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SESION DE 16 DE MARZO DE 1819

la lejitimidad de aquella reunion. Es de conformidad del Senado, i siendo de V. E., será mui útil se manden imprimir muchos ejemplares, que sirvan de instruccion, poniendo silencio a las injustas declamaciones de los inmunistas preocupados. —Dios guarde a V. E. muchos años. —Sala del Senado, Marzo 17 de 1819. —Francisco Borja Fontecilla.- José María Villarreal, secretario. —Excmo. Señor Supremo Director del Estado. Santiago, Marzo 18 de 1819. —Conformado en todo con el dictámen del Excmo. Senado. —O'Higgins. —Echeverría.


Solo a un Gobierno ilustrado i franco es dado justijicar sus providencias. Salga alguno i díganos ¿cuándo el Gabinete Español pensó captar la obediencia por el convencimiento? Sus disposiciones todas llegaban a nosotros con voz imperiosa i solo motivadas en la voluntad. Hoc volo, sic jubeo: sit pro ratione voluntas, era su divisa. El hombre imparcial, si debe conocer en la publicacion de estos documentos cuándo dista del gobierno despótico de otro liberal, verá tambien los obstáculos que es forzoso vencer cuando median las preocupaciones. La nimia devocion, dice un erudito, hace que, por no ofender o vulnerar la libertad i dererhos eclesiásticos, quede sin ifecto la mayor parte de las máximas políticas, lo que se evitaria si se entendiera de raíz en lo que consiste la libertad eclesiástica, teniéndose por herejía todo lo que no es temor; i esto, mas que culto, es devocion supersticiosa[1]. El autor del anterior dictámen ha hecho, pues, un servicio justamente apreciado por el Exemo. Senado, demostrando que a los derechos eclesiásticos no se opone la union del Seminario al Instituto. Desaparecerán varias preocupaciones, i los resultados, que prevé su imajinacion echizada por el amor Patrio, serán indifectibles, pues vemos con no poco placer que:

Los que jamas pensaban, piensan i reflexionan;
La libertad proclaman, de ser libres blasonan;
Examinan derechos i encuentran muchos vanos:
No son ya los abusos venerables ancianos.
(Ciud. Henriquez.)

Oportunamente hemos leido el oficio siguiente con su contestacion, i los publicamos para desengaño de nuestros enemigos i de alguns ambidextros, que esperan el término de nuestra lucha sagrada para agregarse sin riesgo al partido vencedor.


Ha visto el Excmo. Senado con el mayor placer el erudito i bien fundado dictámen de Ud. en apoyo i defensa de la union del Seminario al Instituto Nacional. No ha podido dar mejor prueba del aprecio que se ha merecido, que uniformar con él todos sus votos para su ejecucion i cumplimiento. Viva Ud. satisfecho que la primera Majistratura del Estado distinguirá siempre la benemérita persona de Ud., que ha sabido preferir la libertad de su país a los premios i empleos serviles de la tiranía. De suprema órden lo comunico a Ud. para su intelijencia. —Dios guarde a Ud. muchos años. —Santiago, Marzo 16 de 1819. —José María Villarreal, secretatario. —Señor doctor don José Antonio Rodriguez.

Centrar(Contestacion)

De suprema órden del Excmo. Senado se ha servido Ud. comunicarme hoi haber sido aceptado por Su Exrelencia el dictámen que formé sobre la reunion del Seminario al Instituto. Como un consiguiente a ese honor, tan superior a mi mérito, me asegura Ud. seré siempre distinguido por la primera Majistratura del Estado en haber preferido la libertad de mi País a los premios i empleos serviles de la tiranía.

Si una sola palabra produce varias veces una coleccion de ideas ¡cuántas no habrán nacido con mi gratitud al leer, no una, sino muchas i todas dignas de un Cuerpo Soberano! Aprobar uniforme S. E. aquel dictámen hasta dignificarlo con su voto supremo, es ponerlo a cubierto de toda censura maligna, es dar la mejor recompensa a quien no ambiciona ni desea, es empeñarme a nuevos servicios que se presenten, es excitar la noble emulaccion de la juventud i un presajio de los felices progresos del Instituto. Desde que hubo Mecenas, hubo Virjilios, i ni Grecia habria llegado al epíteto de sabia, ni Roma al de docta, si en aquella el Areópago i en ésta el Senado no hubisen como descendido desde su alto asiento para alentar al modesto literato.

Así como la primera parte de la órden suprema me ha enternecido por reconocimiento i reflexion, la segunda exalta mi alma i ennoblece sus sentimientos. Ya S. E. del modo mas honorífico califica mi civismo, i nadie osará vitutuperar en mí lo que dió heroicidad a un Lautaro. El grito de la naturaleza debe hacer enmudecer a la política. Así, pues, yo conservaré la honorífica órden de S. E. como el monumento mas precioso de mi vida i me cubriré con ella mejor que con la éjida de Minerva.

Ud., que ha sido el apreciable órgano para dejarme tan complacido i obligado, espero se digne serlo tambien para valorizar ante S. E. esta sinrera espresion de mi gratitud i sentimientos. —Dios guarde a Ud. muchos años. —Santiago, Marzo 16 de 1819. —José Antonio Rodriguez. —Señor secretario del Excmo. Senado.


Es ciertamente mui justa la gratitud i complacencia del doctor Rodriguez. La aprobacion de su fundado dictámen, le escusa responder a críticas mal intencionadas, como escusó el Solorzano contestar las Observaciones de Antonio Lelio, Fiscal de la Cámara Apostólica; porque el Rei i el Consejo aceptaron lo que escribió sobre Regalías de la Corona en materias eclesiásticas, i no quisieron respondiese a los delirios de aquel libelo. La calificacion de su patriotismo no puede ser ni mas so


  1. Marq. de la Regal.