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SESION DE DICIEMBRE DE 1819

debe procurar disipar la preocupacion que jeneralmente existe en contra de la facultad; ponerla en mejor pié i darle mas estimacion en la sociedad como en otros países cultos a donde goza igual rango con la clerecía i con la profesion de leyes: para esto se debe cortar la conexion que se ha formado entre esta facultad i el oficio de los barberos, cuya afinidad no es racional i orijina solamente de la necesidad i de la escasez de facultativos que hasta ahora ha habido en el país. Si se decretase que en adelante ningun barbero sangre, saque muelas, ni haga otras operaciones menores de la cirujía, luego la facultad tomaría otro carácter i no faltarían jentes de mejor clase que se dedicaran a ella, cuyos primeros pasos se deberían facilitar asignándoles algun premio, a fin de que tuviesen con qué mantenerse i vestirse. Mándese que en cada hospital haya practicantes proporcionados al número de los enfermos, con un salario que, aunque corto, les sirva para la subsistencia; pero que estén obligados por escritura i bajo de fianza a servir por un término fijo, como de cinco, seis o siete años; que estén como aprendices del hospital, i que asistan a las lecciones que se den en el hospital o en otra parte, i acabado el término de su servicio, que se admitan al exámen del protomedicato, precediendo un certificado del médico de su buena conducta i aprovechamiento, i recibida la aprobacion del protomedicato, entren en la facultad i tengan derecho de ejercitarla sin pasar por otros trámites. De este modo, no faltarán jóvenes decentes que sirvan de practicantes en los hospitales, tal vez sin sueldo, i se irá formando un número de facultativos prácticos para el beneficio de sus conciudadanos.

Este sistema de educacion es fácil de ejecucion i ciertamente eficaz, miéntras que el de Grajales probablemente quedará en especulaciones, sin que llegue jamas a ponerse en práctica, porque se ve que en el dia no hai, ni por los últimos dos o tres años ha habido un solo jóven que se haya dedicado a estudiar la facultad metódicamente. Vuelvo, pues, a decir que en Chile no se necesita tanto una escuela para enseñar cuanto un estímulo para aprender, i, habiéndole, no faltarán quiénes se empeñen en la facultad. A este objeto se deben dejar subdivididos los empleos públicos que corresponden a la facultad i en lugar de suprimir las rentas aumentarlas. ¿Tiene el Gobierno de Inglaterra que pensionarse en proveer buenos facultativos para la asistencia del pueblo? Al contrario, siempre sobran facultativos hábiles, miéntras que los mayores obstáculos embarazan los primeros pasos de los estudiantes i grandes gastos acompañan toda la carrera de estudio, que dura lo ménos siete años: no oyen una sola leccion sin pagar, ni ménos asisten a un hospital sin que les cueste mas de doscientos pesos al año; i ¿por qué hai tantos émulos, tantos emprendedores en una facultad la mas difícil de aprender i mas odiosa para ejercitar? Todo consiste en que hai varios empleos que proporcionan a los que se califiquen para obtenerlos una subsistencia segura i competente, único estímulo permanente que impele a los hombres a empresas árduas i penosas.

El ejército de Inglaterra da ocupacion a mas de mil cirujanos, la armada a dos tantos i hai infinitos otros empleos civiles que sirven de estímulo a ios jóvenes, ademas de la práctica particular, que es mui bien premiada; de modo que las mejores familias destinan sus hijos a esta facultad i los facultativos maestros reciben premios mui crecidos para la enseñanza de los discípulos. Existe en Londres un cirujano que no admite un jóven para enseñarle su arte por ménos de cuatro mil pesos. Debemos, pues, inferir que la propuesta de Grajales de reunir los empleos en cuatro catedráticos es perjudicial al objeto que se intenta lograr; i me atrevo a decir que si se pone en práctica, en poco tiempo no habrá un buen facultativo que cure en los hospitales, ni quien quiera tomarse la pension de oficiar en las cátedras porque las obligaciones de ambos oficios unidos son mui pesadas, i si se cumplen como se debe, ocupan mucho tiempo, i no se compensan con las rentas que se ha propuesto asignarles; de modo que los mejores facultativos se retirarán pronto, dedicándose a la ocupacion mas provechosa de la práctica particular, interesándose poco en la empresa infructuosa de enseñar. Lo contrario sucederá si se dejan los empleos separados, aunque sea con los cortos salarios que actualmente tienen; créase que no se necesitará de mas para dar un impulso al talento nativo del país, i en pocos años habrá bastantes facultativos buenos, naturales, o si los hijos del país no quieren aprender una facultad que merece la estimacion i agradecimiento de la sociedad, no dejará de haber estranjeros empeñosos que vengan a ejercitarla.

Si los fondos son tan escasos que no alcanzan a dotar las cátedras que se quiere establecer sin echar mano de las rentas de los hospitales, me parece mejor omitir una de las cátedras, i será en este caso la segunda de Grajales, cuyos objetos se pueden llenar en las cátedras de medicina i cirujía, sin perjuicio mayor a los estudiantes.

El disector anatómico i el secretario del colejio que propone el señor de Grajales, son oficiales útiles; pero si hai tan grande escasez de fondos, podrían dispensar de ellos, i el catedrático de anatomía, supuesto que no tenga otras obligaciones públicas, podria en persona hacer las disecciones precisas; o si no, lo puede ayudar el mas adelantado de los discípulos: los deberes del secretario se podrán desempeñar por los mismos catedráticos, cada uno en su departamento.

Los otros puntos que toca el señor de Grajales no interesan tanto al buen resultado del plan propuesto, i se pueden adoptar o nó, como acomoden mejor a los arbitrios pecuniarios del Instituto, a excepcion de la parte del 10.º adonde dispone la leccion anatómica para la tarde a fin