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SESION DE 3 DE AGOSTO DE 1820

ridad privativa del soberano Pontífice, pues, a él solo se le dijo: "A tí te encomiendo mi iglesia, lo que ligares en la tierra, será ligado en el cielo, i lo que desatases, será desatado en el cielo."

I ¿qué juicio se deberá hacer de lo que dice de los concilios en su cuaderno? Afirma que estos solo obligan en donde son recibidos, i que el monarca que no los recibe puede esponerle sus decretos. En este punto habria mucho que decir i que reflexionar, pues quiere que este pueblo no obedezca a la iglesia, que enseña con el común de los teólogos que los concilios jenerales i ecuménicos obligan en toda la cristiandad, i que a solo los padres de la iglesia les es privativo esponer los concilios i la Escritura, i no a ninguna otra persona por condecorada que sea, como dice el señor Pió IV en la bula que tengo citada; así es erróneo el decir que los concilios no obligan.

Alerta, pueblo cristiano, mirad que de estos principios han tenido su oríjen las mas de las herejías; i si no reparad lo que sucedió en la Francia: allí no recibieron el Tridentino en lo que toca a la disciplina eclesiástica i la mejora délos costumbres, aunque sí lo recibieron en lo dogmático. I ¿qué sucedió? Que despues le disputaron al Pontífice su autoridad, i por último le negaron la obediencia, i no solo esto, sino que también destronaron a su Rei, porque lo que el libertino quiere, según su sistema, es que no haya potestad a quien estar sujeto para vivir a su libertad; esto mismo demuestra el señor letrado, como se lo podia hacer ver, etc. etc.; pero todavía no es tiempo, porque en Chile hai mucha virtud i mucha cristiandad, i en la jente del campo está mui radicado el Evanjelio i, lo que mas nos debe consolar, que el Gobierno es mui católico.

I pasemos a ver lo que dicen los protestantes i libertinos del matrimonio, del celibato i del sistema que quieren introducir, que en todas las relijiones se puede el hombre salvar; i empezando por el matrimonio, diré el sentir de estos protervos. Como ellos en su relijion, pasados tres años de ausencia o separación, se pueden casar con quien quieran i dejar la mujer primera, así quieren introducir este cisma entre los ignorantes, procurando persuadirlos con sofisterías, que el matrimonio se estableció para conservar las voluntades, i como en la cristiandad es perpetuo, sacan por consecuencia que es cosa dura que el hombre deba vivir con una mujer, a quien no le tenga voluntad. Este es el sistema de los protestantes; pero el cristiano que tiene fe, debe estar sujeto a lo que la Escritura enseña; ésta dice, que, lo que Dios juntó, el hombre no puede separar. I ¿por qué? Porque el matrimonio consumado significa la unión de la naturaleza divina con la humana; de aquí es que el matrimonio en la iglesia católica no se puede separar.

I pasemos a ver lo que éstos dicen del celibato i castidad. Ántes de espresarme en esta materia, es necesario advertir que, aunque no consta que Dios mandase la virjinidad o celibato en los preceptos de la divina lei, no obstante se debe reflexionar que ésta es una virtud nueva de la lei de gracia, que trajo el Redentor al mundo, pues, para hacerse hombre i tomar carne humana escojió madre vírjen. También consta que el señor San José, dignísimo esposo de su santísima madre, tenia hecho voto de castidad, de lo que se ha seguido que, aunque esta virtud no sea de precepto, pero no obstante, como esta es una virtud nueva de la lei de gracia, de aquí es que se ha hecho ton admirable i de tanto séquito en la cristiandad, que los apóstoles, para seguir a su divino Maestro, hicieron voto de castidad.

Si se rejistran los anales, se verá que los mas de los mártires han muerto por la castidad; si se miran las relijiones, se verá que tanta multitud de almas que se consagran a Dios, de uno i otro sexo, para profesar, hacen voto de castidad, i no solo esto, sino que aun en el matrimonio se ha visto practicada esta virtud. Así, una santa Conegunda con su esposo hicieron voto de castidad; un San Elsario con su esposa, Santa Delfina i otros príncipes i señores que han dejado sus coronas por la castidad; ¿qué es esto sino manifestarnos que por esta virtud se hace el hombre semejante a los ánjeles, como dice el apóstol San Pablo? Erunt sicut Angelí Dei in cœlo.

Solo el libertino i hereje se atreven a blasfemar contra esta virtud, diciendo: que es una cosa que se opone a la naturaleza, i por consiguiente, una virtud impracticable; i es la razon, porque como éstos no miran otra felicidad sino las delicias carnales, de aquí es que blasfeman contra esta virtud; pero, el cristiano, que tiene fe, se sujeta a lo que enseña el Evanjelio, esto es, que para salvarse, es necesario sujetar la carne a las leyes del espíritu.

I no solo esto, sino que estos protervos procuran persuadir a los ignorantes que en todas las relijiones se puede el hombre salvar; este punto se me ha consultado, i como tengo dicho que este tratadillo es puesto para la jente de poca instruccion, los sabios me dispensarán las espresiones claras i específicas que pondré, para que éstos queden persuadidos que solo en la relijion cristiana se puede el hombre salvar. Esta verdad la manifestaré con la Escritura santa; ésta nos enseña que el Redentor nos dejó escrito en el Evanjelio que solo el que renaciese por agua, i el Espíritu Santo, dentraria en el reino de los cielos; i en otra parte nos dice que solo el que creyese en Jesucristo i fuese bautizado, se podrá salvar, qui credideril et vapticatus fuerit salvus crit. El apóstol San Pablo nos confirma en esta verdad cuando dice que "a los que Dios llamó por el bautismo a éstos justificó; a los que justificó, a éstos glorificó"; i prosigue este gran santo diciendo que "los hombres por el bautismo se hacen hijos de Dios"; es así que el hijo es heredero del padre; luego solo por el bautismo se puede entrar al reino de los cielos;