ró a su convento, dando gracias a Dios de que se habia compadecido de aquella criatura; i pasados tres dias enteros, fueron a golpear a la portería aceleradamente, diciendo: "Padre, salga luego que la enferma se hace pedazos"; salió i luego que llegó a la casa, conjura al demonio i le dice: "Maldito, ¿qué te habías hecho i a qué has venido?" "Padre, no solo yo, todos los demonios que estábamos en el mundo, hemos bajado a los infiernos, porque hemos tenido tres dias de fiesta." "I ¿qué ha abido?" le replicó el padre: "El alma de Lutero que bajó al infierno; estos tres dias hemos empleado en darle a sentir el dejo de sus desórdenes, i en darle el para bién de tantas almas que le quita a Dios i conduce a nuestras tinieblas, con su doctrina, que tanto nos agrada." Vaya esa pildorilla para los luteranos que habrá en nuestro Chile.
El otro lo leí en Patrimonio Seráfico o en el Devoto Peregrino. Dice este autor que, entre los cautivos cristianos, habia uno devoto de la Vírjén; éste pudo esconderse i caminar a ponerse en salvo, i estando cerca del puerto endonde se habia de embarcar, topó con un turco, éste lo aprisionó para volverlo al suplicio; el cautivo le lloró i le pidió por Dios i sus hijos que lo dejase ir libre, que mirase lo que se le esperaba si lo volvia al suplicio, i que se compadeciese de lo que habia padecido en su cautiverio. El turco, que debia ser piadoso, se compadeció de él, lo llevó a su casa i al otro dia lo llevó al puerto endonde se libertó. Dios, que no deja sin premio los actos de caridad, quiso premiar la piedad que aquel turco tuvo con aquel pobre cautivo, devoto de su Santísima Madre.
I para que se desengañase de los errores de su falsa lei, i entendiese que solo en la relijion cristiana se puede el hombre salvar, le mandó un ánjel en traje de carne humana; éste lo tomó i lo puso en el infierno, endonde vió los toi méritos que allí se padecen; lleno de terror, reparó que un demonio con unos garfios sacaba a su profeta Mahoma, i que otro, con un cucharon, sacaba de otro caldero pez i plomo derretido i le echaba a Mahoma, i que éste gritaba i blasfe maba como demonio (según él se espresaba despues); allí vió i conoció a todos los que habían muerto en su tiempo; en esto reparó que algunos demonios se le arrimaban i le decian: "Hola, éste también es de la relijion de Mahoma; que venga con su profeta a hacerle compañía, pues le sigue en su falsa lein; i queriendo agarrarlo, el ánjel lo tomó i lo llevó al Paraíso, endonde le mostró la gloria de los bienaventurados, i los premios que gozan los que obedecen a Dios i guardan su santa lei; i queriendo esforzarse a entrar, se arrimó María Santísima i le dijo: "Aquí no se entra sino por el bautismo, i solo los que profesan la relijion cristiana vienen a este lugar; si quieres venir a él, anda al convento de los frailes Menores, recibe el bautismo i la relijion, i entonces vendrás". El ánjel lo tomó i lo puso en su casa; al dia siguiente se vino al convento, pidió el bautismo, vivió en aquel convento penitente i perseveró con una vida ejemplar hasta la muerte.
Yo bien comprendo i conozco que, si este papelillo viene a llegar a manos del señor letrado, me ha de dar mas golpes i torniscones en el honor, que los que le dieron los fracmasones en la Francia a los sacerdotes que les contradecían su sistema; pero me queda el consuelo que en Chile hai mucha cristiandad i está mui radicado el Evanjelio, i si el sexo piadoso de las mujeres llega a comprender que las quieren, con sus escritos, apartar de la relijion i de la obediencia que se debe tener a la iglesia, lo acabarán a pellíscones i la jente del campo a bolsazos. Esplicaré esta frase de rústicos. Ésta jente, principalmente los mineros, sacan una bolsa de la piel de un cabrito, le quitan el pelo, la pintan mui aseadamente para guardar su tabaco i sus cortos reales; ésta regularmente la usan en su faja o ceñidor, i cuando tienen alguna contienda con alguno, le hechan una piedra en el centro, i tomándola de la boca le descargan un golpe a su contrario, que, cuando no le quiebran la crisma, a lo ménos le hunden un par de costillas. Lo que prevengo a Ud. para que, si responde, procure poner la pluma con moderacion, en puntos de relijion i de la obediencia de la iglesia; porque a la verdad, su cuaderno ha hecho mui mal estómago no solo a los timoratos de Dios sino también a la jente vulgar, que, por lo que pertenece a mí, no importa que me quite el cuero como a San Bartolomé, que yo procuraré responderle con moderacion i con aquel estilo que sea posible.
Tengo concluido mi papel, i confieso con toda injenuidad que no se me pasó por la imajinacion que se diese a la imprenta, ni ménos que saliese al público en un pueblo ilustrado como es el de Chile. Mi intención fué que solo corriese de manuscrito, por ver si alguno de los sabios escribía sobre esta materia, como también para que lo leyesen los de poca instruccion i se pudiesen instruir en puntos de relijion; yo conozco que mis espresiones han sido triviales, menudas i de mui poco estilo.
También confieso que las semejanzas de que me he valido han sido un poco irritantes; esto me pareció que no era impropio, pues de esto se han valido los hombres mas sabios, como es Cervantes. Pondré su espresion; éste pinta la embajada que le hizo don Quijote a doña Dulcinea con su escudero Sancho, i dice que, cuando éste volvió, lo llamó su amo i le dijo: "Ven acá Sancho. Dame razón de la embajada. ¿Qué hacia mi señora doña Dulcinea?" "Señor, estaba limpiando trigo, le respondió Sancho." "¿Qué es lo que dices, Sancho? ¡Una princesa como doña Dulcinea habia de estar limpiando trigo! Estaría en su palacio contando perlas. I, ¿qué le dijiste?" "La saludé i le dije: Mui sobajeada señora, mi amo me manda a proponerle que desea tomar estado de matrimonio con Ud.; si lo admite, le dará el trato