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SENADO CONSERVADOR

de estas verdades de la Escritura se deja ver con toda claridad, que solo la relijion cristiana es la verdadera i en la que el hombre se puede salvar, pues en ella solo se cree en Jesucristo i se observa el Evanjelio.

Pueblo cristiano, que habéis tenido la felicidad de haber nacido en el seno de la relijion cristiana, no te dejes engañar de las sutilezas de los libertinos, mira que profesáis una relijion tan pura i tan santa, que solo ella te puede conducir a tu último fin, que es la gloria; una relijion que no admite engaños, pues solo ella es confirmada con prodijios i milagros; una relijion tan suave que, aunque son diez sus preceptos, se reducen a solo dos puntos, que es de amar a Dios que nos crió i que no le hagamos mal al prójimo, sino que le amemos como a nosotros mismos. Si se atiende a su doctrina, se conocerá que es tan evidente, que con toda claridad nos persuade que el hombre fué criado a la imájen i semejanza de Dios, no para que permaneciese en el mundo, sino para que, viviendo en él con una vida ajustada a su divina lei, le gozase en el cielo con una gloria semejante a la suya e igual a su eternidad; finalmente, si se mira el Evanjelio se verá que todo él inspira una verdadera esperanza, confianza i amor, porque en una parte nos dice que de tal suerte amó Dios a los hombres, que quiso que su mismo hijo los redimiese a costa de su sangre; en otra, que no vino a buscar los justos sino los pecadores, i por último que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta para que viva eternamente en la gloria.

I ¿qué se deberá decir de la firmeza de la relijion cristiana? Esta es una de las pruebas que mas convencen la razon, de que solo ella es la verdadera i única en la que el hombre se puede salvar; porque a la verdad, desde que fué establecida por el Redentor i publicada por los apóstoles, en cerca de dos mil años, no ha admitido en sus dogmas i preceptos la menor variacion, cuando las demas relijiones se miran tan variables, como son los conceptos de los hombres que las profesan. Si son los herejes, unos niegan la Escritura i otros la confiesan; otros niegan los sacramentos i la potestad de la iglesia; por último, los ateístas se atreven a negar que hai un Dios que crió el cielo i la tierra para el bien del hombre, como también que no hai premio para los buenos ni pena para los malos. En fin, son tan variables que ni aun ellos mismos se entienden.

Pero, en la relijion cristiana, se mira tan al con trario, que su firmeza es tan invariable, que donde quiera que se profesa, no se ve mas que una fe, un bautismo, unos sacramentos i un Evanjelio, que todos los cristianos creen i confiesan. Ademas de esto, solo la relijion cristiana es confirma da con prodijios i milagros, lo que no se ve en las demas relijiones. Aun, en el artículo de la muerte, tiene la relijion cristiana muchos medios para salvarse, pues para esto nos dejó el Salvador los sacramentos, principalmente el de la confesion i penitencia. Este admirable sacramento, valorizado con los méritos del Redentor, tiene tanto valor i fuerza, que aunque el hombre haya cometido muchos pecados, si se confiesa con dolor i hace penitencia, queda perdonado i se hace he redero de la gloria. Esta firmeza de la relijion cristiana ha obligado a muchos cismáticos i herejes a deponer sus errores, i convencidos de sus milagros i pureza, se han bautizado i la han profesado. I ¿por qué? Porque por su firmeza han conocido que solo ella es la verdadera, i en la que el hombre solo se puede salvar.

Pueblo cristiano, esta verdad, que solo en la relijion cristiana se hacen milagros, la confiesan los paganos, los judíos i los mahometanos; i así dice el padre Colonia que esta verdad es atestiguada, no con escritores católicos, sino con el testimonio de los jentiles, los cuales afirman en sus anales que solo en la relijion cristiana se ven milagros, como se verá en los sucesos siguientes:

Intenta Argobasto destronar al Emperador Marco Aurelio; este jeneral, junto con el tirano Eujenio i Flaviano, juntaron un ejército superior al del Emperador; combátenlo i pénenle sitio en un lugar estéril i sin agua, i, como era el corazon del verano, se le morian la jente i los caballos de sed i del calor. Allí miraba su peligro, pues veia que no podia salvar su vida niel ejército, por las fuerzas humanas, ni por algún otro arbitrio. En este conflicto, hizo publicar un edicto en favor de los pocos cristianos que tenia en su ejército, prometiéndoles que, si alcanzaban de Dios, no la victoria que la miraba imposible, sino que les otorgase la vida, les daria amplia facultad para que pudiesen estender la relijion cristiana en todo su imperio. Con este salvo-conducto, se esforzaron aquellos pocos cristianos i se pusieron en oracion en medio del ejército; i estando el dia en calma i con la mayor serenidad, apareció una nube que, deshaciéndose en copiosa lluvia, no solo reforzaba el ejército del Emperador, sino que también daba la salud a los enfermos i revivían los caballos; pero, al mismo tiempo que se mostraba benigna en favor del Emperador, espedía rayos contra el ejército contrario, que los confundía i disipaba. Éstos, confusos i aterrados con los huracanes, se mataban unos con otros; los dos jenerales quedaron muertos por sus mismos soldados; el otro que habia huido, cayó prisionero i fué pasado por las armas, quedando la victoria completamente a favor del Emperador, sin el esfuerzo de sus armas. Este milagro tan evidente a la vista de un ejército, obligó a muchos jentiles a recibir la relijion cristiana. Lo escribieron Teodoreto, Sócrates i Sosomeno, todos escritores jentiles, i consta de sus anales.

Los judíos, que es la nacion mas obstinada, también confiesan la firmeza de la relijion cristiana i sus milagros, como se manifiesta en el suceso siguiente: Juliano apóstata, uno de los Emperadores que mas aborrecía el nombre de Cristo no perdonó medio para estinguir del mundo la