meros billetes cuyo uso han introducido en estos países los mismos naturales de España, a imitacion de las que se usan en aquellos reinos en señal de algunas prendas de poco valor que dejan en otro poder, como sucede en las tintorerías i otras semejantes oficinas, sin que este uso se evite con la muchedumbre de monedas de vellon que hai en aquella península, ni se atribuya a usurpacion de las regalías del Soberano, pues se hacen de alguna materia mas consistente que el papel para ahorrar el costo de éste i el trabajo de la continua formacion de vales o pagarées de que usa el comercio en cosas de mayor cuantía, i así son en tre aquella pobre jente que las usan lo mismo que los parcos entre los niños de la escuela. Tampoco es causa motiva para el entable de monedas de cobre el entredicho del trabajo de minas del Perú, que supone el solicitante; porque, a mas de no ser total en breve, deberia restituirse a su anterior estado; ultra de que siendo esta una sola parte de la América, las demas están en su contínuo laboreo; i en caso preciso se podrían llevar a Lima de otras partes el oro i plata preciso, en la forma que se previene en la lei segunda, título veinticuatro, libro cuarto de las recopiladas de Indias, pudiéndose tornar en compensativo varios frutos de aquel país, como, verbigracia, el cacao que hoi en gran cantidad se halla retenido en Lima, i es de mucho consumo en Méjico, de cuyo tráfico resultaría provecho al comercio i mucha utilidad al real Erario, a mas de que, por lo perteneciente a este reino, jamas se ha visto mayor abundancia de minas, ni que se haya sacado mayores cantidades de plata, siendo tantas i tan ricas las que cada dia se descubren, que si hubiese jente para trabajarlas i beneficiadores peritos de metales, rendiría mas plata este reino que ha producido el Perú. I así Orejuela dénos arbitrios de aumentar a este reino dos millones de almas, i le aseguramos la riqueza del país, la del real patrimonio, la estension de sus dominios, la reconquista de Osorno, la esterminacion de aquellos indios i la conservacion de esas provincias, que al presente no somos capaces de sostener por muchas causas, i deje que corra en este país por la menor moneda un peso duro, que así tomaría mayor incremento el reino i el comercio, i ocurrirán a él de muchas distancias, i se enjendrará en los vasallos mayores ánimos para dar a su Monarca gruesas contribuciones. En estos reinos de América están refundidos en el comercio los tres brazos que sostienen a las monarquías, que son: agricultura, armas i comercio, i así como baza fundamental debe ser atendido, auxiliado i protejido como hasta aquí lo ha hecho nuestro Soberano, para que pueda, como lo hace, servirle con milicias, defender sus dominios de los enemigos, ayudarle a la estension de ellos, contribuir a las pacificaciones i reconquistas, para que fomente las labores de campos i minas de que resulta el incremento del real Erario, pues, debilitándose el comercio, todo decae, porque todo pende de él, i éste de lo abundante i grueso de las monedas de ricos metales; débil la moneda, se acobardan los ánimos, se ridiculizan los vasallos, i hechos a manejar (lacas monedas, se le harán gruesos i gravosos los reales derechos que hoi contribuyen como proporcionados a la moneda que corre. I porque hemos dicho que se engañó a la Majestad Soberana de nuestro Monarca en habérsele asegurado la existencia de habitadores blancos, oriundos nuestros, o advenedizos estranjeros, i ciudad de cesares, asentando ser fabulosas e imajinarias dichas poblaciones, i, por consiguiente, inoficiosa la espedicion que solicita el capitan Orejuela, lo fundaremos. Verdad es que, por los años de mil setecientos setenta i cuatro, setecientos setenta