Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo IV (1820).djvu/398

Esta página ha sido validada
397
SESION DE 3 DE OCTUBRE DE 1820

En la ciudad de Castro i demás poblaciones de la isla de Chiloé, por falta de plata, pues no tienen ninguna, se ven los moradores, para conseguir las cosas menudas i precisas para mantenerse, en la precision de usar de permutas, dándose unos jéneros por otros, esperimentándose la misma falta de monedas en todo el reino de Chile, valiéndose del propio arbitrio que en Lima, de que se orijinan no pocos quebrantos e inconvenientes que, por la brevedad, se omiten referir.

En muchas ciudades de la costa, que median entre Lima i Santa Fe, se valen igualmente de los cambios, por la misma falta de plata i monedas, siendo los huevos el común i manual desempeño de esta penuria.

En la ciudad de Panamá i su jurisdiccion, con la falta de las armadas i los crecidos comercios que ocasionaban las ropas, cacaos de Guayaquil i demás frutos, que hoi circulan por el cabo de Hornos, se hallan sus moradores en la mayor inopia i necesidad de monedas, sin que se hayan valido allí de los arbitrios que practican en otros reinos, i no teniendo frutos algunos de que poderse valer, no hai motivo para introducirse el dinero, sujetos únicamente a la corta entrada del situado para los pagamentos de la tropa, que inmediatamente pasa a las islas de Barlovento o para esta Europa; cuyo perjuicio i daño que hoi esperimentan, se hallará remediado con las enunciadas monedas provinciales; sin que salgan a las naciones, por no tener en ellas el valor que tienen en los dominios de Vuestra Majestad.

En las islas de Barlovento, Santo Domingo, Puerto-Rico, la Margarita, Cuba i sus inmediaciones, se hallan sus habitantes con la misma escasez de las enunciadas monedas, circulando en estos lugares las respectivas señales de i lacos i granos de cacao, esperimentándose el propio abuso en la provincia de Carácas, Maracaibo i demas lugares de sus jurisdicciones, donde las señas de dichos cuartillos los imprimen, unos sobre cobre, otros sobre fierro i otros sobre plomo.

En Filipinas, por la misma necesidad, con el nombre de barrillas, imprimen dichas señas en la propia conformidad i método que se esperimenta en el reino de Méjico.

En las islas de Canarias, sus habitantes usaban de unos signos impresos sobre suela i otros sobre jabon, con el nombre de fiscal; pero ya estos felices vasallos gozan el beneficio de que carecen los peruleros, mejicanos i santafesinos, mediante que V.M. se ha dignado concederles la introduccion de monedas de cobre, que; a su solicitud ha plantificado su comandante jeneral marqués de Tabalosos, en fuerza de las reales órdenes que se le comunicaron en el próximo año pasado, i ha hecho circular en ellas de que sus moradores i vecinos se hallan sumamente gustosos i en el mayor reconocimiento a las piedades de V.M., sirviendo este comprobante de un ejecutorial para la plantificacion de las enunciadas monedas de cobre, cuyo beneficio, parece, deben gozar los vasallos de los tres virreinatos.

Los infelices indios que trabajan en los minerales i demas poblaciones, es la jente mas pobre i desdichada que se ve en aquellos reinos, teniendo dichas monedas provinciales, lograrían la comodidad de no gastar en dispendio de sí mismos, monedas de plata, i podrían economizar mejor el fruto de sus tristes estipendios, surtiéndose en cuanto les apremie la necesidad de los comestibles, para soportar los trabajos que obtienen.

Sobre este punto terminante, escribió, por los años de 744 al de 45, vuestro secretario don Josef Campillo i Cosío, como tan capacitado que se hallaba en materias de Indias, con la precision de que los nominados indios no pueden usar de las monedas que corren por el alto valor de la plata, siendo urjente las de cobre, según se reconoció entre los papeles célebres, económicos i políticos, a favor de V.M. i del público, que, despues de su fallecimiento, se encontraron i consta en la segunda parte al número 36, donde trata sobre la nueva práctica, provechosa para aumento del comercio, que puede establecerse entre América i España.

No solo ha tratado el espresado punto este celoso ministro, porque de inmemorial tiempo a esta parte se ven muchos autores, principalmente el padre frai Juan Márquez, en las obras célebres de su Gobernador Cristiano, libro 2, capítulo 39, especialmente 437 versículos, en que trata de útilísima al público la moneda de cobre, con preferencia a la de plata i oro, e importantísima a las Repúblicas en que haya dicha moneda de menor cuantía, para alivio de los vasallos.

Los mineros también gozarían el beneficio de no verse precisados de la perentoriedad que continuamente esperimentan en remitir a remotas capitales i reales casas de moneda, las barras de plata que por instantes les urje convertir en monedas menudas para los pagamentos que hacen, siéndoles preciso esperar dilatado tiempo, parando el trabajo de sus labores, lo que no sucedería si tuvieran dichas monedas, porque, como no se estraerian de aquellas provincias, suplirían para los espresados pagamentos de maniobras i labores, cediendo en utilidad del comercio, del real Erario, de los mineros, del común i de dichos indios.

Se hace preciso, señor, para esclarecer mas i mas la necesidad, traer a la memoria ala ciudad de Buenos Aires, donde doce i media libras de carne valen medio real de plata, que es la menor moneda que se conoce, i el pobre, que solo necesita para el dia dos libras, ha de verse precisado a comprar diez i media de mas, que no ha de gastar, esperimentándose este inconveniente en varios lugares de aquellas provincias del Perú, Quito, Leon i otros muchos de aquellos reinos, donde 16 huevos valen el medio real, i que, necesitando solo de cuatro, hayan de comprar 16;